jueves, 26 de abril de 2018

ENTREVISTA A...

Hola a todos. Volvemos este jueves con esta nueva sección. Entrevistas a un/una bloguer que me gusta, que sigo y sobre todo, que recomiendo.

Hoy le toca a una bloguer que además tengo el gusto de conocer en persona y de decir que es una muy buena amiga. La sigo desde el principio de mi blog. Me gusta como escribe, me gusta su blog y sobre todo, me gustan sus recomendaciones. 

Ella es tri-madre (ya que se pone de moda lo de bi-madre, pues esto también sería correcto). También he tenido el gusto de conocer a sus hijos, ya crecidos, en edad adolescente, pero que son todos unos grandes chicos y a los que espero que el futuro les traigan muchas cosas buenas.

Ella es la bloguer que está detrás de Mis chic@s y yo

http://mischicosyyo.anagramix.com/

Primero de todo, gracias por acceder a esta mini-entrevista. Me alegro de contar contigo, porque como ya sabes, eres de las primeras blogueras que conocí y seguí tanto en RRSS como en tu blog. Supongo que la cercanía hizo mucho y me gustó ver lo que nos depara el futuro, pues tus hijos ya son algo más mayores.
- Cuéntame, ¿Cuánto tiempo llevas con el blog?

El blog de Mis chic@s y yo lo empecé en noviembre de 2014. Sin embargo, ya llevaba unos 5 años creando contenidos en el blog de una empresa que se llama Canguro en Casa y en otros medios. Así que si vamos sumando, son 9 añitos en este mundillo, o al menos 9 años escribiendo regularmente.

- ¿Por qué empezaste con el blog?

Seguro que Sir Ken Robinson diría que es porque encontré mi elemento. Una de mis aficiones preferidas es escribir y me gusta hacerlo sobre cualquier cosa que me parezca interesante o esté en mi punto de mira en un momento determinado. Además de escribir, me gusta compartir mis experiencias con los demás, y si puedo aportar algo que resulte interesante para alguien que esté pensando en organizar una salida, hacer una manualidad, leer un libro, o cocinar con sus hijos, ya me doy totalmente por satisfecha.

- ¿Qué es lo mejor que te ha dado el blog?

Lo mejor del blog, a parte de sentirlo como algo muy mío, es que te conduce a sumergirte en la blogosfera con todo lo que ello conlleva. La blogosfera es todo un mundo en el que he tenido la suerte de conocer a gente muy grande y hacer buenos amigos. 

- ¿Y lo peor? 

Lo peor es que a veces me resulta algo estresante. Es imposible estar en todo: leer, escribir, pasar por las RRSS,... y me lo tomo muy en serio. Por poner un ejemplo, soy excesivamente meticulosa y planificadora. Me gusta publicar según los días que tengo programados en mi agenda. Cuando por cuestiones cotidianas no puedo cumplir mis objetivos de publicación, no me siento nada bien.

- ¿Siempre quisiste ser madre de familia numerosa? Cuéntame el por qué de tu respuesta.
 
En realidad no siempre quise ser madre. No quería saber nada de niños hasta que cumplí más o menos 25, entonces sentí que había llegado mi momento y desee tener hijos. Fue una necesidad que podría calificar que surgió de forma instintiva y fue madurando con el tiempo. A los 29 fui madre por primera vez. Desde que viví la maternidad en primera persona me di cuenta de que era de las cosas más maravillosas que te da la vida y quise repetir. No me conformé con dos y fuimos a por el tercero, y porque mi marido se puso firme, que si no igual tendría otro más.

He disfrutado de la primera infancia de mis hijos al 100% (aunque quizá con la mayor no era tan consciente). Soy muy familiar y me encanta tener una familia grande, aunque, sobre todo cuando son pequeños, es algo cansado, todo es cuestión de organizarse. Siempre lo he vivido como un regalo. En casa todo se multiplica por tres, no solo lo que hay que comprar, también las alegrías, los problemas y las satisfacciones.



- Cuando eras pequeña soñabas que serías... 

No me lo creo ni yo, pero realmente lo que soñaba era con ser una yuppie, superbien vestida, con su maletín y volcada totalmente en su trabajo. Nada que ver con lo que soy actualmente.

Que conste, que conociendo a Montse en persona, nunca hubiera dicho que eso fuera lo que soñaba ser de mayor... ¡Cómo cambian las cosas! 

- Tus hijos son algo más mayores de lo que solemos ver por la blogsfera, me gusta por tus recomendaciones, y como he dicho, por ver "lo que nos espera" más allá de los 5-6 años. Entonces, me gustaría que nos dijera a las mamis con peques un consejo de madre. De esos que te hubiera gustado escuchar, (de corazón) cuando tus hijos eran más pequeños.

Qué vivan esos primeros años de manera consciente, saboreando la maternidad. Una especie de mindfulness aplicado a la crianza. Que valoren mucho las emociones de sus pequeños y empaticen con ellos. Qué eduquen de forma respetuosa, porque los niños tienen todo el derecho a ser tratados como personas pequeñitas. Que se retrotraigan a su propia infancia y les entiendan, les aporten seguridad, pocos limites y precisos. Que les brinden la oportunidad, dar confianza, fomentar la autonomía,...

Sobre la lactancia, cada uno es libre, pero la recomiendo totalmente. Dar el pecho es una de las cosas más bonitas de la maternidad. Aunque han pasado muchos años aún recuerdo sus ojitos fijos en los míos mientras lactaban, esa mirada que solo pueda entender otra madre que ha vivido la lactancia.

Dedicarles tiempo de calidad, brazos, juegos, mimos, canciones, cuentos,... Estas cosas les permitirán crear y reforzar vínculos, criar con apego,... De esta forma, cuando los niños crezcan, las madres sabrán que, aunque es inevitable que la vida avance, habrán vivido la maternidad en su totalidad y eso es algo que se mantiene dentro por más años que pasen. Por otra parte, dicen que según sea la relación en la primera infancia así será la adolescencia. Al respecto solo puedo decir que vivan el momento y no teman a la adolescencia, porque es una etapa muy bonita, y con un poco de suerte irán recogiendo los frutos que han ido sembrando en la niñez.

- Por último, recomiéndame un blog que siempre hayas seguido y esté en el top de blogs de tu lista.

Lo cierto es que hay varios que sigo desde que empecé con Mis Chic@s y Yo. Aparte del tuyo, que no hace falta decir que es uno de mis favoritos, citaré 2 más: uno es el de Mónica Mamistar Blog, que siempre nos trae unas recetas estupendas y el otro es el de Vero, La Opinión de Mamá, especialmente por las cositas que nos recomienda o las que no.

Por último agradecerte que hayas confiado en mí para la entrevista.


La verdad es que el placer ha sido mío de poderte traer a mi rinconcito y saber algo más de ti y es que las apariencias engañana, y sí, lo digo por lo que soñabas ser de pequeña :) 

Montse es una mujer estupenda a la que no podéis perderos en su blog. Recomendaciones de libros, escapadas con los hijos, manualidades,... 

No os lo penséis más y seguidla. 

Os dejo sus RRSS para que también podáis verla en otros sitios.

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martes, 24 de abril de 2018

REMORDIMIENTOS. CULPA. MALESTAR

Hace tiempo que le doy vueltas a este tema. Los remordimientos, la culpa, el malestar.

Cuando te quedas embarazada tu mundo cambia. ¿De verdad dejamos de ser personas para convertirnos solo en madres?

Parece que todo lo que has vivido ya no existe. Solo existe tu faceta de madre. Da igual que hayas descubierto una cura contra la peor enfermedad del mundo, eres madre y todo queda relegado a un segundo plano.

Entender por donde van los tiros...

Desde el momento en que te conviertes en madre, la culpa y el remordimiento se apodera de ti. Puedes sentir hasta un malestar que no te deja vivir en paz.

¿Pero por qué? ¿Está en la naturaleza de la mujer sentirse así?

Yo me siento culpable mil millones de veces a la semana. Cuando no es porque chillo a mi hija en un momento de desesperación, es porque ella se queda llorando en brazos de su padre mientras me voy a trabajar, o cuando se pone mala y me llaman del cole y mando a la abuela porque yo no puedo ir. O la conciencia no me deja tranquila porque la convenzo de irse con los abuelos un rato para poder tener ese momento para mi. Sea para cocinar, que me encanta, sea para ducharme tranquila o sea simplemente para tirarme en el sofá y ver una serie. O siento remordimientos en el momento en que unos compañeros me dicen, al salir nos vamos de birras, te vienes? Y mi respuesta es No, tengo que ir a casa que me espera la niña, pero por dentro grito QUIERO IR!!! QUIERO TIEMPO PARA MI, necesito momentos de desconexión, sea tomando unas cervezas o tumbarme en la cama mientras me leo un buen libro y no hay nada más alrededor.


Pero la culpa, el remordimiento por sentirte mala madre, que no llegas a la altura, que has tenido un pensamiento impropio de madre no te deja vivir. Ahí está tu Pepito Grillo particular diciéndote... esto no es bueno para ella. Deberías sentirte afortunada por la familia que tienes. No deberías quejarte tanto por temas tan tontos. La peque te quiere a pesar de no ser la mejor madre del mundo y así, mil cosas más.

Y mi pregunta es: ¿esto no lo hacemos nosotras mismas porque nos exigimos demasiado? ¿nuestras madres o abuelas se sentían de esa manera? ¿hoy día, la sociedad nos mira con más detenimiento y esto hace que no sepamos si lo estamos haciendo bien o mal?

Decidme, ¿vosotras también os sentís así? ¿No estáis cansadas de la p******a culpa? ¿no os gustaría tener un unicornio en vuestra conciencia gritando miiiiiiiiii, en vez de un Pepito Grillo molestando en todo momento?

viernes, 20 de abril de 2018

CHEERZ PIENSA EN ESE DÍA TAN ESPECIAL PARA LAS MADRES

Dentro de poco llega el gran día para las mamis, nuestros peques nos prepararán un desayuno especial, una manualidad o nos comprarán algo que piensen que nos encantará. 

Ya sabéis que hace poco tuve la oportunidad de colaborar con CHEERZ y quedé encantada con el resultado. Era la primera vez que utilizaba una aplicación para preparar un álbum de fotos y como dije, no será la última vez.

Así que imaginaros cómo me sentí cuando me dijeron que querían volver a colaborar, pero esta vez para mi día, porque sí, soy de las que piensa que el día de la madre es muy especial para todas nosotras.

¿Por qué? Muchas madres, por no decir todas, estamos sometidas a mucha presión. La sociedad, el trabajo, la casa, la familia, ... hay mil cosas que anteponemos a nosotras y sí, es un error, pero lo hacemos y la mayoría de veces solo lo hacemos por ellos. Nuestros hijos, nuestra familia. Y este día, el día de la madre, es nuestro día, porque nuestros niños nos enseñan, si se puede, todavía más, cuánto nos quieren y en mi casa, ese día yo no hago nada. Soy la reina y lo único que tengo que hacer es pedir y mis deseos serán concedidos.

Pero a lo que voy, CHEERZ también ha pensado en nosotras, las mamis y en ayudar a nuestras parejas e hijos a elegir un regalo que pueda albergar algo tan bonito como son los recuerdos y por ello han creado la Colección Día de la madre, que se compone de:


Este álbum de fotos es para las madres más originales. Un álbum con un temática floral inspirada en los cerezos japoneses de Sakura, personalizado e impreso de alta calidad, lleno de recuerdos e historias para recordar siempre juntos.

¿Por qué elegir un álbum de fotos para el Día de la Madre? La vida de una madre está llena de recuerdos especiales: la primera vez que coges a tu bebé en brazos. El primer baño. La primera sonrisa. Una mirada cómplice. Sus primeros pasos... y es que ELLOS crecen rápido y nosotros nos hartamos de hacerles fotos que conservamos en formatos digitales pero ¿qué pasa cuando estos fallan, o perdemos el móvil, o no tenemos espacio suficiente y empezamos a borrar recuerdos o, simplemente, acaban cayendo en el olvido todas esas fotografías? ¿Nos quedamos sin recuerdos? ¡Ni de broma!



Ahora, gracias a CHEERZ tenemos la oportunidad de reunir todos estos recuerdos únicos y llenos de ternura para que puedan pasar de generación en generación y así viajar en el tiempo de la mano de nuestros hijos. ¡Porque nuestras fotos de hoy son sus recuerdos de mañana!


¿Sois mamás de las que piensan que una imagen vale más que mil palabras? ¿Tenéis ese momento único, una imagen que quita el hipo? ¿Te gusta que esa imagen esté en un lugar privilegiado de tu casa y que todo el mundo pueda verla?


Entonces ya lo sabes: este es tu regalo perfecto. Un marco de fotos metálico bañado en oro rosa para regalar a tu madre o en mi caso, que mi peque me lo regale y con esa foto única em formato cuadrado 10 x 10 cm y donde además puedes añadir, en la parte posterior, unas bonitas palabras o, para los más atrevidos, un poema.


Y es que debería ser obligatorio, en un día tan especial tener algo que te recuerde ese momento único e irrepetible.


Doce imanes dentro de una preciosa cajita florar, inspirada en cerezos japoneses.

12 imanes vintage que nos transportarán al pasado con recuerdos del presente, que queremos guardar para el futuro.


Doce fotos, para doce imanes vintage, en el formato 8.2x6.8cm, para poderlos pegar en todas las superficies metálicas y así tenerlos siempre presente. 


12 imanes que se pueden personalizar completamente con el borde de diferentes colores e incluso poder añadir nuestra propia frase, acompañada de un emoji. Doce imanes que decorarán nuestra nevera, para que cuando estés delante de ella te rías recordando ese momento, que muchas veces olvidamos.


Y como CHEERZ quiere que tengas sí o sí tu regalo tan especial tenéis la oportunidad de conseguir un 25% de descuento en tu pedido con este código: TUALBUM (compra mínima de 20€) válido hasta el 01/07/2018 a las 23.59 ¿De verdad te vas a perder esta oportunidad?

martes, 17 de abril de 2018

VIDAS PERFECTAS EN RRSS. ¿SON REALES?

¿Cuántas veces has entrado en una red social y te has encontrado con esa foto perfecta, de una familia perfecta, con una pose perfecta y te has dicho, por qué yo no tengo esta vida?

A mi me ha pasado más de una vez. La red por excelencia para ver esto es Pinterest, así que intento evitarla para no llevarme el desencanto habitual al no verme reflejada en sus fotografías. No sé si es que me organizo fatal o es que esas personas tienen mucho tiempo libre, pero sí, ves esas fotos de "vidas perfectas" y depende del momento del día pues se te viene un mundo encima.

A mi me pasaba cuando estaba en casa, tumbada en el sofá, después de un día de trabajo duro en la oficina. La niña jugando por donde le daba la gana y dejando juguetes y lo que encontrara por el suelo del comedor, de la sala, de su habitación, de la nuestra...

Entonces entraba en una RRSS y ahí estaba. La foto perfecta. La familia perfecta. La casa impoluta. Miraba a mi alrededor y pensaba: ¿Esto es real? ¿De verdad tienen tiempo y energía para tener todo perfecto? Mierda! ahora tengo que levantarme y dejar mi casa bonita, pero no me apetece. Solo quiero estar un rato tumbada en el sofá o tirada en el suelo con la peque jugando con los coches.

Así que le fui dando vueltas. Empecé a mirar con sumo detalle cierto tipo de fotos. ¿Realmente es tan perfecto todo lo que vemos? ¿De verdad sus vidas son así de happy flowers? ¿Siempre sonriendo y sin nigún problema aparente?


Sinceramente, pienso que no son perfectas. Nadie es perfecto, así que es imposible que sus vidas sean TOTALMENTE perfectas. Pero sí creo que mucha gente es así por naturaleza. Ordenada, feliz, siempre sonriendo y viendo la parte buena de la vida. 

Yo lo reconozco, mi vida no es nada pinterest y para ello solo tenéis que entrar en mi perfil de instagram para ver que no hay nada perfecto (eso no significa que no encuadre la foto y le ponga algún filtro, que a todos nos gusta mejorar), pero es que ha llegado un punto de mi vida, de mi maternidad, que me da igual. Es la vida que tengo, es la vida que vivo y me gusta enseñarla tal y como es, sin maquillar. 

Lo mismo me pasa en el momento de la pose familiar. ¿Cuántas fotos os hacéis hasta llegar a una mínimamente decente? Yo puedo llegar a hacer una ráfaga de 80 fotos para poder elegir una en condiciones y al final qué pasa? que tardo tanto en elegir la foto en ponernos, en hacer algo, que o la niña se cansa, o nosotros salimos con cara de perros porque estamos enfadados y sí, un día (esta semana santa) dije, quiero una foto de los tres, me da igual que no salga perfecta. Nosotros no lo somos. Y esto es lo que salió:

No está nada mal, aunque los pelos volando no es que queden muy pinterest
No me gustan las apariencias. Soy de las que siguen un refrán a rajatabla: DIME DE QUÉ PRESUMES, Y TE DIRÉ DE LO QUE CARECES.
No sé si es la edad, si es mi pasotismo habitual para que nada me afecte más de lo necesario, o qué, pero me gustan las vidas imperfectas. Me gusta verme reflejada y por ello, no me gustan lo libros donde los autores nos sacan protagonistas perfectos físicamente, porque no me veo reflejada. No sigo a maternidades perfectas. Sigo a maternidades reales, porque me ayudan a sobrellevar momentos duros, me ayudan a darme cuenta que aunque a veces lo vemos todo negro y pensamos que no vamos a salir, hay gente que está igual y entonces no te sientes tan sola en todo este mundo.

A la gente que le gusten estas vidas tan perfectas, como digo, las RRSS están repletas, pero si realmente queréis conocer a madres con maternidades reales, os puedo pasar a grandes amigas y blogueras que nos enseñan que nada es perfecto y que no tenemos que morir por ello.

Ah! Y a las marcas les interesa que tengas seguidores, no que tu casa esté totalmente recogida e impoluta 😜😜😜

viernes, 13 de abril de 2018

RECETA: MI VERSIÓN DE LA CHARLOTA DE FRESAS

He pensado que hoy es un día perfecto para subir una receta y qué mejor que la receta de un postre, que en casa, a todos les encanta.

Es rápida, fácil y refrescante y ahora con el tiempo de las fresas, qué mejor que un postre para toda la familia?

Hace poco fue el cumpleaños de mi madre y como no, me llamó y me pidió que le hiciera esta tarta. Creo que es de sus preferidas

Aquí os dejo los ingredientes:


- 6 hojas de gelatina
- 250 gr de fresas
- 200 gr de azúcar
- zumo de 1 limón
- 1 yogurt natural (también sirve si tienes de fresa)
- 400 gr nata líquida para montar

Base de nuestra tarta:
- En un principio la Charlota de fresas lleva una base de bizcochos soletilla. Pero como la cumpleañera le gusta esta tarta, pero no los bizcochos, hice una base de galleta y para ello utilicé:
- Galletas Maria
- 90 gr mantequilla


RECETA:

Normalmente, lo primero que hago es hacer la receta de la tarta, pero esta vez, como debía hacer una base de galletas y es mejor que repose, hice primero la base. Para ello no hay nada más fácil que coger una ristra de galletas Maria, ponerlas en la picadora y darle al botón. 

Si no tenéis picadora, no hay problema. Se ponen las galletas dentro de una bolsa de plástico y con un rodillo se aplastan.



Cuando tenemos arena de galletas, fundimos la mantequilla en el microondas y mezclamos con las galletas.

Para que salga mejor, forramos nuestro molde con papel de hornear y ponemos la masa que se nos ha hecho con la galleta y mantequilla y aplastamos con una espátula, cuchara (mojada un poco en agua) o con los mismos dedos.

Metemos el molde en la nevera, para que la base se endurezca.

Ahora pasamos a la receta del pastel, y siempre empiezo por poner las 6 hojas de gelatina en agua muy fría. Tienen que hidratarse, así que deben dejarse un mínimo de 10 minutos.

Mientras las hojas de gelatina se están hidratando, en un vaso para triturar pongo el azúcar, el zumo de limón y las fresas (siempre las corto un poco) y trituro la mezcla.

Cuando está bien triturado, lo pongo en una cacerola, a fuego lento durante 10 minutos, aproximadamente. IMPORTANTE! nunca se debe dejar de remover, pues lo importante es que esté caliente, pero que no hierva.

Pasados los 10 minutos, sacamos la cacerola del fuego y añadimos la gelatina (bien escurrida) a la mezcla y batimos. Lo dejamos apartado para que se enfríe.

Ahora nos ponemos con la nata. Para ello, si tienes una máquina con varillas, deberás poner la nata para montar. Para que monte mejor, normalmente, pongo el bol que voy a utilizar en la parte de la nevera más fría, o si no tengo sitio, directamente en el congelador. La nata, también la tengo en la nevera. Montamos la nata.

Cuando la mezcla anterior de fresas, esté ya templada o fría, añadimos el yogurt (natural o de fresa) y mezclamos.

Lo último que nos queda es juntar la mezcla con la nata y para ello, nos ayudaremos de una espátula y de paciencia, pues para que la nata no pierda cuerpo, lo importante es ir juntando poco a poco los ingredientes y hacer movimientos envolventes. 

Normalmente yo pongo un poco de la nata en la mezcla. Lo hago para que la mezcla se asiente y coja fuerza. Entonces, poco a poco voy pasando esta mezcla al bol donde tengo la nata y con la ayuda de la espátula voy haciendo movimientos envolventes.

Cuando está totalmente mezclado, sacamos el molde de la nevera, comprobamos que la base está totalmente fría y echamos nuestra mezcla. Y metemos en la nevera.

Debemos dejar que cuaje, como mínimo 3 horas. Yo, normalmente, la hago un día antes del evento, para que esté más consistente.

POR CIERTO! Si hacéis la receta, pero con los bizcochos, en vez que con la base de galleta, solo se tendrá que poner la base del molde llena de bizcochos soletilla, echar la mezcla y por arte de magia, esos bizcochos subirán hacia arriba. Dejando la base arriba y para desmoldar solo tienes que darle la vuelta.

Lo último que quedaría sería la presentación. Como mi pastel era con base de galleta, simplemente cogí unas fresas que me sobraron y las corté por encima. Si la base la haces con los bizcochos y quieres hacer la auténtica charlota de fresas, solo tienes que poner los bizcochos alrededor, de pie y las fresas sobrantes cortadas por encima. 

Realmente es una tarta deliciosa y refrescante. A los peques les encanta por ese sabor a fresas con un toque más dulce.

martes, 10 de abril de 2018

CUANDO ME SENTÍ LA PEOR MADRE DEL MUNDO

Lo recuerdo como si fuera ayer... 

La peque tenía seis meses y nos fuimos a una reunión familiar. Llegamos al restaurante y fuimos a sentarnos. Me puse a la peque en mi regazo y mientras hablaba con un familiar sobre la peque y mi cambio de imagen (fue la época en la que empecé a perder tantos kilos), me di cuenta que no había cogido una cosa del bolso, así que con la niña en mi regazo fui a cogerlo, y ella que estaba haciendo pedorretas para que se rieran nuestros familiares se cayó.

Literalmente se cayó de mis piernas, se fue hacia atrás y yo no reaccioné. Me quedé quieta. Cayó de espaldas al suelo y me quedé helada. 

Dos segundos y entonces empezó lo peor, su llanto. Lloraba como si no hubiera un mañana, a gritos, lagrimones tan grandes como ella. No había qué la calmara. Salí del restaurante, me fui con ella y mi medio limón a la calle. Y entonces, ahí, mientras la cogía en brazos y me sentía la peor madre del mundó exploté. Me puse a llorar. No podía parar. 

¿Pero cómo se me había podido caer? Ella es lo más preciado que tengo. Por ella daría la vida y se me ha caído de mi regazo y lo peor es que no he sabido reaccionar para cogerla a tiempo, para que se quedara en un susto. Era imposible sentirse peor. 

Algunos familiares que todavía no habían llegado nos vieron en la calle. Viéndome llorar se preocuparon y una de ellas se paró a hablar conmigo. 


Recupero esta foto de ella, después de la caída, con su actitud siempre sonriente
- Sé que te sientes la peor madre del mundo, pero a todas nos ha pasado. A mi, el peque se me cayó con dos meses, se resbaló de mi brazo. Por suerte no fue nada, como a tu peque. Es más el susto que nos llevamos nosotras que otra cosa, así que ahora sácalo todo. Desahógate y no te fustigues más.

Esas palabras me ayudaron a calmarme, pero igualmente, me sentí lo peor. 

En el momento en el que nacen te haces la promesa que cuidarás de ese bebé con tu vida. Es tu mundo y tienes que cuidarlo, pues ellos están indefensos. Yo, su madre, la persona más importante en su vida (junto a su padre) en ese momento dejé que se cayera. No reaccioné, no hice nada. 

Todo esto hizo que pasara el peor día de mi vida. Finalmente la peque se calmó. Cogió la teti y al rato se quedó dormida. Luego cuando se despertó ya no se acordaba de nada, pero el chichón de su cabeza me lo recordaba constantemente.

La peque ha tenido otras caídas. Cuando ha empezado a andar, el día que se rompió los dientes, que sé que ya conocéis la historia, pero si no, os la dejo aquí. Pero ese día, el día que se cayó de mi regazo, haciéndome sentir la peor madre del mundo no se me pasará en la vida.

¡Ah! y sí, la he salvado de otras  caídas, como la vez que casi se cae de cabeza del sofá. La cogí de un pie y la levanté volando... Ella, riéndose a carcajadas, pensando que era un juego y yo aliviada porque esta vez fui lo suficientemente rápida para que no volviera a pasar.

¿Y vosotras? ¿Se os ha caído vuestro bebé de los brazos? ¿Os habéis sentido tan mal como yo?

martes, 3 de abril de 2018

CRIANDO A UNA PEQUEÑA CONSENTIDA

Desde que la peque nació, tuve claro que le querría dar todo aquello que yo no pude tener, pero siempre, enseñándole el valor de las cosas, del esfuerzo y sobre todo de que el dinero no crece en los árboles.

Desgraciadamente, mi medio limón y yo, laboralmente hablando, no tenemos mucha suerte. Yo tengo trabajo (y parece que mi situación mejora), pero él ahora mismo está en el paro, pero aunque no estuviera, nuestros sueldos, juntos, era como el de uno solo. De ello tenemos que sacar para pagar facturas y primera necesidad (como comida). Pocas veces nos damos un capricho y el mes que lo hacemos, al siguiente, podemos renquear un poco. Además, recibimos algo de ayuda para poder llegar a fin de mes, porque os digo yo, que si no, no llegamos, por muchos malabares que hago con las cuentas.

Hay una cosa que siempre hemos tenido clara a la hora de tener a la peque, y era el colegio donde queríamos que fuera. Yo me enamoré del sistema educativo de ese colegio desde que lo conocí y encima, cerquita de casa. Pero el cole es concertado, así que una pequeña parte del sueldo se nos va en su educación, sinceramente es lo que menos me importa, pero significa que lo poco que podíamos a ahorrar para un caprichito, ahora no lo tenemos.

Así que tampoco tenemos dinero para que alguien nos la cuide por la tarde (hablo de cuando mi marido tenía trabajo). Y como no podemos conciliar con los horarios que tenemos (o mas bien teníamos), muchas veces, por no decir cada día (entre semana) teníamos que tirar de los abuelos (maternos) para que nos la cuidaran hasta que uno de los dos (yo), llegara a casa.

Sé que los abuelos están como locos con su nieta. Es la niña de sus ojos y se les nota, solo hay que poner un barreño debajo de su cara cada vez que hablan de ella, porque un día con la baba, salimos nadando. Yo me siento orgullosa de ello y sé que, ya que a mi no me pudieron dar muchas cosas (porque económicamente estaban como nosotros ahora), quieren compensar con dinero esa carencia. Pero no me parece bien.

Os explico el tema en profundidad lo que nos estuvo pasando mientras mi medio limón tenía un trabajo de tarde.

La abuela iba a buscarla al cole cada día. Y cada día pasaban por una tienda o bazar y la peque se encaprichaba de algún muñeco o juguete. Sin pensárselo, la abuela se lo compraba y la niña tan feliz.
¿Qué pasaba con ese juguete al día siguiente? Que se había olvidado de él, porque volvían a pasar por una tienda o bazar, donde veía uno nuevo y lo quería y, por supuesto, la abuela se lo compraba.
Si eso pasara de vez en cuando, de verdad que no me importaría, pero pasaba cada día. Cada día de la semana que ella iba a buscarla. Así que imaginaros el panorama cuando mi medio limón o yo íbamos a recogerla. Sí o sí quería algo y nosotros no se lo comprábamos. Nos armaba el cirio del siglo, se cabreba, lloraba y gritaba. Daba igual que le intentaramos explicar algo, porque no lo entendía. Y es que el día que no tenía un peluche nuevo, tenía un muñeco de goma pequeño, si no un huevo kinder (mejor no os hablo de los dichosos huevos, porque no se los come, ella ese chocolate lo odia, ella quiere lo que hay dentro).
Día tras día tenía un juguete diferente.


Entonces llegó el momento de que su padre se quedó en paro. Las cosas cambiaron, mi marido empezó a ir a recogerla al colegio cada tarde. Y como no, se la liaba cada día. Él no lleva un duro en la cartera y cuando digo ni un duro, es que por no llevar, no lleva ni 10 céntimos. Así que la niña quiere un juguete nuevo. El padre le dice que no puede porque no tiene dinero y porque no le parece normal que se le compre algo cada día y entonces la peque estalla en una señora rabieta. De esas de grito, lloro y me paso 20 minutos de reloj llorando y moqueando por las esquinas.

Como digo a la peque por mucho que se lo quieras explicar, no lo termina de entender, pero cuando quieres hablar con la abuela eso sí que es darse contra una pared. Su frase favorita es: los padres están para educar y los abuelos para malcriar. Pues sí, ella sigue esa regla a raja tabla. El problema... que tenemos a una pequeña consentida. En cuanto ella ve una sola lágrima en la peque, corre rauda y veloz a comprarle algo, para que no llore más. La niña consigue lo que quiere después de la rabieta y cuando llego yo, lo primero que hace es enseñarme su nuevo juguete y dejarme claro quién se lo ha regalado.

No sé si con estas palabras os puedo transmitir la impotencia y la rabia que siento. Pero es así. Me siento mal, muy mal. Porque ella ha pasado por la misma situación en la que estamos nosotros y, es verdad, no tuvo tanta ayuda como nosotros, pero de ahí a socabar nuestra autoridad, no me gusta.  Me siento mal, porque no puedo darle a mi hija algún capricho, pero ella sí, le da mil, y si le diera uno de vez en cuando, de verdad que no me quejaría, pero es cada día (llueve, haga frío, sol. Se porte bien o se porte regular. Da lo mismo, ella se lo lleva. Y ya no digo nada cuando cae enferma, que sí o sí tiene un regalo).  
¿En qué posición me deja a mi como madre?

¿Qué pasa cuando vamos al supermercado, pide una chuche y le decimos que no? Antes, no pasaba nada. Le dabas una fruta y la niña más feliz del mundo. Ahora... como no le des la chuche, rabieta al canto. Porque esta es otra... la alimentación. Quiero que mi hija coma de todo y que se coma un sugus de vez en cuando me da igual, pero que yo digo que es uno a la semana y ella le dé uno cada día, a mis espaldas me repatea. Y es que ahora la peque empieza a hablar con todas las consecuencias. Y así es como nos enteramos de todo lo que nos esconde.

Lo peor es cuando mi marido le pide que no le compre nada más. La respuesta es rápida y sencilla: Le compro lo que me da la gana y mientras tenga dinero le compraré todo lo que ella quiera.

Así que lo único que pienso es en que estoy criando a una pequeña consentida y esto se me va de las manos. Una niña que no le da valor a las cosas, no le da valor al esfuerzo de sus padres, no le da valor absolutamente a nada y que cuando oye la palabra no, se monta la de San Quintín.

Quiero poner límites, pero no solo a mi hija. También a la abuela. ¿Pero cómo hacerlo? Y lo pregunto en serio, porque ella siempre nos hace el "favor" de cuidar de la niña si nosotros, por trabajo no podemos. Pero no puede ser que la críe con todo esto.