jueves, 21 de febrero de 2019

NUEVA MODA O LOCURA. ANTIVACUNAS

Llevo tiempo queriendo escribir este post. Pero quería encontrar la inspiración para hablar sobre ello. Y gracias a un hilo de Twitter de Pregunta Mamá. El hilo en cuestión hablaba sobre lo qué pasó por tomar la decisión de no ponerle la vacuna a su hijo pequeño. 

El movimiento anti-vacunas siempre ha existido. Sea por tema religioso, político o por conspiración. Personas de todo el mundo deciden no vacunarse y no vacunar a sus hijos

Pero no llego a entender que en la era de la sobreinformación tengamos este problema y cada día sea más elevado. Hoy día, que podemos acceder a todos los estudios que queramos o necesitemos al alcance de un solo click. Y si todavía con esto surgen dudas, acude a tu médico de cabecera, coméntaselo y que te informe de todos los posibles efectos secundarios.

Y este movimiento pone en peligro a la humanidad. Sí, a la humanidad. Desinforman a la población y exponen a todo el mundo a enfermedades que creíamos erradicadas, simplemente por pensar que las vacunas son cosa del diablo, que nos las ponen para tenernos controlados o simplemente porque piensan que esa vacuna te puede matar o dejar alguna secuela.

Hoy día tenemos muchas enfermedades a rajatabla, sin que salgan, gracias a las vacunas. Enfermedades que en su día arrasaron nuestra población. Y degraciadamente, gracias a este movimiento que crece día a día, ESTAMOS PONIENDO EN RIESGO A NUESTROS HIJOS, de manera gratuita. Exponemos a los demás a enfermedades innecesariamente. ¿Realmente esto no lo ven?

miércoles, 13 de febrero de 2019

LA CARA OCULTA DE LAS REDES SOCIALES

Me gustan las RRSS, creo que son una herramienta fundamental en los tiempos que corren, pero también me he dado cuenta (a base de palos y más palos) que también es un sitio donde el odio y las mentiras se elevan exponencialmente.

En este país tenemos, lo que se llama: Libertad de expresión. Se supone que es así y todos lo tienen bien aprendido, así que siempre exponen sus puntos de vista, sin importar lo que les puedan decir, luego vienen los haters y te dejan a la altura del  betún porque no sigues la estela del resto.

Es así, la libertad de expresión es poder decir lo que se piensa. Es poder expresarse. Yo abrí este blog para hablar de mi maternidad sin tapujos, de poder hablar de mis problemas, cuando surgen, con la peque, e igual que el mío que es de maternidad, hoy día tenemos blogs y páginas de todo tipo. 

Todo bloguero, podcaster, vloguero,... que se precie, tiene que tener, además sus redes sociales para exponer puntos de vista, vivencias,... Las que más: Twitter, Facebook e Instagram. Los "mierdebloguers" como yo, también tenemos RRSS, es más, es donde hacemos nuestra vida 2.0, donde interactuamos más con nuestros seguidores, los cuales muchos se convierten en amigos.



Todos sabemos que el mundo 2.0 está plagado de buenas personas y, sinceramente, he tenido la suerte de conocer a unos cuantos que merecen la pena. Algunos todavía no les he podido abrazar, pero espero que eso cambie pronto. Han pasado de ser amigas de redes sociales a amigas con las que cuentas en momentos difíciles. Amigas que no te juzgan. Amigas que se preocupan por ti. Pero también he podido conocer en persona y abrazar a otras tantas a las que aprecio muchísimo. Personas en las que sé que puedo confiar.

Pero no todo es de color de rosa. También hay gente que bajo un pseudónimo se dedican a hacer daño a los demás. Hay personas que se crean mil perfiles para poder así dar rienda suelta a poder decir lo que sea, aunque con ello te lleves por delante la reputación de otros que solo han querido trabajar y crear una buena armonía a su alrededor. Hay gente envidiosa que se dedica a hacer sentir mal a alguien que está feliz por algún acontecimiento. 

También están los grupos. Grupos de personas que se dedican a hablar mal de alguien que: No piensa igual que ellos y eso hace que se sientan atacados. O los que no se llevan bien porque desde un principio son totalmente contrarios. Este segundo caso el ejemplo más claro está en la comida que le podemos dar a nuestros hijos: Si le das o no azúcar. Gente que te tacha de mala madre por hacer X o Y y no seguir a las buenas madres del mundo.

Y os preguntareis por qué viene todo esto. 

Siempre he pensado que soy una persona algo desconfiada, en mi mundo 1.0 soy así. Si me presentan a alguien, soy simpática pero con ciertos límites. No te conozco y hasta no saber de qué pie calzas, no tendrás toda mi confianza. Pero cuando te la doy, soy tu amiga hasta la muerte y siempre estaré feliz por ti, tus logros y todo lo que te haga feliz y estaré en los momentos que necesites ayuda.

Esto en las RRSS es más difícil. Interactuas con gente. Te envías mensajes privados por twitter, pones me gusta a sus fotos en instagram, compartes sus publicaciones de facebook y piensas... mira! es como yo. Cuanto nos parecemos. Así que sí, alguna vez me han dado gato por liebre y me he sentido mal, me he sentido traicionada

¿Alguna vez habéis visto el programa de la MTV, CatFish? Pues sí, me he sentido como al tonto que mienten por internet y hacen que se enamore hasta las trancas de alguien que en realidad no existe. 

No. No me he enamorado. Pero sí he confiado y sí he dado la cara por gente que luego me han traicionado. Y lo que peor llevo es pensar que al ser RRSS todo el mundo puede creer lo que luego cuentan, siendo mentiras.

Si ahora todos pudiérais contestarme, me gustaría saber a cuántos de vosotros y vosotras os han hablado mal de alguien de una Red Social. Lo típico: es que esta me cae mal, porque un día me dijo esto, yo le contesté y como no pensaba igual me hizo una peineta y me ha puesto a parir en redes.


La cara oculta de las redes sociales (es nombre de película de serie B, de los sábados por la tarde) está presente y muchas personas activas en ellas lo hemos sufrido. Nos han engañado, nos han estafado, nos han traicionado y luego... luego han intentado que tu reputación esté manchada de por vida, para que tengas esa etiqueta que te marca de lo que no eres.

Nosotras, las madres, que abogamos por ayudar a nuestros hijos a ser mejores personas, a ser tolerantes, a ayudar a los demás, a no sentirse superiores porque tengas más o menos cosas. Somos las primeras que estamos en los berenjenales. Y me pongo dentro del grupo como madre y mujer, pero los que me conocéis bien sabéis que a mi los líos no me gustan nada. No me gustan los tuits al aire, no me gustan las dobles intenciones de digo una cosa, pero se puede interpretar mil. No me gustan las medias tintas y por ello, si tienes un problema o un conflicto lo mejor es hablarlo cara a cara (o en este caso, red social a red social), no hace falta que sea públicamente, pero si finalmente esas dos personas no se llevan bien, las redes sociales son muy extensas y hay sitios para todos, simplemente sigue con tu vida y deja en paz a la otra persona. 

Sólo pienso en el día que mi hija empiece con las RRSS... Quiero que aprenda de sus errores, pero también de los míos. No quiero que se sienta vulnerable o traicionada.  Aunque sé que se me escapa de las manos, sí puedo enseñarle a tener cuidado y en eso estamos ahora en casa.

martes, 5 de febrero de 2019

SUEÑO. ESPERANZA. DESÁNIMO. MIEDO

Cada mes cuando llega, la odio. Cada mes cuando la veo, lloro. Cada mes cuando siento que no ha podido ser, me entra un vacío enorme.

Todos los que me conocéis y seguís desde hace tiempo, sabéis que ser madre para mi fue un sueño hecho realidad. Cuando era joven soñaba con ser madre. Traer un ser al mundo, cuidarlo, criarlo, ...

Cuando conocí a mi medio limón, las cosas entre nosotros fueron rodadas. Sin darnos cuenta, vivíamos juntos, estábamos prometidos y al año de conocernos, nos estábamos dando el sí quiero.

Siempre hablamos de formar una familia y teníamos muchas ganas, pero como estábamos en un momento económico muy malo y no sabíamos qué iba a ser de nosotros, pensamos que lo mejor era esperar a un mejor momento.

La fortuna nos sonrió. Los dos estábamos trabajando y se veía que era para mucho tiempo, así que pensamos. Es el momento, ahora o nunca. 

A los tres meses de búsqueda, estaba embarazada. Mucha gente nos dijo lo afortunados que éramos porque la búsqueda no había sido tan larga como para otras parejas. La verdad es que sí nos sentimos afortunados.


Disfruté, todo lo que pude de mi embarazo.  Tuve un par de sustos que me hicieron temer que algo malo le pudiera pasar a la peque y aunque yo vivo en un constante ánimo de nerviosismo, pudimos vivir cosas muy, muy bonitas.

Hasta que, cuando estaba de 6 meses nos dieron la noticia. A mi marido lo echaban del trabajo, igual que algunos compañeros. La empresa había decidido cambiar de empresa externa de servicios y la nueva empresa no contemplaba la posibilidad de quedarse con los trabajadores que tenían.

Fue un duro golpe, pues como digo... esperamos al "momento ideal".

Como sabéis, los que habéis leído mis primeros posts, la peque se adelantó un par de semanas. Creo que oyó la palabra cesárea y pensó, a mi no me saca nadie. Sacó su genio, incluso antes de nacer. 

Desde el momento del nacimiento de Carlota supe que no quería que fuera hija única. Yo lo he sido y aunque nunca me ha faltado de nada, en general, siempre he sentido cierta envidia por todos aquellos que hablan de sus hermanos, de su infancia y de lo bien que se lo pasaban. Muchos de ellos, a día de hoy, tienen en su hermano o hermana, un pilar importante de su vida.


Quiero que ella tenga un hermano o una hermana. Quiero que nuestra familia crezca y nuestro amor también. 

A mi medio limón le costó horrores encontrar trabajo. Esa época fue muy dura, porque aunque intentaba animarlo. Aunque intentaba estar con él. No podía, no sabía qué hacer para que viera que no todo estaba perdido. 

Llegó un momento en que nos planteamos que fuera al psicólogo para que le ayudara en esos momentos. Se sentía una carga inútil y por mucho que buscara, no encontraba nada.

Y sí, hay luz al final del túnel y encontró un trabajo. No era el mejor del mundo. Pero él era feliz. Y lo fue durante casi dos años. 


Durante esos dos años nos volcamos en la peque y en que no le faltara de nada. Poco a poco veíamos estabilidad y nos planteamos el poder agrandar la familia. Ella con dos años y medio, pensamos que era un momento fabuloso. Pero el nuevo año no nos trajo muy buenas noticias. Fue cuando escribí el post, una de cal y otra de arena

Yo por fin encontré la oportunidad de crecer en mi trabajo, no en la empresa en la que estaba, si no, en lo que conlleva mi puesto de trabajo, gracias a un cambio. Pero mientras yo encontraba algo mejor, a él no lo renovaban. Todo se ponía en nuestra contra y decidimos que viendo lo que nos había pasado anteriormente, era mejor esperar.

Este año pasado llegó el momento. Me planté y decidí sacar el tema que estaba en el aire y decidimos que era ahora o nunca. Es verdad que no estamos, económicamente hablando, muy boyantes, pero no perdemos la esperanza y sabemos que llegará algo mejor, para uno o incluso, para los dos.

Así que nos tiramos a la piscina de la búsqueda con nuestras ilusiones puestas en este futuro y en ampliar este amor, esta unidad familia y es que deseamos con todas nuestras fuerzas que esto ocurra.

Parece ser que se nos resiste. Y mes a mes, cuando sabemos que no ha podido ser nos fastidia. Mi medio limón me apoya, me alenta y siempre me dice que para el próximo mes. Pero veo que esta ilusión, que este sueño, se nos escapa de las manos.

Hace poco, hablando mientras cenábamos me dijo: Cariño, sé la ilusión que tienes y yo también. Queremos ampliar la familia, darle un hermanito a la enana y ser inmensamente felices. Pero ya tenemos una edad, así que nos tenemos que plantear una fecha límite. Así que si en un año no nos hemos quedado tendremos que seguir adelante con nuestra vida siendo tres. Nosotros hemos puesto nuestro granito de arena en el mundo con Carlota. Y lo estamos haciendo estupendamente con ella. Eres una gran madre y eso no cambiará porque solo tengamos una hija.


Me rompió el alma. Se hizo mil pedazos. Fecha límite. Podéis pensar que mal será que en un año, habiendo sido padres antes, no me quede embarazada. Pero oír eso, esas palabras resonando en mi cabeza hicieron que me sumiera en un estado de angustia.

Tengo miedo de no poder hacerlo. Tengo miedo de que el no poder quedarme me pase factura, emocionalmente hablando. Que nos pase factura, como pareja. Que nos pase factura, como familia. 


Quiero centrarme. Quiero disfrutar de lo que tengo. Quiero dejar de agobiarme por un futuro del que no sé qué pasará.

Para ello necesito fuerza interior y por ello veréis que no estoy tan activa en RRSS como antes. Quiero tener a los míos cerca y dejar lo tóxico bien lejos. No me ayuda las guerras sin sentido, los malos rollos, ni nada. Por ello, quiero estar con ellos, con mi marido, con mi hija, con mis amigas de toda la vida, con mis auténticas y por supuesto, con mis piñas.