Mostrando entradas con la etiqueta fuerza. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta fuerza. Mostrar todas las entradas

martes, 5 de febrero de 2019

SUEÑO. ESPERANZA. DESÁNIMO. MIEDO

Cada mes cuando llega, la odio. Cada mes cuando la veo, lloro. Cada mes cuando siento que no ha podido ser, me entra un vacío enorme.

Todos los que me conocéis y seguís desde hace tiempo, sabéis que ser madre para mi fue un sueño hecho realidad. Cuando era joven soñaba con ser madre. Traer un ser al mundo, cuidarlo, criarlo, ...

Cuando conocí a mi medio limón, las cosas entre nosotros fueron rodadas. Sin darnos cuenta, vivíamos juntos, estábamos prometidos y al año de conocernos, nos estábamos dando el sí quiero.

Siempre hablamos de formar una familia y teníamos muchas ganas, pero como estábamos en un momento económico muy malo y no sabíamos qué iba a ser de nosotros, pensamos que lo mejor era esperar a un mejor momento.

La fortuna nos sonrió. Los dos estábamos trabajando y se veía que era para mucho tiempo, así que pensamos. Es el momento, ahora o nunca. 

A los tres meses de búsqueda, estaba embarazada. Mucha gente nos dijo lo afortunados que éramos porque la búsqueda no había sido tan larga como para otras parejas. La verdad es que sí nos sentimos afortunados.


Disfruté, todo lo que pude de mi embarazo.  Tuve un par de sustos que me hicieron temer que algo malo le pudiera pasar a la peque y aunque yo vivo en un constante ánimo de nerviosismo, pudimos vivir cosas muy, muy bonitas.

Hasta que, cuando estaba de 6 meses nos dieron la noticia. A mi marido lo echaban del trabajo, igual que algunos compañeros. La empresa había decidido cambiar de empresa externa de servicios y la nueva empresa no contemplaba la posibilidad de quedarse con los trabajadores que tenían.

Fue un duro golpe, pues como digo... esperamos al "momento ideal".

Como sabéis, los que habéis leído mis primeros posts, la peque se adelantó un par de semanas. Creo que oyó la palabra cesárea y pensó, a mi no me saca nadie. Sacó su genio, incluso antes de nacer. 

Desde el momento del nacimiento de Carlota supe que no quería que fuera hija única. Yo lo he sido y aunque nunca me ha faltado de nada, en general, siempre he sentido cierta envidia por todos aquellos que hablan de sus hermanos, de su infancia y de lo bien que se lo pasaban. Muchos de ellos, a día de hoy, tienen en su hermano o hermana, un pilar importante de su vida.


Quiero que ella tenga un hermano o una hermana. Quiero que nuestra familia crezca y nuestro amor también. 

A mi medio limón le costó horrores encontrar trabajo. Esa época fue muy dura, porque aunque intentaba animarlo. Aunque intentaba estar con él. No podía, no sabía qué hacer para que viera que no todo estaba perdido. 

Llegó un momento en que nos planteamos que fuera al psicólogo para que le ayudara en esos momentos. Se sentía una carga inútil y por mucho que buscara, no encontraba nada.

Y sí, hay luz al final del túnel y encontró un trabajo. No era el mejor del mundo. Pero él era feliz. Y lo fue durante casi dos años. 


Durante esos dos años nos volcamos en la peque y en que no le faltara de nada. Poco a poco veíamos estabilidad y nos planteamos el poder agrandar la familia. Ella con dos años y medio, pensamos que era un momento fabuloso. Pero el nuevo año no nos trajo muy buenas noticias. Fue cuando escribí el post, una de cal y otra de arena

Yo por fin encontré la oportunidad de crecer en mi trabajo, no en la empresa en la que estaba, si no, en lo que conlleva mi puesto de trabajo, gracias a un cambio. Pero mientras yo encontraba algo mejor, a él no lo renovaban. Todo se ponía en nuestra contra y decidimos que viendo lo que nos había pasado anteriormente, era mejor esperar.

Este año pasado llegó el momento. Me planté y decidí sacar el tema que estaba en el aire y decidimos que era ahora o nunca. Es verdad que no estamos, económicamente hablando, muy boyantes, pero no perdemos la esperanza y sabemos que llegará algo mejor, para uno o incluso, para los dos.

Así que nos tiramos a la piscina de la búsqueda con nuestras ilusiones puestas en este futuro y en ampliar este amor, esta unidad familia y es que deseamos con todas nuestras fuerzas que esto ocurra.

Parece ser que se nos resiste. Y mes a mes, cuando sabemos que no ha podido ser nos fastidia. Mi medio limón me apoya, me alenta y siempre me dice que para el próximo mes. Pero veo que esta ilusión, que este sueño, se nos escapa de las manos.

Hace poco, hablando mientras cenábamos me dijo: Cariño, sé la ilusión que tienes y yo también. Queremos ampliar la familia, darle un hermanito a la enana y ser inmensamente felices. Pero ya tenemos una edad, así que nos tenemos que plantear una fecha límite. Así que si en un año no nos hemos quedado tendremos que seguir adelante con nuestra vida siendo tres. Nosotros hemos puesto nuestro granito de arena en el mundo con Carlota. Y lo estamos haciendo estupendamente con ella. Eres una gran madre y eso no cambiará porque solo tengamos una hija.


Me rompió el alma. Se hizo mil pedazos. Fecha límite. Podéis pensar que mal será que en un año, habiendo sido padres antes, no me quede embarazada. Pero oír eso, esas palabras resonando en mi cabeza hicieron que me sumiera en un estado de angustia.

Tengo miedo de no poder hacerlo. Tengo miedo de que el no poder quedarme me pase factura, emocionalmente hablando. Que nos pase factura, como pareja. Que nos pase factura, como familia. 


Quiero centrarme. Quiero disfrutar de lo que tengo. Quiero dejar de agobiarme por un futuro del que no sé qué pasará.

Para ello necesito fuerza interior y por ello veréis que no estoy tan activa en RRSS como antes. Quiero tener a los míos cerca y dejar lo tóxico bien lejos. No me ayuda las guerras sin sentido, los malos rollos, ni nada. Por ello, quiero estar con ellos, con mi marido, con mi hija, con mis amigas de toda la vida, con mis auténticas y por supuesto, con mis piñas.