Todas lo sabemos. La maternidad no es de color de rosa. Tenemos momentos en que nuestro cuerpo y/o nuestra mente flaquean y todo se nos hace un mundo. No ayuda mucho, en esos momentos, que nos sintamos juzgadas. Algo que las mujeres parece que nos encante hacer.
Ya sabéis que siempre he sido de las que aboga por respeto. Respeto a nosotras mismas, respeto a nuestras maternidades y respeto a nuestros hijos. Ninguna estamos cortadas por el mismo patrón y lo que va bien para una, para otra va fatal. Pero no por ello es mejor o peor madre.
Como odio estas etiquetas...
Por eso, hoy quiero hablar sobre algunos de esos temas que toda madre tiene miedo a sacar y que cuando lo saca se justifica mil veces, por miedo al qué dirán o al qué pensarán. Esos temas que no son bien vistos en general, porque claro, no podemos quejarnos, la maternidad es la mejor del mundo (y un cuerno). Porque... ¿cómo una madre puede quejarse de su maternidad, de su vida, de su familia o de sus hijos? Y no solemos hacerlo.
No lo hacemos por miedo. Miedo a ser juzgadas. Miedo a que no llamen malas madres. Miedo a que se vea la cruda realidad y no esa vida PERFECTA que muchas quieren hacer creer.
Yo abogo por esas maternidades reales. Esas madres que saben que no son perfectas y aunque hacen lo mejor para su familia, pueden equivocarse o tener un mal día. Porque sí, NO SOMOS PERFECTAS, aunque en la sociedad se nos presione para serlo.
Por el simple hecho de ser mujer, se nos juzga por todo y cada paso que damos está sujeto a mil millones de miradas. Y todo esto hace que se nos presione, día tras día y nos presionamos a nosotras mismas. Y llega el momento, llega el momento del estrés máximo, de ver que no llegamos, de sentirnos mal por pensar que somos las únicas en esa situación, porque no hemos sabido hacerlo, mientras se nos enseña que sí se puede. Pero no, NO LLEGAMOS A TODO.
Y por ello, hoy traigo algunos temas Tabús a mi blog. Algunos de los que ya he hablado en el blog, otros no, pero todos ellos, en los que en un momento dado me he justificado.
De esto se ha hablado largo y tendido. Yo hablé de la soledad en el Puerperio. Algo que nunca me habían dicho, que no sabía que fuera tan bestia. Pero las hormonas, el cambio en mi cuerpo, tener una vida entre mis manos, todo patas arriba y encima SOLA.
Porque sí, tengo pareja, pero él se pasaba el día fuera, trabajando, no pudo pedirse ni los 15 días que le correspondían. Sí, tengo a mis padres, a mis suegros, a mis cuñados, a mis amigos, pero todos con sus vidas y sus problemas.
Me sentía sola, cansada, amargada. Estas primeras semanas fueron lo peor. Os diría que pasé los dos primeros meses sin ser yo misma. Lloraba por todo. Todo se me hacía un mundo. Casi no podía dormir y la falta de sueño tampoco me dejaba descansar.
Pasó el tiempo y con ello empecé a ser yo misma. A disfrutar de la peque y de todo lo que pasaba. Empezó a agobiarme el hecho de volver a trabajar.
Sentimos que nadie nos comprende por lo que estamos pasando. El mundo sigue girando sin nosotras. Debemos sobreponernos y seguir el día a día, pero la vida que llevamos hoy, no es como la que llevaban antes. Hoy día no podemos flaquear, no podemos dejar pasar el tiempo, porque tal y el ritmo que llevamos, si te paras y bajas, luego es más difícil volver a subir.
Se nos exige estar perfectas. Se nos exige ser felices. No puedes mostrar ningún signo de debilidad, porque te comen viva. No puedes decir que no eres feliz con la nueva situación, porque te criticarán y te harán sentir la peor madre del mundo.
No te quejes nunca de tu maternidad. La maternidad es perfecta. Todo es de color de rosa. No es verdad que no puedes dormir. Todos los bebés duermen del tirón todas las noches.
Sí, estoy siendo sarcástica.
Yo he sido de las que se ha quejado de su bebé en más de una ocasión. Es que no se coge bien al pecho. Es que se despierta cada hora y media por la noche y durante el día no duerme siestas. Es que es muy demandante. Es que no me deja ni ducharme, que solo desaparecer ya llora.
Pero detrás de todas esas frase me he justificado. Pero quiero a mi hija. Siempre he querido ser madre. Sabía que esto podría pasar, pero no así... Pero yo la quiero.
¿Por qué nos justificamos? Porque estos temas son tabú. No se dicen en voz alta. Porque si lo haces, vendrán a tacharte de malamadre (sí, ahora está de moda ser malamadre, pero no, no es justo que siempre nos juzguen, sin ponerse en nuestro lugar).
NO. Muchas maternidades no son de color de rosa y antes de juzgar, tendríamos que ponernos en la piel de los que nos rodean. Nos encanta opinar, juzgar y decir, pero no pensamos en el daño que podemos hacer a la otra persona con esas palabras, preguntas o críticas.
Así que antes de hacerlo, piensa en lo que puedes hacer. No juzgues, tiende una mano con ayuda. Olvida lo que te enseñaron hasta ahora y mira como esa madre intenta por todos sus medios ser buena madre, excelente mujer, gran trabajadora y seguir cuerda en el intento.
Ya sabéis que siempre he sido de las que aboga por respeto. Respeto a nosotras mismas, respeto a nuestras maternidades y respeto a nuestros hijos. Ninguna estamos cortadas por el mismo patrón y lo que va bien para una, para otra va fatal. Pero no por ello es mejor o peor madre.
Como odio estas etiquetas...
Por eso, hoy quiero hablar sobre algunos de esos temas que toda madre tiene miedo a sacar y que cuando lo saca se justifica mil veces, por miedo al qué dirán o al qué pensarán. Esos temas que no son bien vistos en general, porque claro, no podemos quejarnos, la maternidad es la mejor del mundo (
No lo hacemos por miedo. Miedo a ser juzgadas. Miedo a que no llamen malas madres. Miedo a que se vea la cruda realidad y no esa vida PERFECTA que muchas quieren hacer creer.
Yo abogo por esas maternidades reales. Esas madres que saben que no son perfectas y aunque hacen lo mejor para su familia, pueden equivocarse o tener un mal día. Porque sí, NO SOMOS PERFECTAS, aunque en la sociedad se nos presione para serlo.
Por el simple hecho de ser mujer, se nos juzga por todo y cada paso que damos está sujeto a mil millones de miradas. Y todo esto hace que se nos presione, día tras día y nos presionamos a nosotras mismas. Y llega el momento, llega el momento del estrés máximo, de ver que no llegamos, de sentirnos mal por pensar que somos las únicas en esa situación, porque no hemos sabido hacerlo, mientras se nos enseña que sí se puede. Pero no, NO LLEGAMOS A TODO.
Y por ello, hoy traigo algunos temas Tabús a mi blog. Algunos de los que ya he hablado en el blog, otros no, pero todos ellos, en los que en un momento dado me he justificado.
SOLEDAD EN LA MATERNIDAD
De esto se ha hablado largo y tendido. Yo hablé de la soledad en el Puerperio. Algo que nunca me habían dicho, que no sabía que fuera tan bestia. Pero las hormonas, el cambio en mi cuerpo, tener una vida entre mis manos, todo patas arriba y encima SOLA.
Porque sí, tengo pareja, pero él se pasaba el día fuera, trabajando, no pudo pedirse ni los 15 días que le correspondían. Sí, tengo a mis padres, a mis suegros, a mis cuñados, a mis amigos, pero todos con sus vidas y sus problemas.
Me sentía sola, cansada, amargada. Estas primeras semanas fueron lo peor. Os diría que pasé los dos primeros meses sin ser yo misma. Lloraba por todo. Todo se me hacía un mundo. Casi no podía dormir y la falta de sueño tampoco me dejaba descansar.
Pasó el tiempo y con ello empecé a ser yo misma. A disfrutar de la peque y de todo lo que pasaba. Empezó a agobiarme el hecho de volver a trabajar.
Sentimos que nadie nos comprende por lo que estamos pasando. El mundo sigue girando sin nosotras. Debemos sobreponernos y seguir el día a día, pero la vida que llevamos hoy, no es como la que llevaban antes. Hoy día no podemos flaquear, no podemos dejar pasar el tiempo, porque tal y el ritmo que llevamos, si te paras y bajas, luego es más difícil volver a subir.
Se nos exige estar perfectas. Se nos exige ser felices. No puedes mostrar ningún signo de debilidad, porque te comen viva. No puedes decir que no eres feliz con la nueva situación, porque te criticarán y te harán sentir la peor madre del mundo.
LA MATERNIDAD NO ES DE COLOR DE ROSA
No te quejes nunca de tu maternidad. La maternidad es perfecta. Todo es de color de rosa. No es verdad que no puedes dormir. Todos los bebés duermen del tirón todas las noches.
Sí, estoy siendo sarcástica.
Yo he sido de las que se ha quejado de su bebé en más de una ocasión. Es que no se coge bien al pecho. Es que se despierta cada hora y media por la noche y durante el día no duerme siestas. Es que es muy demandante. Es que no me deja ni ducharme, que solo desaparecer ya llora.
Pero detrás de todas esas frase me he justificado. Pero quiero a mi hija. Siempre he querido ser madre. Sabía que esto podría pasar, pero no así... Pero yo la quiero.
¿Por qué nos justificamos? Porque estos temas son tabú. No se dicen en voz alta. Porque si lo haces, vendrán a tacharte de malamadre (sí, ahora está de moda ser malamadre, pero no, no es justo que siempre nos juzguen, sin ponerse en nuestro lugar).
NO. Muchas maternidades no son de color de rosa y antes de juzgar, tendríamos que ponernos en la piel de los que nos rodean. Nos encanta opinar, juzgar y decir, pero no pensamos en el daño que podemos hacer a la otra persona con esas palabras, preguntas o críticas.
Así que antes de hacerlo, piensa en lo que puedes hacer. No juzgues, tiende una mano con ayuda. Olvida lo que te enseñaron hasta ahora y mira como esa madre intenta por todos sus medios ser buena madre, excelente mujer, gran trabajadora y seguir cuerda en el intento.
Supongo que cada casa es un caso, pero de verdad que se me hace muy difícil cuando me cuentan lo perfecto y lo bonito que es todo. Es imposible!!
ResponderEliminarNo pasa nada por admitir que a veces la situación nos supera.
Cuanta razón tienes! A veces da hasta miedo quejarse de algo!
ResponderEliminarLa verdad es que a mi la maternidad me ha enseñado a no juzgar, y ahora trato de no hacerlo...y si me sorprendo en ello me freno automáticamente... Y me recuerdo que no soy nadie para opinar de vidas ajenas.
Un abrazo
Las happy-maternidades de ciertas redes están haciendo mucho daño. Hay que bajarse un poco a la realidad, y cada casa es un mundo, cada bebe es distinto, y no todo el mundo vive lo mismo. Un poco de empatía, y menos juzgar estaría bien en general en prácticamente todos los temas.
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