El año pasado, más o menos, por estas fechas, os escribí un post sobre los imprescindibles, en mi casa, para el verano, pero me he dado cuenta que es muy genérico y nuestras vacaciones se dividen en dos fases.
Fase uno: viajar todos juntos a las aldeas de mis padres. Tanto mi padre, como mi madre, nacieron en pequeñas aldeas del norte de España, por lo que tenemos la suerte de poder contar con un sitio, siempre que queremos, para escaparnos y relajarnos.
El problema es que al tenerlos a 1000 kilómetros, no es una escapada que te puedas dar algún fin de semana. Así que, normalmente, solo los podemos disfrutar en verano.
Ya os he hablado de ellos en alguna ocasión. Aquí, por ejemplo.
Ya os he hablado de ellos en alguna ocasión. Aquí, por ejemplo.
Fase dos: ir a la playa. Lo bueno de estar en la costa es que siempre te puedes escapar a la playa y pasar un día en familia, cerca del agua. Los días de playa, son para estar los tres solos. Nos quedamos en casa, pero cada día decidimos ir un rato a la playa y pasarlo bien. No somos de los que se pasan el día entero. Entre que yo tengo una piel muy sensible y a la mínima, por el sol, me salen ronchas y que mi marido no soporta las aglomeraciones que se forman en las playas. Somos de los que llegan a primera hora (08.30 más o menos) y nos vamos sobre las 11.30, cuando todos los locos por el sol están llegando con sus bártulos a la playa.
Y lo bueno de irnos a esa hora es que aprovechamos para dar un paseo, tomarnos algo fresquito, como un granizado o un batido y pasamos a ver a mis suegros por casa, ya que la peque siempre quiere ir con ellos.
Y lo bueno de irnos a esa hora es que aprovechamos para dar un paseo, tomarnos algo fresquito, como un granizado o un batido y pasamos a ver a mis suegros por casa, ya que la peque siempre quiere ir con ellos.
Como veis, son unas semanas en las que sobre todo pensamos en el relax, el no tener horario, pero por encima de todo, queremos desconectar de la ciudad. Y por ello la primera fase siempre es desaparecer unos días en la montaña, en lugares mágicos que todavía existen y que da miedo que algún día desaparezcan. Pero siempre hay que ir preparados a estos sitios y por ello os dejo mis imprescindibles para irnos al pueblo:
1. Botiquín
Al ir a una aldea donde no hay médico, pasa una vez por semana. Y el sitio más cercano para ir a la consulta de un médico está a treinta minutos en coche. Necesitamos llevarnos todo lo que podamos necesitar en un botiquín.
Por ello, nunca falta:
Ibuprofeno
Paracetamol (tanto para los adultos, como para la peque).
Crema de camomila para quemaduras o roces.
Crema solar factor alto, porque aunque os penséis que estando entre montañas no te quemas y el sol no hace el mismo daño a la piel, estáis equivocados.
Repelente de mosquitos (en spray, en roll-on, en pulseras y en todos los formatos que conozcamos). La peque y yo somos verdaderos imanes para los mosquitos y bichos varios y si no nos ponemos repelente, estamos perdidas.
Tiritas (tanto para las heridas, como rozaduras de zapatos).
2. Zapatos cómodos para ir por el pueblo.
Esto se traduce rápido. Bambas. Lo más cómodo que hay. Por supuesto que llevo zapatos con cuña, chanclas,... Pero son para ocasiones especiales, como bajar al pueblo, donde sí, hay carretera, aceras, tiendas, farmacias y hasta un pequeño hospital de provincia.
O cuando estamos en la fiesta, donde debes ponerte tus mejores galas, por la mañana para lucirlo por el pueblo y que todo el mundo te vea en la procesión. (Sí, se hace. Es lo más común. Todos con sus mejores galas, el día de la fiesta más importante del pueblo, donde se celebra una misa y una procesión, donde la gente saca a los santos de paseo para que les toque el sol, mientras se cantan canciones y la gente, en plena montaña va con zapatos de tacón, vestidos largos, cortos,... Y es que ese día, la gente se luce y mucho).
3. Ropa para cualquier ocasión.
La mayoría de la ropa que llevamos son, pantalones, vaqueros, camisetas y alguna chaquetilla de entretiempo. Esto es lo más cómodo y sobre todo, lo mejor para estar por allí. Pero eso no quita que te lleves algún vestido o alguna camisa.
Realmente, esto de ropa para cualquier ocasión, tendría que ser, ropa para cualquier imprevisto.
Tanto en León, como en Ourense, hace un sol de justicia y un calor bastante fuerte (lo bueno es que es un calor seco y puede ser más soportable, como mínimo para mi). Entonces, durante el día, los tirantes, pantalones cortos y bambas, son lo mejor que hay, pero cuando oscurece...
Eso ya es otra historia. Estamos en plena naturaleza, en el pico de una montaña. ¿Creéis que hace calor por la noche? Pues muchas veces no e incluso dormimos con una manta fina para poder taparnos. Así que para ir prevenidos y sabiendo que lo utilizaremos, siempre llevamos en nuestra maleta, alguna camiseta de manga larga, chaqueta más gruesa, incluso abrigos finos, pantalones largos, medias y pijama de manga larga.
4. Ropa de baño
Sí, también es un imprescindible en nuestra maleta. Porque estar en la montaña no significa que no puedas disfrutar de un día en remojo.
Por supuesto que hay alguna que otra piscina. Pero no es lo único. Tenemos la suerte que cerca del pueblo de mi familia paterna tengamos un embalse. En este embalse, hay ciertas zonas que están preparadas y pensadas para disfrutar como si estuviéramos en una pequeña playa.
Así que siempre vienen con nosotros los bañadores. Al tener casa, las toallas ya las dejamos allí, año tras año.
1. Botiquín
Al ir a una aldea donde no hay médico, pasa una vez por semana. Y el sitio más cercano para ir a la consulta de un médico está a treinta minutos en coche. Necesitamos llevarnos todo lo que podamos necesitar en un botiquín.
Por ello, nunca falta:
vistas desde mi ventana en la casa familiar materna |
Paracetamol (tanto para los adultos, como para la peque).
Crema de camomila para quemaduras o roces.
Crema solar factor alto, porque aunque os penséis que estando entre montañas no te quemas y el sol no hace el mismo daño a la piel, estáis equivocados.
Repelente de mosquitos (en spray, en roll-on, en pulseras y en todos los formatos que conozcamos). La peque y yo somos verdaderos imanes para los mosquitos y bichos varios y si no nos ponemos repelente, estamos perdidas.
Tiritas (tanto para las heridas, como rozaduras de zapatos).
2. Zapatos cómodos para ir por el pueblo.
Esto se traduce rápido. Bambas. Lo más cómodo que hay. Por supuesto que llevo zapatos con cuña, chanclas,... Pero son para ocasiones especiales, como bajar al pueblo, donde sí, hay carretera, aceras, tiendas, farmacias y hasta un pequeño hospital de provincia.
O cuando estamos en la fiesta, donde debes ponerte tus mejores galas, por la mañana para lucirlo por el pueblo y que todo el mundo te vea en la procesión. (Sí, se hace. Es lo más común. Todos con sus mejores galas, el día de la fiesta más importante del pueblo, donde se celebra una misa y una procesión, donde la gente saca a los santos de paseo para que les toque el sol, mientras se cantan canciones y la gente, en plena montaña va con zapatos de tacón, vestidos largos, cortos,... Y es que ese día, la gente se luce y mucho).
3. Ropa para cualquier ocasión.
La mayoría de la ropa que llevamos son, pantalones, vaqueros, camisetas y alguna chaquetilla de entretiempo. Esto es lo más cómodo y sobre todo, lo mejor para estar por allí. Pero eso no quita que te lleves algún vestido o alguna camisa.
alrededor de este santuario sacan a los santos y hacen la procesión |
Realmente, esto de ropa para cualquier ocasión, tendría que ser, ropa para cualquier imprevisto.
Tanto en León, como en Ourense, hace un sol de justicia y un calor bastante fuerte (lo bueno es que es un calor seco y puede ser más soportable, como mínimo para mi). Entonces, durante el día, los tirantes, pantalones cortos y bambas, son lo mejor que hay, pero cuando oscurece...
Eso ya es otra historia. Estamos en plena naturaleza, en el pico de una montaña. ¿Creéis que hace calor por la noche? Pues muchas veces no e incluso dormimos con una manta fina para poder taparnos. Así que para ir prevenidos y sabiendo que lo utilizaremos, siempre llevamos en nuestra maleta, alguna camiseta de manga larga, chaqueta más gruesa, incluso abrigos finos, pantalones largos, medias y pijama de manga larga.
4. Ropa de baño
Sí, también es un imprescindible en nuestra maleta. Porque estar en la montaña no significa que no puedas disfrutar de un día en remojo.
Por supuesto que hay alguna que otra piscina. Pero no es lo único. Tenemos la suerte que cerca del pueblo de mi familia paterna tengamos un embalse. En este embalse, hay ciertas zonas que están preparadas y pensadas para disfrutar como si estuviéramos en una pequeña playa.
Así que siempre vienen con nosotros los bañadores. Al tener casa, las toallas ya las dejamos allí, año tras año.
5. juegos para pasar el rato
Estamos en sitios donde la cobertura es casi nula. Algo que ayuda a esa desconexión que tanto hablamos, pero en la era digital, donde siempre estamos conectados y que siempre tenemos a mano el móvil o la tablet para pasar el rato. Cuando llegas allí, es un trasto inútil que casi no puedes utilozar, por lo que la imaginación y los juegos de toda la vida cobran vida para pasarlo bien.
Así que siempre tenemos alguna pelota para jugar. Un juego de cartas (en nuestra casa tenemos, una baraja española, una baraja francesa y un juego de cartas del UNO). Juegos de mesa.
Recuerdo que el año pasado quedamos en el bar del pueblo con mis primas. Tenían un juego superdivertido para adivinar quién soy. Ahora mismo no me acuerdo del nombre, pero me lo pasé genial y me recordó a esos momentos de mi niñez cuando pasábamos allí el verano y nos las ingeniábamos para sacar juegos de cualquier cosa.
Como véis son cosas básicas, pero imprescindibles para tener unas vacaciones tranquilas.
Ah! por cierto, os he nombrado el bar del pueblo. En la aldea de mi familia materna, la antigua escuela se ha convertido en un bar. Bar que abre desde las 06.30 de la tarde hasta las 09.30-10.00 de la noche.
Así que lo dicho, para pasar el rato... IMAGINACIÓN MÁXIMA.
Estamos en sitios donde la cobertura es casi nula. Algo que ayuda a esa desconexión que tanto hablamos, pero en la era digital, donde siempre estamos conectados y que siempre tenemos a mano el móvil o la tablet para pasar el rato. Cuando llegas allí, es un trasto inútil que casi no puedes utilozar, por lo que la imaginación y los juegos de toda la vida cobran vida para pasarlo bien.
Así que siempre tenemos alguna pelota para jugar. Un juego de cartas (en nuestra casa tenemos, una baraja española, una baraja francesa y un juego de cartas del UNO). Juegos de mesa.
Recuerdo que el año pasado quedamos en el bar del pueblo con mis primas. Tenían un juego superdivertido para adivinar quién soy. Ahora mismo no me acuerdo del nombre, pero me lo pasé genial y me recordó a esos momentos de mi niñez cuando pasábamos allí el verano y nos las ingeniábamos para sacar juegos de cualquier cosa.
Como véis son cosas básicas, pero imprescindibles para tener unas vacaciones tranquilas.
Ah! por cierto, os he nombrado el bar del pueblo. En la aldea de mi familia materna, la antigua escuela se ha convertido en un bar. Bar que abre desde las 06.30 de la tarde hasta las 09.30-10.00 de la noche.
Así que lo dicho, para pasar el rato... IMAGINACIÓN MÁXIMA.
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