martes, 26 de junio de 2018

GRACIAS POR ESTE GRAN CURSO

Llevo días pensando en ello. Desde la merienda de despedida.

Tuvimos la gran suerte de encontrar un colegio que se adapta a nuestras necesidades, como padres y a las necesidades de nuestra hija. Desde el primer momento que busqué la información vi que el cole nos iba a gustar y lo mejor era que podía empezar desde la guardería. Así que nos venía que ni pintado. 

Unas semanas más tarde conocí a una chica que me habló de ese cole y es que ella trabaja allí. Casualidades del destino. Fue conocerla, saber que estaba allí y freírla a preguntas!! jajaja. Pero fue super amable y ella fue la que me ayudó a dar el paso. Iba a ser el cole elegido.

Empezó, como he dicho, en la guardería, unas pocas horas, solo tres, para empezar a estar bien y conocer el ambiente. Pasó así 6 meses, pues empezó en enero. Al año siguiente pensamos que ya era hora de apuntarla mediodía. Pensamos que no necesitaba todo el día, pero que le iba bien estar allí por la mañana, con sus compañeros e incluso comer en el cole. Lo bueno de la guardería es que puedes llevarla unas pocas horas, todo el día o mediodía. Tu eliges.

Ese año, en la guardería fue... MARAVILLOSO y fue el momento de conocer al equipo humano que trabaja allí. Porque sí, está genial conocer la metodología del colegio y saber que siguen algo que te gusta y que compartes, pero conocer a las personas que pasan más horas con tu hija, cuidándola, enseñándola,... no tiene precio y encima LA GRAN SUERTE, no es que las demás no sean fantásticas, que me constan que sí, pero sí, hemos tenido la gran suerte de tener, durante dos años a dos profesoras que nos han robado el corazón y que la peque ha adorado desde el primer momento.

O, su maestra de la guardería, tenía una paciencia infinita y siempre que podía me quedaba un ratito para preguntarle cómo le había ido el día a la peque. Y ese año de guardería tuvimos la sorpresa de que otra persona, la chica que conocí se reincorporó después de un breve tiempo, por su también maternidad y un día, PAM! recibo un mensaje, mira con quien estoy. ¿Sabéis cómo me sentí? Aliviada. Porque la conocía, porque confiaba (y confío) en ella. Porque me parece una chica maravillosa, porque estoy deseando que vuelva al cole, porque hará a los más peques muy felices.


Este año, la peque ha empezado lo que todos conocemos como Parvulario. En el colegio de la peque es MOPI3, una iniciativa educativa que a mi me encantaba y que este año ha enamorado al padre (creo que os expliqué por aquí el día que vino de la reunión de los papis donde explicaron todo los que se hacía).

Y este año no quiero dejar de despedirme de la profe que ha tenido la peque y del curso en general.

Cuando estuvimos en la presentación del curso, conocimos a las que serían las profesoras de las clases de P3. Allí vi a B, la que sería la maestra de la peque. Fue verla y pensar... me gusta...

Querida B, quiero darte las gracias. Sé que es tu trabajo estar con los peques día a día. Sé que lo haces con gusto y que sabes que todos te adoran. 
Tenía miedo al cambio, pasar de la guardería al cole siempre es un paso. Pero tu has hecho que tanto nosotros como la peque ni nos demos cuenta.

Sabes que la peque te adora. Solo hay que escuchar como habla de ti. Siempre con una sonrisa de oreja a oreja. Le brillan los ojos. 

Eres una persona maravillosa que piensa en ellos y que los cuida como la que más. Junto a ti R ha sido otra persona a la que la peque tiene en sus pensamientos. Que sepáis que quiere invitaros a su cumpleaños para que vengáis a ver los animales con nosotros. 

Cuando la peque se ponía mala era un drama de los grandes. El no poder ir al cole, para ella era una de las peores cosas que le podía pasar. No podía estar con sus amigos y no podía estar contigo. Sinceramente, nunca había visto a nadie que lo pasara tan mal por poderse quedar en casa jugando y eso hace que nosotros pensemos en lo bien que están y lo genial que lo hacéis.

Confío plenamente en vosotras. Confío plenamente en el cole y tanto es así, que aunque el casal es algo caro para mi gusto, no hemos dudado en apuntarla para que siga ahí y con unos monitores, que según me han contado, han hecho maravillas el primer día.

Así que solo me queda decir GRACIAS. GRACIAS A TODOS LOS QUE ESTÁIS EN EL COLE. GRACIAS POR HACER POSIBLE UNA INICIATIVA EDUCATIVA TAN BUENA QUE A LOS CHICOS LES GUSTA Y APRENDEN DÍA A DÍA.

jueves, 21 de junio de 2018

ADIOS TETITA, ADIOS. FIN DE UNA LACTANCIA PROLONGADA

Hoy iba a venir con una la entrada de los jueves para hablaros de un blog que me gusta y que sigo desde hace tiempo. Pero me ha surgido la necesidad de hablar sobre este tema.

Desde el momento en que me quedé embarazada, tomé la decisión que quería dar el pecho. Durante el embarazo todo fue bien (exceptuando los dos grandes sustos que tuve) y el parto fue ESTUPENDO. Y lo pongo en mayúsculas, porque de verdad que fue un visto y no visto. Una pena que la felicidad quedara truncada por una mujer que no sabe hacer otra cosa que hablar mal a las parturientas.

En fin... que me voy por las ramas y no escribo lo que realmente quiero.

En el momento de nacer la peque, intenté ponerla, no se agarraba bien y las enfermeras que estuvieron conmigo, sinceramente, no me ayudaron nada de nada. Una de ellas solo me apretaba la teta para que saliera el pezón, el resto ni eso.

Cuando llegué a casa con la peque, me asaltaron mil dudas e incluso me puse a llorar porque no comía y pensé que tendría que dejar la lactancia materna darle leche de fórmula. Pero mi medio limón, sabio cuando quiere, me dijo que no desesperara, que los primeros días iban a ser duros y que tenía que ser fuerte. Así que me armé de valor y lo volví a intentar, y no sé qué pasó, pero desde ese momento nos enganchamos y ya no hubo manera de separarnos. Bueno, mas bien de no poder separar a la peque de su amada teti.

A los dos meses y medio de lactancia la peque empezó a rechazar un pecho. Era ponerla en posición para cogerlo y nada, lloraba, pataleaba,... no había manera. Así que de la noche a la mañana, empezó a mamar de una teta. Durante unas semanas decidí ir sacándome leche de aquella teta, pero poco a poco se quedó sin reservas. Lo hablé con el médico y me dijo que era más normal de lo que me pensaba y que podía mamar, perfectamente de una teta. Y así fue.

Tuvimos verdaderas crisis de lactancia que además se agrababan por culpa del calor aplastante del verano. Podía llevar a tener a la peque pegada a la teta y succionando más de tres horas. Y no exagero. 

Hubo momentos en los que me desesperaba. La tenía pegada y no podía ni siquiera ponerla en la cuna cuando se dormía, solo quería contacto, brazos de mami, dormir y teta. Así que me pasé los primeros meses, sentada con ella a la teta (benditos porteadores que me abrieron la luz). 

Poco a poco todo fue cambiando y cogimos una buena dinámica. El problema, en ese momento empezó a ser externo. Ya sabéis que los opinólogos están a la orden del día y siempre tienen que decir la suya aunque no le pidas nada. Mas bien les pides que se callen. Pero no lo consigues y siempre están con la cantinela:
- Pero si empieza a comer, para qué le das teta.
- Pero si ya tiene dientes, para qué le das teta.
- Pero si ya han pasado seis meses y ahora la leche solo es agua que no alimenta, para qué le das teta.

Y así un sin fin de tonterías más. Yo era de las que callaba, contaba hasta diez, respiraba hondo y seguía con lo mío. Hasta que un día dije basta y a esas personas que mi vida les importa una nada y menos decidí contestarles. Porque me da la gana. 

Llegaron los dos años y con ello una crisis de lactancia muy fuerte (post aquí). Y yo empecé a desgastarme y a desesperarme. No sentí rechazo, pero había momentos en los que no quería darle cuando me pedía. Intentaba entretenerle con otras cosas, pero durante esta crisis fue imposible. 

El tiempo fue pasando y decidí que era momento de dejar un poco la teta. Era cuestión mía. Como digo, empezaba a estar cansada de tener la teta fuera en cualquier momento. Empecé con el no ofrecer no rechazar, pero incluso así, Carlota siempre ha sido una niña con mucha demanda.

Finalmente, después de hablar con el papi y ver que ella había dejado en ciertos momentos de pedir teta, tomé la decisión de empezar con el destete (post aquí). Así que poco antes de su tercer cumpleaños hablé con ella y le expliqué que mamá estaba cansada y que la teta también. Que debíamos dejarla descansar durante el día, para que a la hora de domir estuviera bien para poder estar con ella. Hubo un par de días malos, sobre todo cuando estábamos fuera de casa, que es donde yo había decidido no ceder ante la presión. 

Lo primero que hacía era llorar y pedirla. Yo la calmaba cogiéndola en brazos y después le explicaba nuestro pacto. Ella lo entendía, me abrazaba y con eso ya tenía suficiente. Así que la teta se quedó para la noche y momentos puntuales cuando estamos en casa.
En Navidad tuvimos que irnos de la que había sido nuestra casa durante cinco años. El contrato de alquiler se terminaba y decidieron que no querían renovarnos. Así que cogimos nuestras cosas y nos fuimos a vivir a otro sitio. Fueron días de mucho estrés, pero por suerte encontramos un buen sitio que nos enamoró a primera vista y eso que teníamos que hacer algunas mejoras.

Cuando hicimos el cambio y montamos la habitación de la peque, pensamos que era el momento, también de cambiarla a su habitación. Hasta entonces habíamos hecho colecho en nuestra cama, pero se nos estaba quedando pequeña y ella se despertaba bastante a menudo, haciendo que nosotros no pudiéramos descansar lo que necesitábamos.
Así que un día, en la nueva casa, después de ella pintar su habitación con el abuelo, después de ver como montaban su cama, después de colocar, conmigo, sus juguetes, hablamos con ella. Le explicamos que podría domir en su habitación cuando le apeteciese. Además le expliqué que podría dormir con sus muñecos favoritos, haciendo de aquello una fiesta de pijamas (eso le encantó), pero nos preguntó abiertamente, qué pasaría si se despertaba de noche y quería a mami. Así que le dije: Pues te despiertas y me llamas. Estoy en la habitación de al lado, me levantaré y vendré para estar contigo, si hace falta.

Aquello la convenció y esa misma noche quiso probar. Fue todo un éxito, como ya expliqué en este post. Y desde entonces duerme sola en su habitación. Pero la teta... La teta sigue en su vida. Después de cenar, para relajarse, necesita tumbarse encima mío y tener su teti. Por las mañanas, siempre que se despierta y empieza a salir el sol, viene a nuestra cama, o nos llama, y pide la teti durante un rato. Nunca le he negado ninguna de las dos. Haciendo que se convierta en costumbre.

Pero ha llegado el momento. Sinceramente, estoy cansada, pues en casa, cuando es fin de semana y no salimos está muy demandante de la teta, sobre todo cuando se aburre. Así que he vuelto a hablar con ella. Ella me ha explicado que de su clase nadie toma la teti y que ella ya es mayor. Así que le propuse despedirse de la teti el día de su cumpleaños. Y ella aceptó. 

Queda una semana y unos pocos días para el día. Ella lo sabe y me lo recuerda. Lo que no quita que los primeros días van a ser duros para las dos. Pero creo que esta evolución en nosotras es necesaria.

¿Lo conseguiremos? ¿Está realmente preparada? Pronto os lo contaré. 

martes, 19 de junio de 2018

Y AHORA QUE LLEGAN LAS VACACIONES DE LOS NIÑOS... ¿QUÉ HACEMOS?

Llega un momento temido por todos los padres y madres del mundo y sin ánimo de ofender, sobre todo para aquellos padres que trabajamos fuera de casa.

¿Qué hacemos con nuestros peques ahora que llegan las vacaciones de verano del cole? Desde la semana que viene hasta el 15 de septiembre, nuestros hijos no tendrán cole, pero nosotros, los currantes tendremos que seguir con nuestros horarios y nuestro trabajo.

¿Cómo lo hacéis vosotros?

Nosotros es el primer año que nos encontramos en esta tesitura. Lo bueno de la guardería, cuando iba el año pasado, es que duraba hasta finales de julio, justo una semana antes de que yo cogiera vacaciones, con lo que no teníamos estos problemas que ahora se podrían presentar.

No hay fórmula perfecta. Todos tenemos que adaptarnos a estas situaciones y cada uno buscamos la que mejor se adapta a nosotros.

Recuerdo que cuando yo era pequeña, mis padres ya se encontraban con este problema. Al tener su propio negocio, en restauranción y no poder estar conmigo todo el tiempo que ellos hubieran querido, me mandaban al pueblo con mis abuelos durante el verano. El mes de julio lo pasaba allí con ellos y en agosto ellos llegaban para pasar unas semanas y poder disfrutar todos juntos. 

Como digo, este año nos hemos encontrado nosotros con el problema. ¿Qué hacemos? Pues no nos queda otra, para poder ir a trabajar, la peque tendrá que estar apuntada a alguna actividad durante el mes de julio.

En el cole de la peque ya están preparados para esto y tienen un "Casal d'Estiu" pensado para la diversión de los niños. Así que ni nos lo pensamos. Además, así aprovecha y está unas semanas más con sus amigos. Aunque me he llevado una mala sorpresa cuando he visto las tarifas por dejar a la peque las cinco semanas. Madre Mia!!!! Es como pagar dos mensualidades de colegio. 
Sí, hacen salidas. Sí, no están en clase. El miércoles van a la piscina. Cada jueves una excursión, pero de verdad los precios son tan prohibitivos??? 

Tuvimos que replantearnos qué hacer. Aunque tampoco teníamos muchas posibilidades. No podemos dejarla con nadie, porque todo el mundo trabaja y este año, finalmente va al "Casal d'Estiu" del cole. Aunque creo que será el último y el próximo año, si tenemos que hacer algo así, miraremos la oferta de otros sitios, a ver si nos sale más económica.

"La suerte" que nosotros tenemos es que en mi empresa, piensan un poco en el trabajador y no te dan las mismas vacaciones que a los peques, pero tenemos jornada intensiva, por lo que la peque no tendrá que quedarse todo el día en el cole. Solo hasta después de comer y eso hace que la tarifa ya no sea tan alta. Es una mensualidad más. 

Y con todo esto me pregunto... ¿Cómo lo harán esas familias que están todo el día fuera de casa? He leído que muchas veces los padres se dividen las vacaciones, uno durante el mes de julio y otro durante el mes de agosto. Sin poder disfrutar, todos juntos de unos días para poder salir y descansar. 

Me da mucha pena, mucha, pensar en este sentido. Y es cuando veo que nosotros, no lo tenemos tan mal, ya que al final, podremos estar con la peque y tener vacaciones juntos.

¿Y vosotros? ¿Qué hacéis en estos meses de vacaciones escolares? ¿Os dividís? ¿Tirais de familiares? ¿Actividades de verano para los peques?

martes, 12 de junio de 2018

ACTOS VS CONSECUENCIAS. NUESTRA MANERA DE ENSEÑAR

Hoy vengo a tratar un tema que lleva tiempo rondándome la cabeza. 

Desde que nació la peque me prometí a mi misma que una cosa que nunca haría sería pegarle "para enseñar". Porque a mi me lo han hecho y de enseñar, no enseña nada. Simplemente temes a la persona que lo ha hecho.

Y con esto dejo claro una cosa. NO ME PEGABAN A MENUDO, NO ME PEGABAN PALIZAS. Pero un cachete me he llevado, en cara y boca, alguna que otra vez cuando era pequeña.

También me castigaban. Sobre todo de cara a la pared. Ahora nos reímos. Pero me ponían de cara a la pared, con la tele detrás y con los dibujos puestos, una crueldad para una niña pequeña.

¿Qué aprendí con esto? Nada. Aprendí a tener miedo a uno de mis progenitores cuando era pequeña. Aprendí a no hacer o decir, delante del otro ciertas cosas para que no hubiera castigo, pero nunca aprendí que un acto lleva a una consecuencia, eso, simplemente lo aprendí de mayor y me di con unas cuantas piedras al crecer.

Por eso, mi medio limón y yo hemos hablado largo y tendido del tema. No creemos en la bofetada, no creemos en el castigo de cara a la pared o el rincón de pensar. Somos más lógicos, somos de los que nos gusta hablar, razonar, pero sobre todo enseñar que el acto puede llevarle a una consecuencia que no le gusta.

Y también dejo claro una cosa. En nuestra casa existen normas y reglas que todos debemos cumplir. La peque tiene unos límites puestos y aunque intente sobre pasarlos nosotros nunca hemos dejado que haga lo que le venga en gana.

Sí, para mi lo importante es que tenga una crianza positiva, pero no una crianza happy flower donde todo vale. No es lo mismo y la persona que lo crea está muy equivocada.



La peque está a unas pocas semanas de cumplir cuatro años. Lo que esto significa es que estamos en "constante batalla" en ciertos momentos. Está desarrollando su personalidad (que desde ahora os digo que será fuerte y batallera), lo que muchas veces nos toma un pulso para saber hasta donde llegamos. Aquí es donde mi medio limón y yo no estamos del todo de acuerdo. 

Él deja que la peque se le suba un poco a la parra, deja pasar ciertas cosas y ciertos actos que yo no le dejo. No me parecen bien y pienso que si le dejamos en unas cosas ella pensará, y en esto por qué no? Así que mejor tener unos límites ya marcados. Y parece ser que el papi se ha dado cuenta que no todo puede ser bueno y que nuestra responsabilidad también es marcar unos límites y enseñar a nuestra hija qué es lo que puede pasar.

Así que como digo, le enseñamos que cada acto tiene una consecuencia. Por ejemplo: La peque tiene mil millones de juguetes, así que no le da valor a lo que tiene. Algo que no quiero que pase y por lo que estoy empezando a hacer el uso de la rueda de los jueguetes. Es decir, los juguetes, cada X tiempo van rotando, unos se van a la caja y otros salen. 
¿Qué pasa con la peque y sus juguetes? Que no los cuida. Y ya le ha pasado y ha aprendido. Si un juguete se rompe, se tira y si se tira no se volverá a comprar. Una cosa es que se rompa de viejo, como le pasó con la jirafa sophie. Pero otra muy distinta es que ella misma no cuide de ellos y por ello se rompan.

Otro ejemplo. Estas navidades, los Reyes Magos le trajeron 25 botes de plastilina, en una caja en forma de camión. Plastilina de todos los colores. Ella puede jugar en su mesa de juegos. Y siempre le avisé que si no hacía uso adecuado de la plastilina tendría que quitársela. 
Un día decidió que la plastilina (después de avisarle que esas cosas no se podían hacer) la podía pegar en la pared. Y sin más, vino a nuestra habitación y pegó la plastilina allí. La pared quedó sucia y tal y como yo le advertí la plastilina se ha guardado. Ahora la pide y ya le he dicho que cuando vea que es responsable con sus cosas y con lo que hay en la casa, podrá volver a tener su plastilina.


Ella tiene que aprender que no siempre se saldrá con la suya. Que la vida no es justa muchas veces. Y debe responsabilizarse de sus actos. Por ello, su padre y yo le aconsejamos, le advertimos y dejamos que ella tome su decisión y por su puesto, ella entiende que sus actos lleva a consecuencias que a veces no le gustan. ¿Se frustra? Por supuesto, pero también aprende.

Otro día os hablaré de la importancia, en nuestra casa de tomar decisiones por uno mismo. 

Pero por ahora os dejo con esta pregunta: ¿Cómo lo hacéis en vuestra casa? me gusta saber diferentes puntos de vista para poder comparar y ver cuál es la mejor opción para nuestra familia.

martes, 5 de junio de 2018

QUE HE APRENDIDO EN ESTOS 37 AÑOS

Sí. Ayer fue mi cumpleaños y hoy vengo con un post de retrospección. 

Siempre he sido de las personas que piensan que la gente no cambia. Es como es y no podrán hacer nada para impedirlo. Pero después de un tiempo, después de la experiencia he visto que sí podemos cambiar en algunos aspectos. Aunque la esencia siempre queda dentro.

En estos 37 años he aprendido a callar cuando debo y a no callar cuando realmente siento que no debo. Es difícil, pero sí. Lección aprendida.

Parece mentira pero el poder aprender algo así, me ha enseñado mucho, sobre todo a no guardarme las cosas y dejar de ser rencorosa con los demás. Algo que algunas personas no aprenden en la vida.

Otra cosa que he aprendido. A pasar de los comentario dañinos. Eso no quiere decir que me quede callada. Por supuesto que no, simplemente he aprendido que debo pasar de los comentarios de gente que no me conoce de nada y que su deporte nacional es meterse en vidas ajenas porque la suya propia apesta.

A esas personas debo dar las gracias. Gracias, porque cuando hacen eso, me doy cuenta de lo feliz que soy y sobre todo, de lo buena madre que soy. Porque sí, juzgar a las madres está a la orden del día.

He aprendido lo que es el respeto. Respeto no es callarte lo que piensas, por miedo o porque crees que la vas a líar. Si no que es, te cuento lo que yo pienso, te cuento lo que yo creo, debatimos y con ello no significa, ni que nos faltemos al respeto ni que una de las personas tenga la razón. Todas las personas podemos tener, en mayor o menor medida la razón, pero no por ello debemos sentirnos mejor o peor que nadie.

He aprendido lo que es ser madre. Es tener un amor infinito por una personita que poco a poco crece dentro de ti. Es saber lo que son las noches de insomnio cuando tiene fiebre, tos o simplemente quiere que mami esté a su lado porque tiene miedo. Es sentir que puedes con todos y con todo, pero que tendrás momentos de flaqueza donde te sentirás la peor madre del mundo pensando en que te has equivocado. 


He aprendido a ser la mujer que siempre he querido ser. Con un carácter fuerte, pero que sabe lo que quiere y no duda en querer conseguirlo. 

He aprendido a vivir con mis defectos sin dejar que me afecten en exceso.




Ayer fue un día estupendo. Estupendo porque celebrar un año más es motivo de estar feliz, significa que aquí seguimos dando guerra. Y es que la edad no es un número si no, un estado de ánimo. ¿No creéis?

Empecé el día de mi cumpleaños con una de las mejores felicitaciones, la de mi medio limón, que esperó hasta la hora indicada para felicitarme. Me levanté con la peque algo alterada, pero que al final me dio un gran beso por mi cumpleaños. Siguiendo por mis padres, mi madre me cantó, como cada año, el cumpleaños feliz, por teléfono. Gracias mami.
Seguimos con la gente de la oficina, que todos pasaron por mi mesa para felicitarme, aunque no solo por mi cumpleaños, si no también por el pastel y las galletas, hechas por mi, que traje para la ocasión.
Siguiendo con los mensajes. Facebook es un chivato y muchos perdisteis 30 segundos de vuestro tiempo para parar un momento y felicitarme. Mil gracias.
Sobre todo tengo que agradecer a todas las amigas que el mundo 2.0 me ha traído, porque siendo sincera, ayer es lo que más me impactó. Los mensajes de mi madres sueltas, que ADORO (como dice Laura Paussini) y que sin ellas, este mundo sería mucho más gris. Que están ahí pase lo que pase, SIEMPRE. 
Mensajes en el whatsapp, de todos aquellos que se acordaron de mi. Algunos con mensajes que hicieron que se me saltaran las lágrimas (una de emoción por preciosas palabras y otras por la gracia de ver quién me felicitaba). 

Estoy contenta porque con 37 años estoy en un momento en mi vida estupendo. Con una familia que adoro. Con unos amigos tanto en la vida real, como en el mundo 2.0 que ya muchos querrían, y no es por daros envidia o sí.