Hay momentos en la maternidad que cuando llegan te dan una bofetada de las grandes. Para mi, uno de esos momentos en cuando empiezan a hacer "preguntas incómodas" para los adultos, porque no sabes cómo contestar.
Desde que nació la peque, mi medio limón y yo, nos prometimos no mentirle. Explicarle las cosas de manera que lo entendiera, pero nunca mentirle. Así que llegado el momento de las preguntas, hay ciertos momentos en los que piensas.... TIERRA TRÁGAME. Porque te pilla de sopetón, sin avisar y la pregunta no es qué tiempo va a hacer hoy. Noooooo. Las preguntas se las traen.
Hace poco más de un mes, el padre de una gran amiga murió. Mi medio limón y yo, sin pensarlo, nos fuimos para estar al lado de la familia, pero sobre todo al lado de ella. La peque se quedó con mis padres para poder facilitarnos el momento de estar con ellos.
Fue una tarde triste, pero era necesario estar a su lado. Éramos muy pocos durante el velatorio, menos en la misa y casi ninguno en el entierro. Así que cuando acabó todo y nos quedamos solos con ella y su pareja. Ella me abrazó y me dijo entre lágrimas: Me he quedado sola.
Eso no es así. No está sola. Pero entiendo perfectamente a qué se refiere y una parte de mi niñez reapareció con aquellas palabras.
Soy hija única. Y recuerdo que cuando era pequeña, pasé una temporada sintiendo miedo a que mis padres se murieran y yo me quedara sola. Sí, tengo familia. Pero no tendría a mis padres. Ellos, el faro que siempre me guía, no estarían para mi.
Y ahora os voy a contar algo, y puede que suene egoísta, pero una de las cosas que siempre pedía era tener un hermano, porque así, si a ellos les pasaba algo, yo no me sentiría tan sola en este mundo. Cuando mi madre se quedó embarazada, yo entraba en la adolescencia y fue un regalo enorme. Pero el destino hizo que no naciera mi hermano, ya que a los 5 meses y medio lo perdió. Ya os expliqué cómo lo pasé, en este post.
No sé si es porque eran otros tiempos o es que mis padres nunca le han dado importancia, pero cuando se lo comenté, me dijeron simplemente que no me preocupara que a ellos no les iba a pasar nada. Pero y si....
Ese y si.... no me dejaba tranquila y cuando ella me dijo eso, recordé esos momentos en que la soledad me daba miedo e irremediablemente pensé en Carlota. Tardé treinta segundos en reaccionar y entonces decirle: No puedo ni imaginarme como te sientes. Sé porque lo dices, y sé que ahora nada te consolará, pero no estás sola. Tu misma has creado una familia. Tienes a tu pareja. A tu hija. A nosotros. Sí, no somos familia de sangre, pero estamos ahí para lo bueno y para lo malo.
Unos días más tarde, en la iglesia del barrio se hizo una misa en recuerdo de su padre. Esta vez acudimos todos. Mis padres, mi medio limón, la niña y yo. Casi cuatro años tenía en aquel momento. Así que os podéis imaginar que las preguntas se agolpan en su mente y las suelta sin pensar. ¿Dónde vamos? ¿Y por qué vamos? ¿Qué ha pasado? ¿Por qué tenemos que estar callados? ¿Qué le pasa a tu amiga? ¿Por qué está triste?
Estas y muchas más fueron sus preguntas. A las que su padre y yo intentamos contestar de la mejor manera posible. Le explicamos que el papá de nuestra amiga había muerto. Que eso pasaba, pero que no tenía que tener miedo. Le contamos que estábamos allí para acompañar a nuestra amiga, darle ánimos y sobre todo muchos abrazos y besos.
Después de salir de la misa nos fuimos a casa y yo pensaba que seguiría con las preguntas, pero no. Simplemente estuvimos hablando de porqué el cura llevaba ese vestido, por qué bebía de la copa y por qué él podía hablar con el micro, mientras ella tenía que estar callada.
Hace dos semanas, iba paseando, con otra gran amiga y la peque. Nos había cogido de las manos e íbamos las tres juntas. Pasamos por delante de la casa de la otra chica y entonces la peque se paró, me miró a los ojos y me dijo: Mami tu no te irás al cielo como el papá de tu amiga, ¿verdad?
Ahí estaba. La pregunta que yo me había esperado aquel día que preguntó por la muerte, pero que no hizo. Y justo, cuando tenía la guardia bajada, LA PREGUNTA.
Siento pena al tener que hablar estas cosas con ella. Desgraciadamente no todo es de color de rosa (o en el caso de la peque de color azul o verde) y eso hace que tengamos que afrontar momentos muy duros.
Mi amiga se quedó blanca con la pregunta. Yo, respiré hondo, me agaché para ponerme a su altura y le dije que al llegar a casa hablaríamos de ello.
Treinta minutos más tarde estábamos en casa. Aparentemente, ella se había olvidado de la pregunta, pues no había insistido. Pero yo la tenía ahí dentro, sin saber bien qué decirle.
Nos fuimos a jugar a su habitación y allí, entre coches y peluches, le dije si quería que habláramos sobre lo que había preguntado. Le pregunté por qué me había dicho eso, si tenía miedo. Me dijo que sí.
- Mama, tengo miedo a que te vayas al cielo. A que estés enferma y te mueras y yo no pueda verte más.
Con solo 4 años y me suelta esto. ¿Qué le dices? No te preocupes, mamá es una supermamá y nunca se pondrá enferma ni se morirá.
Sí, eso era lo que quería decirle. Pero no, me prometí que nunca la mentiría. Así que ahí estaba. Intentando explicarle todo esto. Le dije que lo más importante era disfrutar de nosotros siempre que ella quisiese. Que tanto mamá como papá no están enfermos y que se encuentran genial, pero que no quita que en un futuro eso pueda pasar. Le dije que siempre le diríamos la verdad y luego hablamos de la muerte en los más mayores.
Desde ese día no ha vuelto a sacar el tema. Pero está muy insistente en ir al pueblo este verano porque quiere ver a su bisabuela. No sé si tendrá algo que ver, pero creo que sí. Creo que necesita verla y achucharla. Cantarle una canción y ver que está bien.
Y vosotr@s. ¿Qué preguntas difíciles os han hecho los peques? ¿Os han preguntado por la muerte? ¿Cómo se lo habéis explicado?
Ay! Que hartón de llorae guapa... Mi hija es hija unica y la verdad es que, egoistamente no tenemos pensado tener más, porque la maternidad sin ayuda ni apoyo es muy dura. Pero me da tanto miedo que se sienta sola cuando no estemos. En mi familia ni mi madre ni mi padre han tenido buenas experiencias con sus hermanos, y al final estan igual de "solos" que si no los tuvieran. A veces aun con una gran familia podemos sentirnos solos... Tu niña es un amor, y te entiendo perfectamenta. Un abrazo!
ResponderEliminarUff es uno de esos momentos peliagudos que tenemos que estar preparados para saber qué decirles. Que hermosa queriendo ver a la bisabuela, que tierna...
ResponderEliminarHola!!!
ResponderEliminarLo hiciste muy bien. Me gusta eso de no mentir a los niños. No es necesario dar detalles, ni estar hablando de eso todo el tiempo. Pero si como bien dices hay que decir que es algo que un dia va a pasar aunque digamos que falta mucho.
Al ver el titulo del post no me podido resistir a leerlo, y me alegro de haberlo hecho. La historia que cuentas es muy emotiva. Esta genial que a la peque le contéis la verdad para que no pase por lo que tu pasaste. En mi familia somos 5 hermanos y cuando falleció mi abuela mi penúltima hermana tenía 2 años casí 3. Y hicieron lo mismo... le dijeron que ya no estaba que se había ido al cielo. Su reacción fue mejor que las de mis hermanas medianas de 18 y 14 años... Los peques sorprenden mucho. Siempre que pasa alguna tragedia (como la muerte de nuestro perro) dice ella ahora (tenía 4 años) se fue al cielo con la yaya...
ResponderEliminarYo con mi hija pienso hacer lo mismo. Las verdades enteras, sin maquillaje ninguno... Un beso guapa
Jo maja, menuda llorera! Siempre le he tenido mucho miedo a la muerte y ahora que soy madre, más. Cuando llegue el momento de responder esa pregunta quiero hacerlo como tú. Sin mentir.
ResponderEliminarbuenos dias que tal?
ResponderEliminarme parece un super post super interesante y que me vendrá genial para si algún día me pasa esto.
Yo la verdad que es oír de muerte y me entra un mal cuerpo, esto me pasa desde el 2006 cuando pase un atentado, tengo mucho miedo a ello pero bueno. Los peques míos alguna vez me han preguntado algo, de donde van cuando mueren? que pasa luego? etc. y lo poco que les he dicho les ha servido.
Recuerdo perfectamente esa misma inquietud cuando era pequeña. Soy hija única y además mi padre se marchó cuando yo tenía 6 años, así que la dependencia total de mi madre me agobiaba mucho, pensando que si algún día no estaba, nadie iba a cuidarme. Me imaginaba teniendo que ir al mercado sola y haciéndome la comida.
ResponderEliminarMe parece genial que le contéis todo a la niña sin cuentos ni fantasías que luego hay que volver a explicar.
Si os sirve de ayuda en el tema de la muerte, el otro día en el tanatorio de Sancho de Ávila vi que vendían cuentos para explicar el tema a los más pequeños. No los pude ojear porque están en una vitrina, pero parecían interesantes.
Besos!
Describes muy bien los sentimientos, el miedo... Yo no se reaccionar muy bien cuando mi peque me dice que no quiere que sus abuelos estén en el cielo, pero al menos la pregunta no es tan potente, ella aún no ve el miedo a que nos pase algo nosotros.
ResponderEliminarUffs.. me has hecho llorar porque el tema en mi casa, como has podido ver en mi blog, está candente.
ResponderEliminarYo también soy hija única, y sí, he tenido y tengo los mismos miedos. La soledad, el perder a tus padres y sentirte sola en el mundo. Sí, se que no es cierto, que tengo mi familia, mis amigos.. pero mis soportes, mis columnas en la vida, si se van.. estaré sola.
Tengo una peque que en diciembre hará 4 años, y será también hija única. Nosotros tampoco mentimos, y sí, repite una y otra vez que no quiere que nos hagamos abuelitos y nos muramos. Yo le digo que eso pasará dentro de muuuucho, mucho, mucho tiempo siempre que no ocurra nada raro. Que tendrá papá y mamá para rato y la achucho fuerte. Pero se que ese miedo, esa soledad, no se le va a quitar aunque yo intente paliarlo y rebajarlo un poco.
Un beso enorme.