Cuando me quedé embarazada todo fueron buenas caras, celebraciones, abrazos, lloros de felicidad,... Nada podía preveer todo lo que pasaría durante los siguientes meses.
Mi médico estuvo en todo momento atento a mi embarazo. Al estar bastante por encima de mi peso, quiso que me cuidara y que comiera sano, y aunque nadie lo creía lo hice. Por eso adelgacé durante el embarazo, pero eso, ya lo explicaré otro día.
Durante las primeras semanas tuve algún susto de pérdidas y que me hacían llorar desconsolada, pensando que al feto le había pasado algo y que no podríamos tenerlo.
Pero por suerte, un poco de reposo y tranquilidad hizo que todo siguiera viento en popa.
Durante las Navidades, me hicieron las pruebas del triple screening.
Esta prueba no representa un diagnóstico, esto se ha de tener claro. El médico me dijo que esto era para valorar si se me tenía que hacer otro tipo de prueba para contrastar, ya que esto no es concluyente, solo nos da una serie de pautas y pistas que luego pueden ser erróneas.
Para ello una de las pruebas es un análisis de sangre, donde miran diferentes niveles, que sinceramente, no me acuerdo, sé que algo que produce el feto y la placenta. Después de esto, se hace una ecografía a la madre, para medir el pliegue nucal del bebé.
El día 31 de diciembre llamé la médico, pero estaba con una paciente y pensé: bueno, no pasa nada por llamar otro día. Así que llamé después de año nuevo. Ese mismo día el médico me pidió que fuera por la tarde, porque los resultados no eran del todo concluyentes.
Justamente, había cogido una tos tremenda y fiebre. Así que fue bien ir a verlo, porque así me recetó antibióticos.
En la visita estuvimos, mi madre, mi marido y yo. Allí el médico nos dijo que la prueba del pliegue había salido perfecta. Pero que al del análisis de sangre daba unos valores bastante más altos de lo que esperábamos.
Así que hablamos sobre la amniocentesis. Esa prueba que te practican cuando los resultados anteriores no arrojan más que interrogantes, como es mi caso o superas una edad, 35 años, que se suele hacer casi siempre (siempre que la madre no se oponga).
Estuvo explicándome lo que se hacía en la amnio. No tengo miedo a las agujas, pero pensar que una traspasaría mi barriga, hasta llegar a la bolsa y sacaría un poco de líquido amniótico no me gustaba un pelo. Si a eso, le añades el bajo riesgo (pero lo hay), de un posible aborto. Además de estar en reposo varios días, por si acaso. No quería hacerme esa prueba. No quería volver a tener miedo. No quería volver a llorar, por pensar que la bolsa estaba rota, que el bebé estaba mal,... Pero quería hacerme alguna prueba que me ayudara a saber que todo allí dentro iba bien.
Entonces apareció. El médico nos habló de una prueba, no invasiba:
- Un pinchacito y listo. Seguro que a esto no dices que no.
La verdad es que no dije que no. Pincharte en el brazo, sacarte sangre, ... Era un análisis más. Eso sí me gustó.
El problema es que no lo cubría la seguridad social y mi seguro médico tampoco. Era una prueba algo nueva en España. Aunque se lleva tiempo practicando en otros países europeos, aquí todavía estaba por conocerse. Si quería hacerme esta prueba debía pagar. Y claro no es que valiera dos duros, ni cinco. Ojalá!!!
En el momento de salir de la clínica, mi madre nos dijo que ella y mi padre nos la pagarían, que sería su regalo de reyes. Ella tampoco quería que me hicieran la amniocentesis. Así que habló con mi padre, el que estuvo mas que dispuesto a ayudarnos.
También habló con una amiga, que justamente trabaja en unos laboratorios que hacen esa prueba. Así que sin pensarlo, pidió cita para ir y que me sacaran sangre.
Me hice la prueba casi rozando el momento que casi no podía hacerse esa prueba. Pero llegué a tiempo. Está pensada para hacerla en el primer trimestre, entre la semana 10 y 13 de gestación. También la puedes hacer a principios del segundo trimestre, pero no puedes hacerla después de la semana 20, porque los resultados no son del todo fiables.
Después del pinchazo, nos tocó pagar. 700 euros, ni más ni menos. 700 euros por un pinchazo. Da hasta reparo tener que pagar todo eso. Pero era por algo que necesitábamos saber y poder respirar tranquilos.
Solo tuvimos que esperar 2 semanas. Esas dos semanas fueron para seguir con nuestras vida, e intentar no pensar en nada de la prueba. Pero conforme se iba acercando el día, mi madre, que es un nervio puro, no paraba de decir que quería saberlo ya. Incluso llamó a su amiga. Pero no se sabía nada de las pruebas.
Un día estaba en el trabajo y me llamó mi madre. Estaba llorando a moco tendido:
- Mamá ¿qué te pasa?
- Nada. Que me han dado los resultados.
- ¿Y?
- ¡Es una niña!
- O sea que está bien. ¿No?
Yo ya sabía que lo estaba, es fácil saberlo si tu madre está llorando de felicidad, porque además le han dicho que va a tener una nieta, aunque ella quería un niño. Me hizo gracia ver que lloraba por la felicidad que sentía al saber que todo estaba bien. Reconozco que a mi también se me saltaron las lágrimas al saber que ella era ella y no él y que además estaba todo bien.
Esta prueba me ayudó a saber lo que necesitaba. A saber que la peque seguía creciendo bien y sana. Pero me daba rabia pensar en el dinero que tuvimos que desembolsar.
Al cabo de un par de meses de esto, en pleno segundo trimestre. El seguro médico que tengo, manda un mail para decir que la nueva prueba de sangre que sustituye a la amniocentesis entra por el seguro, siempre y cuando sea algo estrictamente necesario. Casi me da algo. Solo unos meses nos separaron para podérmela hacer por el seguro, sin tener que desembolsar ese dinero.
Pero bueno, ya era un paso. ¿No? En ese momento pensaba: Ahora solo falta que la pongan dentro de la sanidad pública, porque es una prueba nada invasiba y que casi todas las madres, por no decir todas, se la pueden hacer.
Y justo ahora en estos días he leído la noticia. Podéis imaginaros la felicidad que siento cuando pienso que ahora muchas mujeres ya no tendrán que dejarse el sueldo de un mes, o pedirlo prestado para hacerse una prueba que puede ser decisiva en la vida de unos futuros padres.
Esta prueba se la recomiendo a todo el mundo. Además, te dicen si es niña o niño, como premio!!!! jejejejeje.
Yo ya sabía que era niña cuando fui a la consulta para hacerme la eco de las 20 semanas. Pero igualmente le dije al médico. Es niña, ¿verdad? Que ahora no le haya crecido una colita entre las piernas. El médico lo cercioró. No te preocupes, es niña y muy movida.
Así que todas aquellas mujeres que estén embarazadas o quieran estarlo pensar en esta prueba. Eficaz al 99,9%, no invasivo,...
¿Qué pensáis de la noticia? creo que es de lo mejor que he oído estos días.
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