La canción dice... Algo se muere en el alma, cuando un amigo se va. Cuando alguien desaparece de nuestras vidas y no estamos preparados para ello, algo se muere en nuestra alma. Nuestro corazón se resquebraja y sentimos un intenso dolor.
Hoy mi alma está rota.
No tenía esta idea, cuando la semana pasada os dije que volvía al blog. Pero en cuestión de semana y media, todo ha cambiado y permitidme que hoy venga a llorar, a soltar lastre. A quejarme de esta mierda de sociedad. A simplemente deciros que mi alma está vacía.
Como algunos sabéis, hace unos días nos avisaron de la residencia, donde vive mi abuela y donde ha estado confinada, desde antes del propio confinamiento. Nos llamaron con la peor de las noticias para un sitio así. La mierda de bicho, COVID-19 había llegado y se había instalado en la residencia.
Pero... ¿cómo? ¿cómo ha podido pasar si las personas están confinadas en sus habitaciones y casi no tienen contacto con nadie? Pues fácil, porque era muy importante salvar la Navidad. Era muy importante ser más laxos con las normas, no pasaría nada. ¿verdad?
A mi abuela le han robado el tiempo que le quedaba de vida. Sí, tal y como lo escribo. LE HAN ROBADO EL TIEMPO QUE LE QUEDABA.
Ella, que ha cumplido las normas. Ella que ha estado confinada. Ella, temerosa de Dios y de todo esto que está pasando, encerrada pasaba los días. Pero nada la ha salvado. Como digo, era más importante salvar la Navidad.
Siento IRA, siento RABIA. Lo dije, y no me cansé de escribirlo en RRSS, incluso colgué un video en Instagram diciéndolo. Prefiero estar esta navidad sin ver a nadie para salvar las navidades futuras, que no poner toda la carne en el asador y arrepentirme toda la vida.
Mi abuela ya no volverá a celebrar la Navidad. Y todo gracias a que decidieron ser más laxos con las normas. Todo por dejar salir a otras personas, a pasar el día fuera y comer en sitios públicos con más gente. Dos semanas, dos semanas pasaron hasta que empezaron a notar que algo no iba bien. Hasta el cuerpo sanitario que está en la Residencia cuidando de nuestros mayores cayeron enfermos. ¿Creéis que mandaron a gente para cuidar a los abuelitos enfermos? No. No había casi personal. Mi pobre abuela, que tenía que ponerse la máquina de oxígeno durante unas horas al día, estuvo más de 48 horas sin podérsela poner, porque necesita ayuda y nadie iba a su habitación para ayudarla.
No ha sido hasta el último momento, en que sus pulsaciones bajaron, su fiebre subió, que no se hizo algo por ella. ¿Pero qué hacer con alguien tan mayor? Solo se le puede llevar al hospital y tenerla lo más cómoda posible hasta el final desenlace.
NOS HAN ROBADO NUESTROS MOMENTOS. Mi abuela ha muerto a escasos días del aniversario de la muerte de mi abuelo. Mi abuela ha muerto a tan solo dos meses de cumplir los 90 años. Mi abuela ha muerto a tan solo unas pocas semanas de conocer a su tercer bisnieto (el primer niño). Y todo por qué?
Porque vivimos en una sociedad donde la individualidad es más importante. Lo que le pase a los demás nos da igual. Somos egoístas por naturaleza y no pensamos en el bien común, solo en lo que va bien para nosotros y en el ahora. No podíais pensar en que era mejor perder el presente, de la Navidad que hemos dejado atrás para poder tener las Navidades futuras y ser felices todos juntos?
Esta mañana leí la noticia de que en Méjico, una familia fue a un entierro y ahora tienen que celebrar 16 más. 16 muertes en una misma familia. Por inconscientes, por no pensar en que este bicho mata a cualquiera. Que da igual que seas alto, bajo. Que ser joven o no. Que lo puedes pillar y no vivir para contarlo.
Hoy mi alma se ha quedado vacía. Mi abuela, la única que me quedaba en este mundo se ha ido para no volver. Ahora brillará en el cielo, como dice mi hija. Ahora estará con el abuelo y con nuestro pequeño Batman.
Isolina, abuela. Solo quiero decirte que has sido una mujer fuerte, una mujer luchadora. Que has estado siempre a nuestro lado. Que hemos tenido nuestras diferencias, pero nos has querido sin condiciones. Te echaré de menos. Te echaremos de menos. Carlota te manda un beso enorme y agradece que te pusieras al teléfóno hace una semana para decirle que es la persona a la que más quieres en este mundo. Dejas un vacío en nuestros corazones, pero quiero que sepas que estaremos bien, que cuidaremos los unos de los otros, que te sentirás orgullosa de tus hijos, de tus nietos y de tus bisnietos. Quiero que cuando veas al abuelo le des un abrazo enorme. Después de 18 años, sigo echándolo de menos. Abuela, abuelita, yaya. Gracias. Gracias por cuidarme todos los verano. Gracias por la paciencia que tuviste, cuando lloraba y te gritaba porque quería volver con papá y mamá. Gracias por esa preciosa canción que me cantaste el día de mi boda (momento en que emocionaste hasta al del corazón de hielo). Gracias. Siempre te querré. Vuela alto, brilla fuerte. Descansa en paz.
Las 4 generaciones juntas |