Hace unos días en Twitter se hizo eco el tweet de un padre que al llegar a un restaurante, el camarero les dijo que no les saldría a cuenta porque los niños no comen igual.
Simplemente me quedé a cuadros. Pero que coj**** Es esto??? A ver, en serio me dices que en un restaurante te vetan la entrada porque tus hijos van a comer menos??
En fin, vengo a explicaros nuestra experiencia. Yo no sé si es que hemos tenido suerte o es que antes de ir a un sitio con la peque nos lo pensamos mucho (el tema económico en casa no está muy bien). Pero no nos hemos encontrado con la guisa de que nos veten la entrada al ir con ella.
Como padres sabemos donde somos bienvenidos y, donde mi hija no lo es, a mi no me ven el pelo. Lo tengo clarísimo. Hace algún tiempo, escribí una carta a mi hija en este blog para explicarle que era la #niñofobia y que a nosotros en sitios donde a ella no la quieren nosotros tampoco vamos. No es justo que se discrimine a un niño por ser niño.
Entendedme. Yo como madre también quiero paz y tranquilidad en algunos momentos, pero no por ello le digo a mi hija: no eres bienvenida en casa porque quiero paz. Ellos son el futuro de nuestro planeta y nuestra existencia. Vetándoles el paso no ayudamos. Al contrario, si queremos que sean adultos responsables y empáticos con el resto y poder convivir en sociedad, debemos enseñarles modales, a ser correctos, a comportarse y eso, sólo se puede hacer saliendo de casa y viviendo aventuras donde podamos ver y enseñar todo esto.
Como digo, a nosotros no nos han vetado la entrada. Mirarnos mal, sí. Pero no por parte del personal del sitio donde hayamos ido, si no, muchas veces de los propios comensales. Gente que resopla, nos mira de reojo. Pero a mi plin. Nosotros también tenemos derecho de disfrutar de un buen día en familia. Y supongo que como estoy acostumbrada a que me miren raro cuando me saco la teta cuando la peque quiere un poquito, pues nada, lo que digo, sus miradas me resbalan.
Como habréis visto por las RRSS (sobre todo por ig de Mami Reciente Cuenta), hace un par de findes nos fuimos a pasar unos días a un hotel que nos encanta a todos. También podéis leer el post de dicho hotel que os escribí la semana pasada. Es un hotel familiar, donde la gente es amable y donde tiene cabida todo el mundo. Nos gusta por eso, porque nadie es discriminado, ni por ser un niño, ni por ser anciano, ni por requerir un trato especial.
Cada día más se van haciendo eco de esta #niñofobia que está saliendo. Primero algunos restaurantes. Después los transportes, como los trenes y también, ahora, los aviones. Los hoteles. Al final, tendremos que dejar a nuestros hijos para poder ir a tomar una simple cerveza al bar de la plaza y yo me niego a pensar que estamos llegando a ser una sociedad tan puramente egoísta y egocentrista que nos olvidamos de que nosotros, en un momento de nuestras vidas, también fuimos niños.
Los niños son niños. Precisamente por eso, nunca llevaré a mi hija a un sitio de alto postín en el que el protocolo te dicte estar en la mesa hasta finalizar. Eso está claro y por ello, en un sitio que creo que puede ir acorde a nosotros, como familia, sí que iremos.
También os digo, que me digan en un restaurante o bar que no me dan mesa porque mi hija no les sale a cuenta, mi respuesta sería rápida: SE NOTA QUE NO LA HA VISTO COMER 😂😂😂. Primero, no todos los niños son iguales, esto lo hemos dicho mil millones de veces, igual que no se comportan igual, no comen tampoco igual. Mi hija con casi tres años come como una lima. La gente se queda anonadada con ella. Sin ir más lejos, el fin de semana,en casa de mis suegros se metió entre pecho y espalda 3 platos de sopa, un yogurt, un trozo de pizza con queso y medio helado. Casi nada.
Lo mismo pasa con los hoteles. Vetan la entrada a mi hija porque tiene tres años, seguramente tendrá alguna rabieta, la liará o lo que sea... Ni que decir tiene que mi hija, el finde de hotel, de hace un par de semanas, solo nos la lió una vez y fue en la calle, por no comprarle el peluche de la Lady Bug. En el hotel estaba encantada. Jugaba, saltaba, reía, bailaba, comía y mil cosas más. Se portó genial. No como muchos adultos con los que tuvimos "la desgracia" de coincidir en esos días.
Si vetan a los niños por ser niños, quiero hoteles donde se veten a los grupos de amigos que van a liarla. O a los estudiantes, o los jubilados, que cuando ven un buffet, se tiran a por todo empujándote, aunque lleves a una niña en brazos (sí, también nos ha pasado y no solo en el hotel). ¿Vetan su entrada? ¿Por qué ellos son válidos y mi hija no lo es?
Vuelvo a repetir. Sé donde debo y no debo llevar a mi hija. Pero no por eso, me gusta que le veten la entrada a ciertos sitios, que para mi son de lo más normal acudir. Al final se montarán guetos. Los bares y restaurantes para padres y los que no son padres. Sinceramente, entiendo que una pareja no quieran ser padres, cada uno hace con su vida lo que quiere y lo que le apetece, nadie es mejor ni peor que nadie por querer o no querer tener hijos. Pero pienso en un mundo sin niños, solo de gente adulta. Sinceramente, me pone triste, lo veo todo en blanco y negro, o mejor dicho, en gris, un gris apagado, feo. Yo soy de las que les gusta vivir la vida llena de colores, ojalá las cosas nos fueran mejor para que mi marido me dijera: Veeeeeenga, vamos a por otro, porque por falta de ganas no son, ya os lo digo. Y si pudiera... madre mía, mi marido se le caen los pocos pelos que le quedan en la cabeza si le digo que ahora que tenemos a Carlota querría tres o cuatro más como ella. Porque sí, me saca de quicio, a veces necesito mi espacio porque en cuanto llego es mami, mami, maaaaaaamiiiiii. El: tú no, papá. Lo tiene más que aprendido. Pero la miro y se me llena el corazón de calor y de amor. La miro y sonrío, mis penas, con ella, con el corazón en la mano: son menos penas.
Por eso, como digo y no me cansaré de repetir: No entiendo a la gente que vetan a los niños, que vetan a los padres por ser padres. Nos ponen todos en el mismo saco y no somos todos iguales. Igual que a mi no me gustan que me molesten, os aseguro que mi hija no molesta a nadie, ni en un restaurante ni en un tren, ni en cualquier sitio que esté conmigo.
Como habréis visto por las RRSS (sobre todo por ig de Mami Reciente Cuenta), hace un par de findes nos fuimos a pasar unos días a un hotel que nos encanta a todos. También podéis leer el post de dicho hotel que os escribí la semana pasada. Es un hotel familiar, donde la gente es amable y donde tiene cabida todo el mundo. Nos gusta por eso, porque nadie es discriminado, ni por ser un niño, ni por ser anciano, ni por requerir un trato especial.
Cada día más se van haciendo eco de esta #niñofobia que está saliendo. Primero algunos restaurantes. Después los transportes, como los trenes y también, ahora, los aviones. Los hoteles. Al final, tendremos que dejar a nuestros hijos para poder ir a tomar una simple cerveza al bar de la plaza y yo me niego a pensar que estamos llegando a ser una sociedad tan puramente egoísta y egocentrista que nos olvidamos de que nosotros, en un momento de nuestras vidas, también fuimos niños.
Los niños son niños. Precisamente por eso, nunca llevaré a mi hija a un sitio de alto postín en el que el protocolo te dicte estar en la mesa hasta finalizar. Eso está claro y por ello, en un sitio que creo que puede ir acorde a nosotros, como familia, sí que iremos.
También os digo, que me digan en un restaurante o bar que no me dan mesa porque mi hija no les sale a cuenta, mi respuesta sería rápida: SE NOTA QUE NO LA HA VISTO COMER 😂😂😂. Primero, no todos los niños son iguales, esto lo hemos dicho mil millones de veces, igual que no se comportan igual, no comen tampoco igual. Mi hija con casi tres años come como una lima. La gente se queda anonadada con ella. Sin ir más lejos, el fin de semana,en casa de mis suegros se metió entre pecho y espalda 3 platos de sopa, un yogurt, un trozo de pizza con queso y medio helado. Casi nada.
Lo mismo pasa con los hoteles. Vetan la entrada a mi hija porque tiene tres años, seguramente tendrá alguna rabieta, la liará o lo que sea... Ni que decir tiene que mi hija, el finde de hotel, de hace un par de semanas, solo nos la lió una vez y fue en la calle, por no comprarle el peluche de la Lady Bug. En el hotel estaba encantada. Jugaba, saltaba, reía, bailaba, comía y mil cosas más. Se portó genial. No como muchos adultos con los que tuvimos "la desgracia" de coincidir en esos días.
Si vetan a los niños por ser niños, quiero hoteles donde se veten a los grupos de amigos que van a liarla. O a los estudiantes, o los jubilados, que cuando ven un buffet, se tiran a por todo empujándote, aunque lleves a una niña en brazos (sí, también nos ha pasado y no solo en el hotel). ¿Vetan su entrada? ¿Por qué ellos son válidos y mi hija no lo es?
Vuelvo a repetir. Sé donde debo y no debo llevar a mi hija. Pero no por eso, me gusta que le veten la entrada a ciertos sitios, que para mi son de lo más normal acudir. Al final se montarán guetos. Los bares y restaurantes para padres y los que no son padres. Sinceramente, entiendo que una pareja no quieran ser padres, cada uno hace con su vida lo que quiere y lo que le apetece, nadie es mejor ni peor que nadie por querer o no querer tener hijos. Pero pienso en un mundo sin niños, solo de gente adulta. Sinceramente, me pone triste, lo veo todo en blanco y negro, o mejor dicho, en gris, un gris apagado, feo. Yo soy de las que les gusta vivir la vida llena de colores, ojalá las cosas nos fueran mejor para que mi marido me dijera: Veeeeeenga, vamos a por otro, porque por falta de ganas no son, ya os lo digo. Y si pudiera... madre mía, mi marido se le caen los pocos pelos que le quedan en la cabeza si le digo que ahora que tenemos a Carlota querría tres o cuatro más como ella. Porque sí, me saca de quicio, a veces necesito mi espacio porque en cuanto llego es mami, mami, maaaaaaamiiiiii. El: tú no, papá. Lo tiene más que aprendido. Pero la miro y se me llena el corazón de calor y de amor. La miro y sonrío, mis penas, con ella, con el corazón en la mano: son menos penas.
Por eso, como digo y no me cansaré de repetir: No entiendo a la gente que vetan a los niños, que vetan a los padres por ser padres. Nos ponen todos en el mismo saco y no somos todos iguales. Igual que a mi no me gustan que me molesten, os aseguro que mi hija no molesta a nadie, ni en un restaurante ni en un tren, ni en cualquier sitio que esté conmigo.
No sabia la historia del padre que le negaron el servicio en el restaurante, que fuerte. A la larga les repercute a los dueños porque si bien es cierto que el niño no va a consumir mucho, si tu atiendes a los padres sin importarte lo que come el niño, seguramente como padres, volveremos a ese lugar. Yo he visto muchas malas caras en los aviones, a la gente le fastidia ir cerca de un niño y muchas veces los que se portan peor son otros adultos pero es mas facil hacerle malas caras a un niño. Que pena. A mi tambien se me resbala, hay niño fobia si, pero yo tengo que ponerle cara, dejar que no nos afecte. Saludos!
ResponderEliminarEs lo que yo pienso. Nosotros siempre volvemos a esos sitios donde todos somos bienvenidos y donde nos sentimos a gusto. Mi hija tiene días en los que come bien y otros no tan bien, pero no creo que eso sea una excusa para vetarnos la entrada.
EliminarYo he visto siempre malas caras en transportes. Todavía no hemos viajado en avión con la peque, pero sí en tren y alguno resopla, también hemos oído comentarios algo hirientes en restaurantes, pero más bien porque me saco la teta para que la peque coma cuando tiene un mal día y no quiere comer lo del plato.
Gracias por tu comentario.
Saludos
Para mi el problema no son los niños, si no los niños maleducados, que los hay (igual que adultos maleducados como los que os tocaron en el hotel). Niños que corren en los restaurantes, que te mojan con pistolas de agua en la playa, que gritan en los museos... y claro está que el problema son los padres de estos niños asalvajados, que no les enseñan las reglas mínimas de convivencia.
ResponderEliminarExisten situaciones muy molestas como el caso que contáis de los aviones, en los que es inevitable que los niños se pongan nerviosos o se agobien y no haya ningún rincón al que llevárselo para tranquilizarlo... ahí toca aguantar todos y no pasa nada.
Un saludo!!!
Pienso que ahí el problema es de unos padres permisivos que dejan a sus hijos hacer lo que quieran en cualquier lado. Es verdad que son niños, pero hay normas y se deben cumplir. Mi hija cuando termina de comer, a veces me pide levantarse, pero siempre le recuerdo que no se molesta a nadie, que puede jugar en la mesa o en algún sitio donde no se moleste ni a la gente ni al camarero que debe trabajar y te digo más, no es la primera vez que los propios trabajadores nos felicitan por tener una niña educada que no les molesta, ni corre, ni grita, simplemente juega con sus cosas o conmigo. Por supuesto puede tener un mal día pero ese día yo, como su madre aguanto el chaparrón como puedo y si tengo que dejar mi comida y salir del restaurante para calmarla, lo hago y listo. No tienen porque aguantar. Pero por el simple hecho de ver un niño que resoplen, te miren mal o cualquier cosa me llevan los demonios. Yo quiero tener una cena romántica con mi marido y nos han molestado el grupito de 4 o 10 que han estado chillando, pero no cojo y les miro mal (Aunque faltas no me quedan) y si tengo que quejarme, lo hago al camarero o dueño para que les llame la atención.
EliminarPadres permisivos los hay, pero no todos somos así y a veces, pagamos justos por pecadores.
Saludos
estoy absolutamente de acuerdo con lo que dices, pero me quedo con esta frase "me niego a pensar que estamos llegando a ser una sociedad tan puramente egoísta y egocentrista que nos olvidamos de que nosotros, en un momento de nuestras vidas, también fuimos niños"
ResponderEliminarYo hice también una entrada al respecto. Creo que es muy importante aportar cada uno nuestro granito de arena porque hay que crear conciencia en esta sociedad que está tomando un rumbo que yo no sé dónde vamos a terminar de seguir así...
ResponderEliminarA veces, se mete a todos los padres en el mismo saco y entonces hay gente qu es ver una familia y huye o hace muecas, sin tan sólo saber... Ains
ResponderEliminarY luego leer algunos comentarios de la gente en redes en plan antiniños...pero esta gente en que piensa? como va a seguir el pais dentro de unos años si no hay relevo? y como quieren que sea ese relevo? en fin...lo que hay que aguantar
ResponderEliminarYo desde antes de nacer mi hijo tenía claro que a los sitios donde no pueda ir él no voy (bueno, hace unos días fui al concierto de Guns and Roses pero ese me lo merecía jajaja). Me refiero a hoteles, restaurantes y demás. Yo de momento no he tenido ningún problema. Creo que una vez me dijeron que no en un restaurante por teléfono por el niño pero no lo puedo asegurar 100%. Los padres somos conscientes de lo sitios a los que podemos ir o no podemos ir pero si consideramos que se puede ir, si nos vetan la entrada, ya nos han visto para la próxima. De momento nunca nos ha montado un "escándalo" en ningún bar/restaurante, pero si lo hace, pues me salgo y cuando se calme pues vuelvo a entrar y no pasa nada en absoluto. Espero que esta niñofobia acabe porque son el futuro y uno de estos niños que ahora tanto temen, será nuestro presidente del gobierno y lo mismo es ahí donde tenemos que asustarnos y no ahora jajaja.
ResponderEliminarYo he tenido mis broncas importantes y una vez casi me tienen que sujetar para que no le diera en plan físico a un subnormal en un avión. Ahora bien, ese no tiene niñofobia más, tiene madrefobia proque si le llego a pillar acabamos en comisaría.
ResponderEliminarEs cierto lo que decís. A los que no tenemos hijos y hemos sufrido frecuentemente a niños maleducados con padres pasotas en restaurantes, cines, museos y demás sitios públicos, vemos entrar una familia y se nos ponen los pelos de punta. Es injusto pero es así...
ResponderEliminarYo creo que parte del problema es que muchas personas no renuncian absolutamente a nada cuando tienen un hijo, y creo que eso es un error para el niño en primera instancia y para los demás. El otro día en un restaurante cenando a las 23:00 había una pareja con un carrito y un bebé que no tendría ni 6 meses. Salieron de allí casi a la 1 de la madrugada con el bebé inquieto y molesto. Es verdad que el pobrecito no lloró ni nada, pero me parece innecesario tener a un niño tan pequeño por estos mundos de Dios a esas horas.
Pero es cierto que no todos los padres son así.
Esta sociedad cada vez más carece de paciencia y respeto. Y no me gusta nada.
ResponderEliminarCon un poco de cordura y empatía las cosas serían más fáciles para todos.
Todos han pasado por la etapa de la crianza. Y los que no, la pasaran .... ya hablaremos entonces de tanta tontería con los niños.
El otro día vi una foto en Instagram de una chica con su perro en zara. Y daba las gracias a la marca porque estaban dejando entrar a perro (no lazarillos) a las tiendas.
ResponderEliminarPues ahora ya no entiendo nada. Fenomenal que evolucionemos con ese tema porque significa que hemos madurado, que los perros están educados (están tranquilos y no saltan a la gente , ...) y que los locales se han abierto.
Pero, entonces ¿tiene más derecho un perro que un niño? ¿esta mejor visto en algunos lugares? hay algo que se me está escapando.
Totalmente de acuerdo contigo. Son niños...y precisamente por eso, porque serán los que en un futuro serán los adultos que muevan este país, hay que permitirles socializar, permitirles aprender. Sin necesidad de estigmatizarlos por el hecho de ser peques. Y como bien dices, hay adultos que por su comportamiento bien deberían agachar la cabeza y corregir su comportamiento. Mil gracias por compartir tu experiencia
ResponderEliminarEn realidad los niños son niños y no se es puede discriminar por eso.Estoy de acuerdo contigo en que yo no voy a ningún sitio en el que se pa que los niños no son bien recibido (aunque los mios como que, menos el peque, ya han superado la etapa de la niñofobia)Besitos
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