martes, 12 de junio de 2018

ACTOS VS CONSECUENCIAS. NUESTRA MANERA DE ENSEÑAR

Hoy vengo a tratar un tema que lleva tiempo rondándome la cabeza. 

Desde que nació la peque me prometí a mi misma que una cosa que nunca haría sería pegarle "para enseñar". Porque a mi me lo han hecho y de enseñar, no enseña nada. Simplemente temes a la persona que lo ha hecho.

Y con esto dejo claro una cosa. NO ME PEGABAN A MENUDO, NO ME PEGABAN PALIZAS. Pero un cachete me he llevado, en cara y boca, alguna que otra vez cuando era pequeña.

También me castigaban. Sobre todo de cara a la pared. Ahora nos reímos. Pero me ponían de cara a la pared, con la tele detrás y con los dibujos puestos, una crueldad para una niña pequeña.

¿Qué aprendí con esto? Nada. Aprendí a tener miedo a uno de mis progenitores cuando era pequeña. Aprendí a no hacer o decir, delante del otro ciertas cosas para que no hubiera castigo, pero nunca aprendí que un acto lleva a una consecuencia, eso, simplemente lo aprendí de mayor y me di con unas cuantas piedras al crecer.

Por eso, mi medio limón y yo hemos hablado largo y tendido del tema. No creemos en la bofetada, no creemos en el castigo de cara a la pared o el rincón de pensar. Somos más lógicos, somos de los que nos gusta hablar, razonar, pero sobre todo enseñar que el acto puede llevarle a una consecuencia que no le gusta.

Y también dejo claro una cosa. En nuestra casa existen normas y reglas que todos debemos cumplir. La peque tiene unos límites puestos y aunque intente sobre pasarlos nosotros nunca hemos dejado que haga lo que le venga en gana.

Sí, para mi lo importante es que tenga una crianza positiva, pero no una crianza happy flower donde todo vale. No es lo mismo y la persona que lo crea está muy equivocada.



La peque está a unas pocas semanas de cumplir cuatro años. Lo que esto significa es que estamos en "constante batalla" en ciertos momentos. Está desarrollando su personalidad (que desde ahora os digo que será fuerte y batallera), lo que muchas veces nos toma un pulso para saber hasta donde llegamos. Aquí es donde mi medio limón y yo no estamos del todo de acuerdo. 

Él deja que la peque se le suba un poco a la parra, deja pasar ciertas cosas y ciertos actos que yo no le dejo. No me parecen bien y pienso que si le dejamos en unas cosas ella pensará, y en esto por qué no? Así que mejor tener unos límites ya marcados. Y parece ser que el papi se ha dado cuenta que no todo puede ser bueno y que nuestra responsabilidad también es marcar unos límites y enseñar a nuestra hija qué es lo que puede pasar.

Así que como digo, le enseñamos que cada acto tiene una consecuencia. Por ejemplo: La peque tiene mil millones de juguetes, así que no le da valor a lo que tiene. Algo que no quiero que pase y por lo que estoy empezando a hacer el uso de la rueda de los jueguetes. Es decir, los juguetes, cada X tiempo van rotando, unos se van a la caja y otros salen. 
¿Qué pasa con la peque y sus juguetes? Que no los cuida. Y ya le ha pasado y ha aprendido. Si un juguete se rompe, se tira y si se tira no se volverá a comprar. Una cosa es que se rompa de viejo, como le pasó con la jirafa sophie. Pero otra muy distinta es que ella misma no cuide de ellos y por ello se rompan.

Otro ejemplo. Estas navidades, los Reyes Magos le trajeron 25 botes de plastilina, en una caja en forma de camión. Plastilina de todos los colores. Ella puede jugar en su mesa de juegos. Y siempre le avisé que si no hacía uso adecuado de la plastilina tendría que quitársela. 
Un día decidió que la plastilina (después de avisarle que esas cosas no se podían hacer) la podía pegar en la pared. Y sin más, vino a nuestra habitación y pegó la plastilina allí. La pared quedó sucia y tal y como yo le advertí la plastilina se ha guardado. Ahora la pide y ya le he dicho que cuando vea que es responsable con sus cosas y con lo que hay en la casa, podrá volver a tener su plastilina.


Ella tiene que aprender que no siempre se saldrá con la suya. Que la vida no es justa muchas veces. Y debe responsabilizarse de sus actos. Por ello, su padre y yo le aconsejamos, le advertimos y dejamos que ella tome su decisión y por su puesto, ella entiende que sus actos lleva a consecuencias que a veces no le gustan. ¿Se frustra? Por supuesto, pero también aprende.

Otro día os hablaré de la importancia, en nuestra casa de tomar decisiones por uno mismo. 

Pero por ahora os dejo con esta pregunta: ¿Cómo lo hacéis en vuestra casa? me gusta saber diferentes puntos de vista para poder comparar y ver cuál es la mejor opción para nuestra familia.

9 comentarios:

  1. Estoy en la misma situación que tú, con la peque de 4 años y que a veces se me complica lo de poner límites, porque parece que cuando algo no lo debe hacer es un reto para ella... Ayyy

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    1. Exacto!! Están en una edad donde su carácter está brotando y nos ponen al límite para saber donde llegamos.
      La peque conmigo nunca la lía. Pero con su padre... es otro cantar

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  2. Estoy totalmente de acuerdo contigo. Nosotros queremos inculcarle esa mentalidad a nuestra hija. Yo también me llevé algun cachete, pero con eso aprendes que lo que dices no le h gustado a quien te lo da, no el motivo, ni lo malo que tiene lo que has dicho. Los actos tienen consecuencias y desde pequeños ya saben entender ese tipo de relaciones. Es bueno ver que hay más madres con esa mentalidad

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    1. Gracias!
      Pienso que un cachete no ayuda. Como dije, solo te enseña a tener miedo a la persona que te da el cachete, no respeto

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  3. Yo aplico la misma logica con las niñas. Aprender laa consecuencias de los actos, pero sin castigos

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    1. Me parece que es la mejor manera. Así es como aprendemos los adultos. Nuestros actos nos llevan a consecuencias, sea en el trabajo o en la vida diaria. Si ellos aprenden desde niños así, pienso que de mayores serán más consecuentes

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  4. Muy bien hecho, a los niños se les educa con amor pero con límites y consecuencias de sus actos.
    Gracias por tu publicación.

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    1. Gracias!!
      Eso mismo pensamos nosotros. Se puede educar desde el respeto y siempre enseñando

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  5. Cuesta y mucho. Nosotros con esto tuvimos, y aún ahora tenemos a veces el problema, pero se nos ocurrió explicarle que la consecuencia de no recoger sería quedarse sin esos juguetes que no pone en su sitio. Dos veces que han desaparecido esos juguetes y parece que ha aprendido que la consecuencia es que los papis se enfaden y los guarden donde ella no pueda cogerlos.
    Pasado un tiempo y viendo que había aprendido se le devolvieron.

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