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martes, 15 de mayo de 2018

LA PASIVIDAD DEL AYTO DE CASTELLDEFELS ANTE LAS QUEJAS DE SUS VECINOS

Siempre he querido vivir en un pueblo cercano a Barcelona. Soy de la ciudad, pero poder salir de ella, no estaría nada mal, sobre todo pensando en el fin de semana y la desconexión.

Uno de los pueblos que siempre me tuvo, y me tiene, robado el corazón es Castelldefels y desde que me casé con un habitante de allí, mi amor ha crecido. Es un pueblo que lo tiene todo. Mar o montaña. Soledad o barullo. Conexiones buenas con la ciudad, tanto en transporte público como con el coche. Oferta gastronómica y de fiesta.

En fin, un pueblo que lo tiene todo, porque tener, tiene hasta el Centro Comercial Ànec Blau. Mi medio limón y yo vivimos en Barcelona, con la peque. Pero mis suegros y cuñados viven en Castelldefels, unos cerca del centro del pueblo y los otros al lado mismo de la playa.

Y hoy vengo porque quiero explicaros el PROBLEMA que se han encontrado mis suegros. Viven en este pueblo desde hace muchos años. Mi suegro vino de pequeño con su familia desde Granada (y sus padres y hermanos viven en el pueblo o en los alrededores) y mi suegra vino siendo muy joven, sola y con lo puesto para lograr un futuro mejor, desde Albacete.

Han vivido casi toda su vida en el barrio donde están. Mi medio limón me ha explicado muchas veces como cambiaron de casa, yendo de un edificio a otro en la misma calle y es que están en un lugar inmejorable y han hecho su vida allí. Tienen un piso con terraza. Terraza que mi suegro cuida y mima siempre que puede. Tiene mil plantas (y siempre me ha dado envidia, porque yo solo tengo una y se me muere), ahora tiene hasta un pequeño limonero. Desde la terraza podemos ver la montaña, donde está la Dona Morta (la montaña hace la silueta de una mujer de cabeza a los pies, es muy curioso). Además nos encanta pasar allí los días de verano, o las noches, como la verbena de Sant Joan, desde donde podemos ver los fuegos aritificiales y estar a una temperatura estupenda. Los niños en verano se bañan en una piscinita hinchable y nosotros podemos tomar el sol o simplemente hacer un vermut.

Hace unos meses, uno de los locales que están en su misma calle, pero no en su bloque, fue alquilado. Durante unas semanas, cuando pasábamos por delante, veíamos que estaban haciendo obras y pronto supimos que lo que iban a montar allí era un restaurante. Y aquí viene el problema.

Mis suegros estarían encantados en tener un nuevo restaurante cerca de casa para poder ir a comer cuando les apeteciera. Pero no un sitio que incumple muchas de las normas estipuladas.

Lo primero que se encontraron es que las personas que alquilaron ese local accedieron a unos tubos de respiración y los hacen servir como chimenea de su propio local, restaurante-pizzeria. Pero esos tubos NO PERTENECEN AL MISMO EDIFICIO DEL LOCAL. Cogieron los tubos del edificio contiguo. 

Os podéis imaginar lo incómodo que nos resulta ahora poder estar, al mediodía o a la noche en la terraza, hablando, tomando el sol, o haciendo lo que nos salga del higo, pues aquello se llena de humo. No quiero que la peque, ni mi sobrino jueguen por la terraza. Este verano, si las cosas siguen así, no podremos poner su piscinita hinchable para que jueguen y estén fresquitos, pues se llenará de ollín y si no, mirad las fotos que pongo a continuación.
Como he dicho antes, mi suegro cuida y mima la terraza, sus plantas... sus plantas ahora tienen un color negruzco. Mi suegra no puede tender la ropa como hasta ahora, en sus cuerdas, porque si no se le pone negra y huele a humo. Es INSOPORTABLE.








Pero ahí no acaba la cosa. Recuerdo el primer día que ese local abrió sus puertas. Al principio no pensé que fuera un restaurante, si no un local de alimentación y venta de animales. ¿Y por qué pensé eso? Fácil, dentro del local, en uno de los escaparates, colgaba una gran pajarera, donde tenían un precioso y ruidoso pájaro.

Todos los que me conocéis sabéis lo que me gustan los animales, pero no me gustaría ir a comer a un sitio y estar cerca de un pájaro. Primero porque justamente los pájaros me dan miedo. Segundo porque no son precisamente limpios y en cualquier momento una pluma o algo puede caer de la pajarera a mi lado o mi plato. Supongo que por eso está espificado que no se pueden tener animales en locales donde se vende / o se hace comida.

En un principio mis suegros fueron al Ayuntamiento de Castelledefels para explicar lo que estaba pasando. Les atendieron y ellos pensaron que esta pesadilla acabaría pronto, pero nada más lejos de la realidad. Llamaron a la policía un par de veces y una de ellas les cerraron el local. 

Finalmente, suponemos que alguien del ayuntamiento fue a ver el local y estuvo cerrado unas pocas semanas para "adecuar" el local a lo que se pedía. ¿Lo han hecho? NO.

Primero de todo, siguen utilizando los tubos de respiraderos de un edificio que no es el de su comunidad como chimenea. Por mucho que le pongan un capuchón no sirve de nada. Mirad como está ahora.
 


Mis suegros, no cansados y luchando por lo que es suyo, han ido REPETIDAS veces al ayuntamiento de Castelldefels, donde hay un departamento para poder poner este tipo de quejas. ¿Sabéis que han hecho? NADA. Y la última vez que fueron una persona de dicho ayuntamiento les explicó cómo van las cosas y por lo visto, ellos tienen las de perder, porque la ley ampara a todos aquellos que quieran emprender un nuevo negocio. Da igual que no sigan la ley o que no sigan las normas de sanidad, ellos ganarán y mis suegros perderán.

¿ES ESO LÓGICO?

Sinceramente, este tipo de situaciones me enfadan, pero sobre todo, me entristecen, porque:
- Inclumplen las normas de sanidad, teniendo animales dentro del local.
- Cogen como chimeneas de su local, dos respiraderos del edificio de al lado. Pasando de una terraza a otra, y saltando como monos de feria.
- Dejan la terraza de mis suegros sucia, negra, y no podemos estar ahí porque nos mata el humo.

Eh! pero ellos tienen las de ganar.

1 comentario:

  1. Hola,

    bueno, según tengo entendido no es tan así como te han dicho. La Ley ampara al que quiera montar un nuevo negocio, pero se han de cumplir las normas de Sanidad y los requisitos técnicos. Sí que es verdad que para facilitar la apertura, no es necesario una inspección previa, pero una vez que el negocio está abierto, se ha de revisar que todo sea correcto.

    Yo os recomendaría que lo puesierais en manos de un abogado. Las tasas no son muy caras y os aseguráis de que las quejas lleguen a buen puerto. Unos amigos de Barcelona consiguieron una indemnización de 4.500 euros y el cierre del bar que tenían al lado durante 1 año para adecuar las instalaciones, que finalmente no llegaron a hacer y traspasaron el local. Ahora han puesto una floristería. Sabe mal fastidiarles el negocio, pero es que no todos los locales son aptos para poner bares o restaurantes y eso se ha de tener claro antes de empezar.

    Un beso!

    Maribel.

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