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jueves, 21 de mayo de 2015

MI TRANSFORMACIÓN. PERDER 30 KILOS Y SIGUIENDO. 2ª PARTE

Gracias a todos por vuestros mensajes. Quise seguir ayer con la historia, pero siendo sincera no fue un buen día y hoy no es que haya empezado bien, pero espero que sea tranquilo, como mínimo.

Sigo con mi historia:
Empiezo la fase 2. En teoría pienso que puede que sea más barata, y aunque lo es, no es tanto como me pienso, pues sigo comprando muchas cajas de pastillas.
Ahora, en esta nueva fase, sigo tomando una ristra de pastillas por la mañana y por la noche, como antes, eso no cambia. Sigo con el batido por la mañana, el almuerzo de un natilla a media mañana. Como una ensalada y un postre o galleta. Meriendo una galleta o un batido y ceno, normalmente, un tomate abierto con un poco de aceite y una pechuga de pollo, acompañada por un poco de mostaza Dijon.
En el cumpleaños de un amigo. Hace cuatro o cinco años. 

La primera noche, cuando el pollo toca mi boca, es como tocar el cielo. Aunque solo sea un insípida pechuga a la plancha. Pero sabe a gloria, pues no es la verdura. Un mes de verdura, un mes solo con eso. Es duro. Efectivo. Pero duro.

Así paso los 15 días que tocan de esta primera parte de la segunda fase. La energía es máxima. No tengo los mismos mareos que al principio. A lo mejor, algún día estoy algo más cansada, pero no me preocupa, porque después de desayunar y descansar un poco cambia la cosa.

¿Recordáis que os dije en la primera fase, que mi madre me había pedido los pantalones para arreglar? Empezando la segunda fase mis pantalones me iban estupendamente. A los 15 días, esos pantalones volvían a quedarme como un saco. Aquello iba viento en popa y no paraba. ¿Contenta? Nooooo, lo siguiente. Eufórica.

Podría comprarme algo de ropa. Pero no quería. Quería ir al médico y que me dijera cuánto había perdido en 15 días más. 
Llegué a la consulta. Recuerdo la cara de la enfermera y de la auxiliar que hace análisis. Las dos me miraron, se miraron, me sonrieron y me dijo la auxiliar lo guapa que estaba. Casi ni me reconoce, me dijo que lo había hecho, porque venía mi marido con la niña y se acordaba de ella, si no, nada de nada, hubiera pasado desapercibida. 
Bueno, te dicen estas cosas y te creces. ¿No creéis? Pero esperando, me entró miedo. ¿Y si no he perdido tanto como creo? Pasé a su despacho. Me estrechó la mano y contento se puso a teclear. Me dijo que estaba consiguiendo cosas en muy poco tiempo y que nunca había visto un cambio tan radical, en tan poco tiempo. Me preguntó cómo me sentía, pues tenía miedo de que todo esto hiciera que estuviera cansada, o fatigada. Le dije que me sentía bien. Que los mareos del principio habían desaparecido y que me sentía con más energía. Después pasé al baño, me desvestí, me quité las joyas y me puse la bata.

Me subí a mi nueva amiga. Esperaba que no me fallara. Y por suerte, no lo hizo. 4 kilos y medio más. En 15 días había conseguido casi la primera fase. Estaba contenta, pero tanto el médico como yo decidimos dejarme otros 15 días en la segunda fase, aunque perdiera algo más de lo que debía, porque no era bueno, tampoco, cambiar tan rápidamente.

Salí de la consulta y mi marido ya me esperaba con una sonrisa de oreja a oreja. Otros 4 kilos. ¿Qué te parece? Increíble, pero cierto. Pagué, pedí hora para la siguiente consulta, 15 días más tarde y listo.

Seguí con el plan. Y pasaron otros 15 días. Me toca ir al médico a hacer la revisión. Esta vez, le digo que tengo cambios laborables. Ahora ya no trabajo de 2 a 8 de la tarde. He cambiado de centro de trabajo y ahora hago otro horario. De 8.30 de la mañana a 6 de la tarde. El médico me felicita por la nueva noticia y me dice que puedo ir a su consulta por la tarde. Él ya sabe que he pasado todo el día trabajando y comiendo y que no es como hasta ahora, que lo único que tenía en el estómago era el batido.

Paso a cambiarme. Salgo del baño, miro la báscula, me subo a ella. Espero que siga perdiendo kilos por doquier. Cierro los ojos, intento no mirar, estoy nerviosa. 69 y medio!!! uaaaau, has perdido 5 kilos más. ¡Que bien! ¡¿5 kilos?! Uooooo, esto sigue estando genial. 15 días, 5 kilos más. Estoy llegando a la meta y solo han pasado dos meses. Es increíble.

El día de nuestro bodorrio. Nos casamos un año antes. Pero ese día fue cuando lo celebramos con toda la
familia. Uno de los días más felices de mi vida. Con un vestido muy especial. Creo que si me lo pusiera ahora
bailaría dentro de él.

Me quedan esos 9 kilos y medio y llegaré a mi peso ideal. Por supuesto el médico me dice: Fase nueva. 3ª fase. Solo queda una más y habré acabado lo que se dice que es más duro.

Ahora en esta nueva fase puedo comer y cenar. Eso sí, proteínas. Está claro. Sigo con el mismo plan de dieta. Desayuno, almuerzo y merienda, con los productos de la marca Ysonut. La comida y la cena, verdura con carne y verdura con pescado.

Voy a ser sincera. La verdura poco a poco desaparece. No es que no coma verdura.Si no que me tiro más por una ensalada, un pimiento rojo, un tomate abierto. No me apetece tanto como un contramuslo de pollo o un lenguado. 

Ahora cuando como me siento llena rápidamente. Entre que no tengo mucha hambre y mi estómago se ha hecho más pequeño, a veces, no puedo seguir comiendo lo que me han puesto. Y aunque no era de las que solían dejar comida, ahora sí que lo hago.

Empiezo la fase 3 y eso significa que debo ir mes a mes, no en 15 días. Mi médico ya me dice que ahora las cosas van a ir más lentas. Que debo tomármelo con calma. Y eso es lo que hago. Sigo la dieta. Debo hacerlo.

Tengo que decir que aquí lo explico de manera resumida. Pero tenéis que pensar, que aunque se notan y se ven los resultados, hay momentos de flaqueza, en los que dices.... bueno, por un día no pasa nada. Por un día no voy a engordar y tirar al traste lo que he hecho. 
Puede que esa única vez, si fuera única, no pasara nada. Pero se empieza con una vez y se sigue con otra y otra y otra. Y al final, si que tiras por tierra todo lo conseguido hasta entonces. 

Yo tengo un "Pepito Grillo" particular, que no me deja que me pase, que me da la charla en momentos de flaqueza y que está a mi lado en todo momento. Esa persona es: Mi marido. 
Él es el que siempre me dice. No debes pasarte. Debes conseguir tu objetivo. Ahora estás mejor. Ahora estás más guapa. Ahora estás más sana. Y por ella, por nuestra hija y por ti debes ser constante.
Después de estas palabras, debo hacerlo. ¿No lo creeis?

Es por mi, primero por mi salud y por sentirme guapa, que a nadie le amarga un dulce. Lo segundo, por mi pequeña, para que tenga una madre que pueda seguir su ritmo. Y de la que se sienta orgullosa. Y tercero, por todos los que han creído en mí, porque sin el apoyo de ellos, ya digo que esto no lo hubiera conseguido.

Los momentos más duros es cuando sales a comer por ahí con alguien. Mientras los demás miran la carta y no saben qué pedir, porque todo tiene una pinta maravillosa, yo me pido un bistec, sin patatas, con ensalada, por favor. O un pollo o pescado a la plancha. Ni más ni menos. Es lo que hay y aunque miro de reojo esos platos y pienso lo bueno de deben estar, sigo comiendo lo mío y pensando en el fondo de armario que voy a tener que preparar.

Tengo la suerte, de que mi madre, y creo que yo lo he heredado de ella, nunca tira nada. Y tiene en su casa, maletas con ropa que no nos ponemos, ni ella ni yo. Porque no nos vale, porque ha pasado de moda, o porque no nos apetece. 
Gracias a eso, no he tenido que comprarme nada de ropa durante el proceso. No quiero comprarme nada hasta que no acabe. No quiero, porque pienso que es tirar el dinero. después pierdo 5 o 6 kilos más y ya me queda grande y se me hacen bolsas muy feas. 

Me llevé una maleta entera de ropa. Pantalones blancos, vestidos, camisetas, pantalones pirata, pitillos, vaqueros, minifaldas,.... Entre la ropa que mi madre me prestó (es lo bueno de que mi madre y yo no nos llevemos muchos años. Ella es joven y yo mayor, así que podemos ponernos la misma ropa) y la ropa que tenía guardada de cuando estaba delgada, podría ir tirando.

Y así he hecho. Mañana os explico la fase 3. 
El día de año nuevo. 1 de enero de 2015. Con Carlota en los brazos, las dos preparadas para irnos a comer con la familia.
Ahora me veo y noto el gran cambio que he sufrido. Veo esta foto y también veo el cambio de Carlota. desde los 6 meses que tenía aquí 
a los 11 que va a hacer la semana que viene.

4 comentarios:

  1. Ole! a ver la fase tres qué tal, sí que es cierto que cuando estás a dieta lo peor es irse a comer fuera, yo con eso no puedo, no soy tan fuerte. Ánimo!!!

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    1. Irse a comer fuera es lo peor. Pero no puedes pasarte la vida encerrada en casa y no seguir con tu vida. Hay que hacer de tripas, corazón y así hacerte fuerte y pensar en positivo. Es verdad, no como como ellos, pero ellos no están tan guapos, tan delgados o lo que quieras. jejejejeje. Pero eso infunde ánimo.

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  2. Sé por experiencia que no es nada fácil, pero tener a alguien a tu lado que te anima a seguir, esos comentarios de la gente que "no se cortan" y te dicen lo diferente que estás, o cuando te miras al espejo y te ves bien, esos momentos son los que sin duda nos animan a seguir. Me alegro muchísimo, pero como experta en hacer de mi cuerpo un acordeón, te aconsejo que sobretodo no dejes de controlarte cuando ya hayas acabado la dieta, porque a partir de ahi, empieza la que creo que es la peor fase de todas: la del mantenimiento.
    Me encantará seguir leyendo tu relato. Besitos !

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    1. Somos iguales. Durante un tiempo, mi cuerpo, también fue un acordeón.
      Como puedes ver, pongo que pronto terminaré la fase que dicen que es más dura. Y lo pongo así porque para mi lo más dura es mantenerme. Siempre he conseguido el objetivo de adelgazar. El problema es el objetivo de mantenerme.
      Por suerte, mi médico ya me ha dicho que el mantenimiento del primer año, será bajo su supervisión. Porque será el momento en que él me enseñe a comer.
      Hoy lo explicaré en la entrada que estoy preparando.
      MUAS!

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