Al principio pensé en no decir nada. Muchas madres y bloguers ya habían escrito lo que realmente piensan y pensé... tampoco es que importe mucho. Pero después de pensarlo y ver algunos comentarios en facebook he decidido decir la mía.
Lo que yo pienso. Que no es un pensamiento universal. Que no tengo la razón. Es simplemente mi opinión sobre el tema.
Siempre he querido ser madre. Desde que era joven soñaba con ser madre. Siempre me han gustado los bebés, siempre me han gustado los niños y los jóvenes, aunque en algunos momentos tienes ganas de arrancarles la cabeza, también me gustaban. Así que sí, siempre quise ser madre. Ese gen que dicen que tenemos las mujeres yo lo tenía.
Mi madre fue madre joven. A los 19 años me traía a este mundo. Y aunque de pequeña no me hacía mucha gracia que me confundieran con su hermana pequeña, hoy día me siento orgullosa de que sea joven, porque además de dejar boquiabierto a más de uno, me siento orgullosa, que con la edad con la que me tuvo saliera, junto con mi padre (esto es un juego de dos), adelante y me criara.
Siempre quise tener un@ herman@ pero el destino no quiso. Cuando yo tenía 12 años, se quedó embarazada. Aquellas súplicas de pequeña con que quería un hermanito por fin dieron sus frutos. Pero, como he dicho antes, no pudo ser, porque tuvo un aborto natural a los cinco meses de gestación.
Cuando pensaba en la maternidad, siendo joven, me imaginaba que sería como en las películas. Tener un bebé sería todo felicidad y vida de color de rosa. Pero conforme fui creciendo vi que la realidad era bien distinta. Igualmente, mis ganas de ser madre no decrecieron y si fui madre con 33 años y no antes, fue porque no pude, por situación personal y sobre todo monetaria. Al final, mi medio limón (que también tenía unas ganas locas de ser padre) y yo nos tiramos a la piscina. Y al tercer intento llegó nuestra lentejita.