viernes, 29 de diciembre de 2017

DECIMOS ADIOS AL 2017

Pues sí. Estamos en la última semana del año y he pensado que es buen momento para hacer balance a este año que decimos adiós. 

Para nosotros, este 2017, ha sido por lo general malo. Justamente el otro día,  mi medio limón y yo lo hablábamos,  parece que este año nos ha mirado un tuerto.

Empezamos el año con la noticia, en mi antiguo trabajo de que mi puesto ya no era seguro que siguiera con la empresa con la que estaba. Habían hecho reestructuración y con esta unos cambios que me afectaban. Al ser externa, mi puesto iba a pasar a ser interno (y aunque estaban muy contentos con mi trabajo) y no se planteaban contratarme, pues había una persona que llevaba más de 20 años en la empresa y sería para ella. Lo encontré lógico, ella cuesta dinero  y yo no.

Mi empresa, de aquel momento me dijo que me mandaban a mi antiguo puesto. Pero no podía ser, el horario y sobre todo la bajada de sueldo no podía permitírmelo. Les pregunté por otra posibilidad y se negaron en rotundo. 
Fue un jarro de agua fría, pero eso hizo que me pusiera las pilas y desde aquel momento me puse a buscar en serio otro trabajo. Con la suerte, aquí sí, en que en menos de un mes ya tenía un trabajo para mi. Y es que creo que lo mejor de este 2017 ha sido mi cambio laboral. 

He pasado de estar amargada y sobre todo, de odiar mi trabajo, a estar encantada, no solo con mi trabajo, si no con todo lo que me rodea en el mundo laboral. Me siento útil, me han dado buenos feedbacks, me llevo genial con la gente y es que hay un buen rollo en el curro que me encanta. Y así podría seguir mucho rato.

Lo único malo. Que me quita tantas horas del día que no tengo el mismo tiempo para el blog. Pero como ya dije el otro día, este es mi propósito para el 2018, seguir con el blog, más y mejor. Y sobre todo, seguir con el nuevo proyecto. El blog en Youtube.

Seguimos con el año. En febrero llegó la mala noticia, a mi marido lo echaban de la empresa. Estaba por ETT y ya se sabe, llega un momento en el que te hacen de empresa o te echan y a él lo echaron. Cogieron a otro compañero. Una pena. Pero la verdad es que nos sentimos fatal por todo lo que estábamos pasando. Tanto es así que cuando encontré mi trabajo nuevo, me sentía culpable por ser feliz con el cambio.

Después llegaron las malas noticias de familiares. Murió mi abuela. La madre de mi padre. Un palo enorme para la familia, aunque todos sabíamos que tarde o temprano tenía que pasar. Ha sido el año en el que mi abuela consiguió reunir a todos sus hijos para el día de la madre y así poderle dar el último adiós.

Doy gracias a la empresa en la que trabajo porque cuando supieron lo que estaba pasando y sabiendo que no podía desplazarme hasta Galicia, el propio director general me ofreció la posibilidad de coger un vuelo y un coche de alquiler y que la propia empresa lo pagara. Aunque no acepté porque me parecía demasiado y la niña además estaba con bronquitis, nada bueno para viajar, se lo agradecí encarecidamente.

Después le tocó el turno a la abuela de mi marido. Estaba enferma y él unos días antes fue a verla para despedirse. Ese fin de semana nos fuimos a la boda del año. Mi primo Agustín se casaba con Judith, por fin!!!! Y yo encantada de la vida con esa unión. Ellos saben que los adoro, aunque nunca podemos vernos. Y justamente cuando estábamos en el aperitivo nos llamaban. Su abuela había fallecido. La boda, para él, ya no fue igual. Después de la cena, cuando comenzaba la fiesta decidimos marcharnos, pues al día siguiente teníamos que irnos hacia casa para despedirla.

El verano pasó rápido. Las vacaciones fueron bien, aunque mi padre se pegó el tajo de su vida y casi se corta la mano entera. Menos mal que solo rozó el tendón y aunque tuvo que pasarse el verano con la mano vendada, tuvo la suerte de tener a la mejor chófer del mundo. Yo misma :)

Y gracias a poder conducir, y no poder dormir en casa de los abuelos, por culpa de un muro que amenazaba a la casa, este verano hemos podido ver todo tipo de flora y fauna de aquellas tierras. 

Justamente cuando nos fuimos del pueblo, para volver a la vida diaria. Yo a trabajar y mi medio limón a seguir buscando. A mis padres los desalojaron de nuestra casa en León. El monte se quemaba. Sé que muchos habréis oído hablar de los fuegos que asolaron a Galicia y parte de Portugal. Pero unas semanas antes se quemó el precioso valle de la Cabrera. Mis padres tuvieron que dormir varias noches en camastros en un polideportivo de un pueblo cercano. Angustiados por lo que podía pasar. Los bomberos apagaron las llamas a la entrada del pueblo. Nuestra casa está en el pico del pueblo, en el pico de la montaña y sí, el fuego llegó hasta la misma puerta. Quemó una de nuestras huertas, pero por suerte, la casa está intacta, como las demás de la aldea. Sentí una impotencia enorme. Lloré cuando vi fotos y vídeos del lugar. Este verano cuando vaya veré la desolación y sé que se me vendrá el mundo encima.

Poco después, como he dicho antes, llegaron los fuegos de Galicia y pasamos otros días de angustia por nuestros familiares. Gracias al cielo que no les pasó nada, pero saber todo lo que pasó y que podría evitarse es lo que me realmente me mata. 

Y llega el momento de la bomba para acabar el año. Justamente, antes de vacaciones decidí enviar un mail a las fincas de nuestro piso para preguntar por el alquiler. Justamente en enero del 2018 se acababa nuestro contrato y con la peque y teniendo ya ese piso como nuestro, con todas las mejoras, con esos cinco años vividos allí, con historias que nunca podremos olvidar (como el nacimiento de la peque) sinceramente, no queríamos irnos y pregunté por la renovación.

No me dijeron nada. Ni mail, ni llamadas. Pero hace un mes y medio me llegó el burofax. Nos teníamos que ir, sí o sí. No daban opción ni a seguir con el alquiler con un incremento ni a poder comprarlo, ni nada por el estilo. Simplemente avisaban de que teníamos que marcharnos.
Fue una de las peores noticias que hemos tenido. Con nuestra situación no podemos optar a muchas cosas y una de ellas es a un alquiler alto. Barcelona vuelve a tener los alquileres por las nubes y no podemos pagar las barbaridades que piden. Mi medio limón, como podréis imaginar, sigue en el paro, pero con la mala suerte de que el paro se le ha acabado. Tuvo que pedir la ayuda familiar y si yo hubiera cobrado, 60 míseros euros más no se la conceden. 

Terminamos el mes como podemos, cenando todos los días yogures, tortillas, o simplemente una pieza de fruta. Gracias que tenemos la ayuda de mis padres, porque sin ellos... no sé que hubiera sido de nosotros. 

Así que imaginaros. El día que nos dieron la noticia de que teníamos que dejarlo no pude si no que llorar, llorar y llorar. No encontraba solución. Me ofusqué y pensé que terminaríamos debajo de un puente sin otra opción.

Pero ahí están nuestros salvadores. Mis padres, que movieron cielo y tierra. Tiraron de los contactos que tenemos para poder así llegar al piso que hemos podido alquilar. Solo pagamos un poquito más. Totalmente asumible. Y con la ventaja de estar cerquita de ellos. A tan solo 5 minutos del cole de la peque. Y es que sí, son todo ventajas. 
El piso estaba para tirarlo, pero llegando a un acuerdo con la dueña, todo se puede arreglar y hacer correctamente.

Así que sí. Se nos cerró una puerta y lo veíamos todo negro, pero se abrió un ventanal que hizo que creyéramos que las cosas podrán mejorar.

Pero no todo va a ser malo. Un día sin más me llamó una gran amiga. Había luchado con uñas y dientes y había vencido a la enfermedad. Podíamos respirar tranquilos y sinceramente, saber eso, cuando te pasan cosas malas, hace que veas el mundo un poquito mejor. 

De la peque poco os voy a hablar porque sabéis mucho de ella. De salud está estupenda. En el cole la adoran y nosotros adoramos a la gente que está con ella cada día. Sin ir más lejos, ayer lloraba porque todavía tiene días de fiesta y ella quiere ir al cole. No me digáis que esto no es signo de que hacen las cosas bien.

Así que decidme. Haciendo balance, ¿cómo me veis? No soy de pedir mucho para los nuevos años. Así que a este 2018 solo le pido, mejorar, solo un poquito nuestra calidad de vida. Me conformo con que mi medio limón encuentre un trabajo, aunque solo sea a media jornada y que podamos seguir donde estamos. 

Así que 2018, por favor, no me falles, que creo que esta vez nos merecemos algo bueno.

martes, 19 de diciembre de 2017

Y QUÉ PASA SI QUIERO TIEMPO PARA MI

Hace unos días en que pienso cómo escribir este post y ahí va.

Sí, este es un post de desahogo. De esos, que de vez en cuando necesitas escribir para, simplemente, soltar lastre.

Y no, no vengo a justificarme. Porque no, no tengo porqué hacerlo. Mi maternidad es mía y mi vida también,  pero cuando los que me provocan son los más cercanos a mi, me molesta.

Desde que soy madre, no ha habido día que no haya dormido en casa. Que no haya bañado a la niña, que no cene con ella (exceptuando la noche de cena de Navidad de la empresa), que no esté en todos mis momentos libres jugando y viviendo experiencias que me encantan. Y no, no lo veo como si fuese una carga, al contrario, lo hago porque quiero. Siempre he tenido claro que quería ser madre y mi hija, Carlota, es de lo mejor que he hecho en mi vida. Pero ahora ha llegado un momento en el que necesito momentos para mi sola. Necesito poder estar sentada en el sofá y ver mi serie favorita, o escribir en el blog, leer un libro o simplemente estar echada mirando el móvil sin que me interrumpan.

Y sí, también me gusta salir del trabajo y tener un momento para mi, yendo con amigos o compañeros del trabajo a tomar algo.

Cuando empecé a trabajar en esta empresa pensé... por fin he encontrado mi sitio. Me reconcilié con mi trabajo y vuelve a gustarme lo que hago, aunque aún me faltan muchas cosas por aprender, estoy encantada con ello. Poco a poco fue entrando gente nueva y hemos hecho muy buenas migas. A uno de ellos se le ocurrió hacer un "after work". Me pareció una idea genial y unos cuantos nos apuntamos. Lo hicimos un viernes, aprovechando que salimos a las 3. Estuve hasta las 7 y aunque algunos se quedaron, yo di por finalizada mi salida. Me fui a casa y para la hora de la cena, la peque ya tenía a mami en casa.

Nos gustó tanto que pensamos en hacerlo una vez al mes. Algunos, más jóvenes, sí, sin niños pequeños, sin compromisos, quedan más a menudo. Pero una vez al mes, ahí estamos, quedando unos cuantos para unas cervezas, unas tapas y hablar no solo del curro, si no de momentos. Algo genial.

Pero la última vez,  al llegar a casa quién me recriminó salir? Mi madre. ¿en serio? Pero nada... no solo ella, mi padre también me soltó una perla y me dio rabia. MUCHA RABIA!!! porque... ¿qué problema hay con que quiera tiempo para mi? Mi vida es de casa al trabajo y del trabajo a casa. El fin de semana, debido a nuestra precaria situación no salimos, como mucho a ver a los abuelos para verlos y ahorrarnos una comida. Tan malo és que al salir del trabajo tenga unas horas para mi??? Pero es que justamente ese fin de semana, el sábado noche había quedado con una gran amiga, después de unos meses sin vernos y a la que tenía muchas ganas de ver. Y no pasa nada. Mi marido se quedó con la enana y yo salí. Siempre consulto con él todo lo que hago, para que esté informado para que sepa que hago o donde voy. Creo que es lo lógico, pero nunca se le ocurriría decirme nada en plan... Queeee, otra vez de fiesta... pero no te da vergüenza salir hasta estas horas sin tu marido y tu hija??

Me sentó fatal. Y es que hay momentos en los que necesito ser yo, Patri. Yo misma. La chica que no solo es madre y trabajadora. Si no la amiga, la que se ríe, la que suelta tacos, ... 

Y ahora os lo pregunto directamente: qué pasa si quiero tiempo para mi? Ahora que soy madre ya no soy persona? De verdad es tan malo ir a tomar unas cervezas con compañeros una vez al mes?

miércoles, 6 de diciembre de 2017

QUE SUERTE TIENES DE QUE TU MARIDO TE AYUDE

Por suerte, o por desgracia, en casa mi marido no trabaja. Lleva tiempo buscando, pero no tiene mucha suerte y al final él es el que, día a día se hace cargo de las necesidades de la niña. 
No tanto con las cosas de nuestra casa. Que como le digo, como amo de casa, aún tiene que aprender muchas cosas, pero es verdad eso que me dicen??? Tengo suerte de que me ayude???

Hace días que le doy vueltas al asunto. Carlota es hija de los dos. Los dos, en pareja, tomamos la decisión de ser padres, por consiguiente, él tiene su parte y yo la mía. Con lo que eso de "ayudar" me chirría sobremanera.

Es verdad que la mayoría de veces, esta frase me la dicen gente más mayor. Oh! Que suerte tienes de que el padre vaya a buscarla. Que suerte que su padre se quede en casa con ella cuando no puede ir al cole.

A ver... suerte, lo que es suerte, no es. Son las circunstancias. Lo primero, el padre no trabaja, así que no voy a salir yo antes para ir a buscarla y lo mismo pasa con lo de que se quede con ella cuando está enferma y no puede ir al cole.
Suerte de que me ayude con las cosas de la niña. Pero a ver, en qué  siglo estamos?? Hasta lo que yo sé, estamos en pleno siglo XXI. Y por suerte, nuestras parejas se involucran tanto como nosotras en las cosas del hogar, en la educación de nuestros pequeños. Y no es suerte, para mi, y para muchos, esto es lo lógico. 

Por suerte, atrás quedó eso de que ellos solo pusieran la semilla y las madres se cargaran con todo el resto. Que nuestras antecesoras vivieran con ello, no significa que ahora tengamos suerte, si no que en aquellos tiempos el machismo estaba más arraigado y hoy día sigue estando presente. Porque sean las propias mujeres, las que le digan a otra, la "suerte" que tiene porque su marido la ayude...

miércoles, 22 de noviembre de 2017

REUNIÓN PEDAGOGICA EN EL COLE

Hace unas semanas me aventuraba a hablar sobre la clase de la peque y lo contenta que estaba por el cole que habíamos escogido. Mi medio limón fue a la reunión trimestral que la profe tiene con cada uno de los padres y salió contento.
Una semana más tarde tocaba el momento de una nueva reunión. Esta vez era una reunión pedagógica con todos los padres que quisieran ir y ser informados de lo que hacen nuestros peques en clase día a día. 
Como la reunión era a las 17.30, volvió a ir él, ya que a mi me tocaba trabajar, pero después de todo lo que me contó, a la siguiente pido salir antes y poder asistir.

Os diré que si de la reunión trimestral salió contento de esta, salió encantado. Tanto es así que lo primero que me dijo fue: no quiero que por nada del mundo nuestra hija vaya a otro colegio. Estoy enamorado y sí tenías razón al insistir en este cole. Me encanta que me dé la razón. 

Vamos al lío. Las profesoras estuvieron contando todo aquello que los peques hacen cada día y nosotros pensando que se pasaban el día jugando y pintando, pues no, hacen mucho más y sobre todo, les enseñan unos valores que en casa reforzamos día a día. 

Cada día al llegar a clase, los niños se sientan delante de una pantalla donde les ponen un vídeo de una ranita. Este vídeo tiene la función de relajarlos y tenerlos atentos durante unos pocos minutos. Después del vídeo, las profesoras les explican qué es lo que van a hacer ese día, pues cada día tienen un planning diferente. 
Por ejemplo, un día es el día de las matemáticas. Cuando mi medio limón me dijo que les enseñaban con solo tres años pensé, en serio?? Pero la manera de enseñar, con juegos, acertijos,... les ayuda a aprender y que les guste. Saben contar hasta 100. Les dan plantillas de números y la maestra dice uno de los números que sale y ellos deben saber cuál es. También hacen pequeñas cuentas, como por ejemplo, si Juanito tiene dos zapatos, pero su perro se come uno, cuántos le quedan? Entonces deben hacer el: piensa (se tocan la cabeza como si pensaran), esconde (ponen la mano detrás de la espalda con el número correcto de dedos) y enseña (todos sacan su respuesta). 
Otro día lo tienen para las ciencias naturales. Y ese día la profesora les habla de diversos temas. Ahora están con el otoño. Donde aprenden sobre los árboles, los cambios de temperatura, hablan del sol, la lluvia,... La peque está en la clase arco iris, así que un día fue sobre el arco iris, cuando sale, el porque de los colores,...
Inglés. Les enseñan los colores, los dias de la semana, ahora están aprendiendo las estaciones.
Otro día, uno que me gusta mucho, es el día de los besos y abrazos. Ese día, los peques deben mostrar siempre sus sentimientos. Decir como se sienten, abrazarse y darse besos (yo sé que la peque le encanta porque siempre me da abrazos y me da las gracias y besos cuando es feliz) y si está enfadada te lo dice y te cuenta el porqué, algo que nos ayuda a saber porque se comporta de cierta manera en algunos momentos.
Otro día hacen psicomotricidad y para ello, tienen un gimnasio enorme donde tienen piedras para pasar por encima, tipo trekking, unos arcos para sortearlos y muchas cosas más. Además de un patio donde tienen un arenero, un tobogán, ....
También tienen un huerto y ahí les enseñan a plantar y cuidar de la naturaleza. En el huerto tienen plantados, tomates, lechugas, ....
Y un teatro, donde se reunen todos y allí hacen diferentes obras, por ejemplo esta última vez hicieron los tres cerditos. Aunque cuando le tocó a la peque no estaba contenta porque quería ser el lobo feroz y le tocó ser uno de los cerditos.
Están aprendiendo a escribir su nombre y desde hace algunos días, la peque sabe decirnos si está escrito su nombre. Les dan plantillas para seguir las letras, pintar, o poner pegatinas.
Nos entregarán, a los padres una maletita de plástico donde tenemos que poner cositas desde que nació y todo junto con ella, porque luego tendrá que explicar lo que es cada cosa.
Y el rincón de los oficios. Donde les enseñan lo que hace un profesor, un médico, policía, bombero, y muchos más. 
También les enseñan religión pero desde un punto de vista de valor humano. Como ayudar a alguien que lo necesite, a aprender a compartir lo que tienen,...
Y cada día al marcharse les ponen otro vídeo y en él enseñan que cuando una persona se cae, tiene que levantarse y seguir su camino.
Aparte, la peque hace música como extraescolar, donde hacen juegos musicales, les enseñan canciones y a veces tocan instrumentos de percusión. 

Y todo esto nos hace ver, junto con que ella va muy feliz al cole, que hemos elegido correctamente. Nos hace estar tranquilos y contentos. 

¿Qué os a parecido?

jueves, 16 de noviembre de 2017

NUEVO CAMBIO EN NUESTRA VIDA.

Yo siempre digo que los humanos somos animales de costumbres, con lo que los cambios nos afectan de manera diversa.

Por ejemplo, a mi no me gustan. Si estoy a gusto con una situación no me la cambies, si no estoy a gusto, yo misma intento cambiarla. Pero es que hay cosas en mi vida que, a veces, me superan.

Todos aquellos que me seguís por ig (los que no ya estáis tardando, esta es mi página) sabéis, por los stories, que nos tenemos que ir del que ha sido nuestro hogar durante cinco años. Casi cuatro de ellos, con Carlota (o en la barriga, o ya como bebé). Ahora tenemos que buscar un nuevo hogar. 

Sé que el hogar no son las cuatro paredes y el techo, que es tu familia, que estés donde estés, si estás con ellos, no pasa nada y siempre sentirás que estás en el hogar. Pero para mi no es del todo así. Yo le cojo cariño a ciertas cosas. Me acostumbro a un sitio y ahora tener que cambiar se me hace grande.

Por no decir que encima, los pisos están por las nubes, no sé qué pretenden, de verdad. Un español, de media, por no decir, la regla general, no pasa muy por encima de los 1000€, si los dos trabajan ya se pueden dar con un canto en los dientes. Si además trabajan a jornada completa, y tienen más de 12 pagas, y son más de 1000 al mes, entonces, puedes vivir muy bien. Pero qué pasa con la gente que solo una persona del núcleo familiar trabaja? Cuando encima es mileurista? Cuando tiene hijos? Pues que no puede pagar un alquiler digno, y sí lo digo: DIGNO. 

El viernes recibimos la noticia, gracias a un burofax. No se dignan, ahora, a coger el teléfono y darte un porqué o decirte, te queremos subir el alquiler. No. Burofax y adiós. Pues nada, nos toca buscar. Al principio piensas, algo encontraremos. Luego entras en las páginas como Fotocasa, Idealista, YaEncontré, EnAlquiler y te quedas con dos narices pensando,.... esto es en serio?? Pisos destrozados por 800€. Pisos medianos/grandes, por 100€ o más. Ya sé que Barcelona es cara, pero de verdad??!!

Entonces te viene a la mente el: ¿Y si no encontramos nada? Porque no, no podemos pagarlo. Como decimos, sí, encontrar se encuentra, pero cómo lo pagas? Con el aire? Con el dinero que destinas a que tu hija coma? Ya estamos pasando muchas estrecheces. Con deciros que el otro día le dije a mi jefe que yo llevo dos años sin comprarme nada de ropa. Y cuando digo nada, es NADA. 

Así que no, no puedo pagar más de lo que estoy pagando. Empezamos a mirar en otros barrios, que no estén muy lejos, porque sí, no queremos irnos de la ciudad. No quiero renunciar a estar aquí, pero no es mas que por el cole de la peque. Ya leísteis en el post de la semana pasada lo bien que está en el cole. Integrada, con amigos, adoramos el cole, las profes, el ambiente. De verdad que en eso hemos tenido suerte y perseverancia, pero llega el momento de plantearte tener que ir fuera. 

El fin de semana ya me lo dijeron: Pues busca a las afueras, hay buenos colegios. Lo sé, sé que hay buenos colegios, sé que la peque podrá hacer nuevos amigos. Sé que se volverá a adaptar como solo ella sabe, pero no, no quiero cambiarla de colegio. Por eso no paso. No queremos ni nos lo planteamos. Prefiero que cojan un bus todas las mañanas, por vivir en otro barrio, aunque cercano a tener que irnos fuera y renunciar a todo lo que tenemos y hemos conseguido hasta ahora, porque sudor y lágrimas nos ha costado.

Y ahí estamos, busca que te busca, por una vivienda digna. Y justo el domingo por la tarde, después de la Carrera de la Dona, en la que lo di todo, pero sobre todo me sirvió de terapia conmigo misma y mis pensamientos. Y entonces caí, caí en la peor parte, después de encontrar.

¿Sabéis la pereza que me da, volver a empaquetar nuestra vida? Antes éramos dos, y ya me costaba, ahora tengo que pensar también en todo lo de la peque, que no es poco.

En fin, hoy, como véis es un post para desahogarme, para contaros la frustración que siento, para contaros lo mal que me siento al tener que dejar el piso que consideraba mi hogar. Lo mal que me sentí al leer ese burofax, y ni siquiera una llamada para explicar el porqué (sé que no tienen que hacerlo, pero me parece que podrían ser algo más empáticos con las personas que tienen como inquilinos) y sé porqué nos echan. Porque pagamos poco, pero elllos no cuentan que con nosotros nunca han tenido el mayor problema. Siempre hemos pagado a tiempo, pese a tener que quitarnos ciertas cosas básicas. Nunca nos han llamado la atención y lo mejor de todo para ellos, que no lo han pensado, siempre que algo se ha estropeado, siempre que algo lo hemos pensado como mejora, ahí lo hacíamos, sin molestar, pagando de nuestro bolsillo. Porque sí, somos así de tontos, pero como digo, era nuestro hogar y lo pusimos lo mejor para nosotros.

Tenemos dos meses, espero que en unas semanas pueda ir y devolverles las llaves. Espero, de corazón que la persona que lo alquile no lo cuide ni la mitad que yo. Para que sepan lo que es tener un buen inquilino, porque sí, eso tampoco se tiene en cuenta.

miércoles, 8 de noviembre de 2017

REUNIÓN TRIMESTRAL EN P3

Os voy a contar un secreto. Me encanta el cole de mi hija. Me enamoran las profes que ha tenido hasta el momento y quiero que siga ahí siempre si todo sigue igual.
El periodo de adaptación fue un visto y no visto y sé que ellas han tenido mucho que ver en ello. Carlota estaba como loca de contenta porque empezaba en el cole de los grandes y vería a sus amigos de la guardería  (el cole donde va, comprende desde la guarderia hasta barchillerato). Pero el primer día al ver que su profesora del alma, Olga, no estaba con ella, fue todo un drama. Yo había conocido a las profes unos dias antes y me habían dado muy buenas sensaciones. Además nos pasaron la lista de la clase y parte de sus amigos del año anterior, sobre todo uno, estaría con ella. 
El curso empezó con dos clases de P3 con 50 niños en cada clase, dos tutoras y ayudantes. Pero hace un mes ya separaron las clases, viendo la afinidad de los niños y después de esa separación y viendo que había pasado un tiempo, las tutoras decidieron que era el momento de tener una reunión personal con los padres.
Como soy una #malamadre que trabaja todo el día y las reuniones eran por la mañana, el #buenpadre fue a hablar con la profe, de la cual, la peque solo tiene palabras de amor. Pensamos que sería una reunión rápida, pero finalmente estuvieron hablando durante una hora.
Y aquí os cuento cositas que nos ha dicho para que conozcáis más a la peque:

COMIDA: Los profes y ayudantes FLIPAN con nuestra hija. Desde la segunda semana empezó a comer la mar de bien y es que ella no le hace ascos a casi nada. Contando que los menús del cole son muy buenos, porque de 5 dias, 4 hay verdura o sopa o cremas o puchero y uno de pasta o arroz. De segundo carne o pescado a partes iguales, igual que huevo, en tortillas con verduras o patatas. Y el postre suele ser una pieza de fruta de temporada, excepto algún día puntual de yogurt. 
Pues aquí la enana les dejó con la boca abierta. Primero porque es totalmente independiente. Pocas veces necesita ayuda y la pide sin problemas. Y luego les dejó con la boca abierta porque mientras la mayoría adora la pasta y no soporta los platos de cuchara, ella es totalmente al revés. Su plato preferido son las lentejas o la sopa. Y su postre favorito es la fruta. Y es que en casa es igual. Como casi nunca hacemos pasta, ella está más acostumbrada a la verdura, las cremas o carne a la plancha o al horno. 


NIÑA TODOTERRENO: Llevamos una temporada en casa en que la peque dice que no es una niña si no un niño. Al principio no le di mucha importancia. Incluso he preparado un vídeo hablando sobre el tema de la peque y este tema. Pues dice que ella es guapo, es el rey. No quiere saber nada de princesas, ni nada por el estilo. Yo pensé: va, es una fase. Pero el otro día tuvo un día muy malo. Rabietas, lloros, más rabietas y hubo un momento en que su padre dijo algo así como: pffff esta niña. Y se armó una guerra en casa. Empezó a decirnos que ella era un niño, que odiaba a las niñas, y más cosas. Y ahí me preocupé. 
Así que le pedí a mi medio limón que le preguntara a la profe por esto, mas que nada para estar tranquila y saber si allí pasaba y fue cuando le explicó esto: Vuestra hija es todoterreno. Es una niña, lo sabe, pero le caen mal las niñas que solo quieren estar sentadas y jugar con las muñecas. Aquellas niñas que no se quieren despeinar, ni manchar, porque sus madres dicen que eso no es de niñas, o de princesas. También le dijo que: ella siempre está con niños y es que es la líder. Ellos la siguen allá donde va y si quiere jugar con coches, pues con coches. Que quiere jugar con muñecas, pues muñecas. A cocinar, pues cocinar y si quiere jugar a chutar el balón pues a chutar. Ella es así y ahora está en esa fase y que no nos preocupemos.


EL MAL GENIO VIENE DE SERIE: Y llegó el momento de hablarnos de algo que pensábamos que solo sacaba en casa. Su genio. Y es que se ha acostumbrado del aquí y ahora. Su padre y yo no le damos todo lo que pide, le enseñamos que hay cosas que se ganan con esfuerzo, con trabajo y que todo acto tiene una consecuencia. Pero la abuela no es así y cuando ella dice, quiero la luna, la abuela vuela a por ella para tenerla a los 30 segundos. Esto nos ha dado una niña que demanda el aquí y ahora en todo momento y cuando se encuentra con la palabra no, le crea un cortocircuito y empieza en un bucle de demanda por grito del aquí y ahora y por lo visto en el cole también y es algo que tenemos que ir trabajando día a día. 


LOS AMIGOS: Como os he dicho antes, es la que manda en sus amigos, todos niños. En concreto son 4 niños que la siguen y en particular uno de ellos. 
El año pasado, en su último año de guardería, se encontró con P. Este niño y Carlota hicieron migas. Un día que fui yo a buscarla me dice antes de salir: mami espera que me despido de P. Yo pensé en un abrazo o decirse adios. Pero no, un beso y no un beso en la mejilla, un beso en la boca. Yo con cara de WTF!!??!! Así que a la semana siguiente pregunté a la profe y esta me explicó que P y Carlota se necesitan de una manera brutal. Palabras textuales. Que si uno de los dos falta porque está enfermo, el otro ese día o semana está algo triste y cuando se reencuentran es mágico. No se sueltan en todo el día. Además P siempre ayuda a Carlota en todo lo que ella no se atreve a hacer por prudencia o miedo. 
Este año P y Carlota volvían a estar juntos. Así que pensé: genial, porque no le será tan duro volver a clase. 
Cuando empezaron el curso, volvieron a estar juntos. En una clase con 50 niños, no se separaban, así que las profes intentaron separarlos haciendo diferentes actividades, pero según le contó la tutora a medio limón fue totalmente imposible.  SE NECESITAN, no pueden estar separados. Carlota mete caña a P y este es como el papá de Carlota, tranquilo, sosegado, con paciencia infinita y se ayudan y complementan al 100%. Y tal es la unión que las profesoras vieron que era imposible separarlos, así que cuando llegó el momento de pasar de dos clases a cuatro, decidieron que ellos dos sí o sí debían estar juntos. Como dicen su dependencia el uno por el otro tampoco es mala, porque se ayudan y no quiere decir que siempre estén los dos solos, porque también está R, D, M y a veces incluso L.


LO QUE MÁS LE GUSTA EN EL COLE: Según la tutora, si no está equivocada, será una lectora empedernida, como mami. Y es que tengo una amiga que dice que tengo una clon de mi. Entre el genio, los rasgos y ahora por lo visto le encanta leer. Y no es leer, que ella tiene 3años, pero cuando las profes leen cuentos se queda embobada escuchando. Le encanta participar en todas las actividades y es de las primeras que levanta la mano. Le gusta cantar, tanto es así que en la extraescolar de música hay veces que se inventa las canciones.

Y hasta aquí un poquito más de nuestra peque visto desde las perspectiva de las personas que pasan más tiempo con ella a lo largo de la semana. 

Sé que tenemos que calmar ese genio, y sí, en eso se parece a mi, pero lo del aquí y ahora es algo que lo llevamos mal. A ver cómo lo solucionamos. Por lo demás, estoy más que tranquila, sé el amor que Carlota siente por su profesoras y le encanta ir al cole, aunque eso no quita que se levante algún día y me diga eso de... mami hoy no quiero ir al cole. 

miércoles, 25 de octubre de 2017

COMO VIVÍ LA MUERTE FETAL DE MI HERMANO

Hoy traigo un tema duro. Un tema del que nunca he hablado con nadie abiertamente. Y es que hablar sobre la muerte de mi hermano no nacido es algo duro que, a día de hoy, todavía no he superado.

Cuando era pequeña ansiaba tener un@ herman@. Mis padres siempre explican que cuando llegaba el momento de la Navidad o de mi cumpleaños, siempre les decía: quiero un hermanito.
Y es que mis padres trabajaban mucho. Por no decir demasiado. Tenían un bar y a mi padre casi no lo veía entre semana. Cuando tenía cinco años, al tener el bar cerca del cole, me enseñaron la importancia de cruzar la calle, mirando siempre a ambos lados y estando segura de que no corría peligro. Eran otros tiempos y aún estando en una ciudad, teníamos esa libertad. 

Cuando tenía 9 años ya tenía las llaves de casa y cada día, iba y venía sola del colegio. Me quedaba por las tardes en casa de una vecina, que tenía hijas de mi edad y poco a poco fui siendo totalmente independiente, quedándome en casa sola, por las tardes, hasta que mis padres llegaban de trabajar. 

Así que imaginaros lo que echaba de menos tener a alguien conmigo, alguien con quien jugar, alguien con quien tener mis secretos, alguien con el que pasar las horas muertas, aunque fuera mirando al techo.

Además tuve una época muy fuerte de miedos. Miedo a lo que le pudiera pasar a mis padres. Me creaba mucha angustia pensar que si les pasaba algo a ellos yo me quedaría sola. Y sí, a veces me decían, pero están tus tíos, tus abuelos,.. Pero no es lo mismo, yo pensaba, si mis padres no están, yo estoy sola, seré la única que quede de mi familia. Ellos eran todo mi mundo.

Así que sí, pedía tener un hermano siempre que podía, pero nunca llegaba. Era tan inocente, que pensaba que era como los juguetes, lo pedías y te lo traían sin más. 

Y un día el milagro ocurrió. Tenía 12 años cuando mis padres me dijeron que iba a tener un hermano. ¡Madre mía! era super feliz, por fin iba a tener un hermano. Sí, yo ya era algo mayor, pero realmente no me importaba. Yo cuidaría de él, yo podría estar con él, jugar y divertirnos.

Al cabo de poco tiempo mi madre tuvo un pequeño susto (justo como me pasó a mi en mi embarazo), sangró un poco. Vi el miedo en sus ojos y cuando fuimos al ginecólogo me asusté. No me dejaron pasar hasta ver que todo estaba bien. Cuando el médico comprobó que había latido y que él estaba allí, entré a verlo. ¡Que emocionante! por fin era real, ahí estaba.

Los meses pasaron y mis padres iban trabajando día a día. Mi madre no paraba y eso hacía que estuviera más cansada de lo normal, pero ella, siempre todoterreno siguió trabajando.
Ese año, la semana santa cayó para marzo. Esos días de fiesta, yo me levantaba con mi madre e íbamos juntas al bar que tenían, y allí me pasaba el día, sentada en una mesa, leyendo, dibujando o simplemente salía y daba vueltas a la manzana. Y además, el cumpleaños de mi madre caía para esa fecha. Llegó el día de su cumpleaños y yo estaba durmiendo, de pronto, mi madre me chilló desde el baño. No se sentía bien. Me levanté corriendo. La encontré llorando y me decía que llamara a mi padre, que teníamos que irnos al hospital. No entendía nada. Lo llamé desde casa. Le expliqué la situación. Mi madre estaba sangrando. Algo malo estaba pasando.
Después de eso, salimos a coger un taxi y directas al hospital, donde mi padre nos estaría esperando. 

Al llegar recuerdo a mi padre, estaba nervioso, muy nervioso. Mi madre no paraba de llorar y le dolía muchísimo el bajo vientre. Me asusté. No llegaba a entender lo que estaba pasando y me asusté porque pensé que le podría pasar algo a mi madre. Cuando llegamos al ala de maternidad, mi padre y yo nos quedamos fuera. Mi tía vino, pues mi padre los había llamado. En cuanto ella llegó él entró dentro. A mi, por mi edad, no me dejaban pasar. Yo solo quería ver a mi madre, saber que estaba bien y que ella no corría peligro. Hoy día lo recuerdo y se me saltan las lágrimas. Horas y horas fuera. Os estoy hablando que habíamos llegado a media mañana y hasta la tarde-noche no dejaron que entrara a verla.

A la hora de comer, mi padre se quedó con ella, y una amiga de mis padres vino a buscarme para llevarme a su casa a comer y salir de allí. Yo no quería. Llorando le pedí a mi padre ver a mi madre, pero el médico, el marido de esta amiga, nos dijo que yo no podía pasar. Mi padre me dijo que no pasaba nada. Que ella estaba bien y que a la tarde me dejarían pasar, pero que tenía que irme. Llorando, me marché con la amiga de mis padres, sin saber bien qué es lo que estaba pasando.

Esta mujer, amable, buena y sobre todo paciente, me explicó lo que había pasado. Mi hermano ya no estaba, se había ido. Su corazón había dejado de latir. Aún recuerdo aquellas palabras, como ella intentaba que me sobrepusiera. Incluso me regaló un peluche, que aún hoy, tengo en casa de mis padres y que durante mucho tiempo, me acompañó en la cama mientras dormía.

Después de volver de comer, vi a mi padre. Estaba más tranquilo, aunque él, hombre de pocas palabras, no me explicó mucho. Solo que mi madre no corría peligro y que estaban esperando a que le dieran habitación, pues esa noche la tendría que pasar en el hospital.

Por fin pude verla. Estaba rota de dolor. Rota por dentro. Rota por fuera. Mi padre y el médico (que me coló, porque no podía dejarme pasar, pero lo hicieron como favor) me pidieron que no llorara. Que le dijera que todo pasaría. Yo les dije que sí, pero todos sabemos que eso era imposible. En cuanto la vi me eché a sus brazos y ella empezó a llorar.

Nunca olvidaré sus primeras palabras: - Lo siento, ha sido culpa mía. Lo siento mucho.

Yo pensé... pero por qué dice que es culpa suya? No es culpa de nadie. Del destino, de la naturaleza, pero no de ella. 

Con los años ella me explicó que se sentía culpable, porque en aquella época trabajaba muchas horas en el restaurante, lo que hizo que no descansara lo suficiente. Eso le añades los nervios porque todo vaya bien y el que ella de por sí es así, y finalmente te dan el cóctel perfecto.
Yo siempre le he dicho que no se sienta culpable, que no fue así, pero sinceramente, lo que ella ha pasado solo las personas que han tenido una pérdida así lo sienten.

El día que mi madre perdió al bebé, como os he dicho anteriormente, era el día de su cumpleaños. Desde aquel año, nunca, NUNCA, lo celebramos ese día. Siempre más tarde, pero ese día mi madre está de luto. Después de todos los años que han pasado, ella sigue pensando en el hijo que nunca pudo sostener en sus brazos. Sigue culpándose.

Otra cosa que recuerdo como si fuera ayer, fue la crueldad con la que vivió ese día mi madre. Al estar en el ala de maternidad, ella estaba en un box, frío y solitario. Nadie quería entrar si no era absolutamente necesario, pues nadie quería tener que consolar a aquella mujer que lloraba por su pérdida. Supongo que muchos pensaban... ¿y qué le dices? 
Pero ella tuvo que pasar aquel día en esa sala. Sola. Escuchando como otras mujeres traían al mundo a sus bebés. Y oía cuanto pesaban, lo bonitos que eran. Los oía llorar y oía a las madres llenas de felicidad. Eso todavía le hacía más daño. Hora tras hora. Hasta que se la llevaron a una habitación, pasadas las 9 de la noche.

Después de aquello, ella ya no quiso tener más hijos. Sinceramente, creo que venía de rebote y no esperaban tener más y esto hizo acrecentar esa idea. Conmigo tenían más que suficiente y no iban a tener más. 

Después de verla, después de sentir que ella estaba bien, yo respiré tranquila. No era tan consciente de todo lo que estaba pasando. Ahora soy madre y pienso.... ¿qué hubiera sido de mi si me hubiera pasado algo como esto?

Pero ella no es la única persona de mi familia que ha pasado por ello. Mi abuela materna, justamente, con su segundo embarazo pasó lo mismo. Perdió al bebé. Y mi abuelo siempre hacía "la broma" de que como el médico le comentó que no había quedado del todo bien después del aborto (físicamente hablando) y le dijo que lo mejor era que se quedara embarazada, él la había preñado al salir del hospital y por eso mi madre había nacido. Pero pienso en aquellas palabras, en esas "bromas" y me digo a mi misma, lo que han tenido que pasar nuestras antecesoras, nuestras abuelas, bisabuelas, ... con una pérdida así. Hoy día es un tema tabú, no me quiero imaginar como era en aquellos tiempos.

Como hija de una madre que perdió a su bebé antes de nacer. Intenté que estuviera feliz, que se centrara en mi, en mi padre y no tanto en la pérdida. Por supuesto, poco funcionó, porque ella siguió y sigue recordando a ese hijo que nunca tuvo y sé que nunca podrá olvidarlo, igual que yo no olvido, que por unos meses, tuve un hermano. Ella siguió llorando durante días, semanas y meses, porque aunque no la viéramos, sí la oíamos. Y eso, siempre se te queda en la mente como ese post-it que colocas para no olvidar una cita.

Como ya os hablé en un post, hace tiempo: este. No quiero que mi hija sea hija única, como leí hace poco en el blog de Lidita Swan, creo que se pierden ciertas cosas y no quiero que ella pase por algunas cosas por las que pasé yo. Pero por otro lado tengo miedo. Tengo miedo de pasar por lo que pasó ella. Justo mi abuela el segundo lo pierde, mi madre el segundo lo pierde. Será cosa de familia?? Puede que no, lo más probable, pero eso siempre lo tengo en la cabeza. Y espero que las cosas mejoren, monetariamente hablando, para poder darle el/la herman@ que ella tanto pide. Porque sí, ella lo ha pedido alguna vez y como no le gustan las niñas, ya dice que sí o sí quiere un hermano.

Si está en mi mano, se lo daré. Espero que el destino no sea tan puñetero y dejemos esta "mala suerte" del segundo y podamos cumplir ese sueño.

miércoles, 18 de octubre de 2017

LLEGÓ EL MOMENTO. FASE DEL POR QUÉ

Pues sí. Ya hemos llegado a esta temida fase. 

De un tiempo a esta parte, la peque ha mejorado mucho en su vocabulario y desde ese momento ha empezado con esa pregunta interminable: ¿Y POR QUÉ?

Así que nos despertamos y acostamos contestando preguntas. Aunque reconozco que el que más responde es mi medio limón al estar con ella en casa.

Cualquier cosa suscita un... ¿y por qué? A veces su padre ya no aguanta más y la respuesta es porque sí y ya está. A lo que su inocencia le hace responder y por qué si? Y yo... pues yo me parto de la risa porque no pensé que llegara tan temprano. 

¿Por qué sale el sol?
¿Por qué la luna sigue en el cielo si el sol ya ha salido?
¿Por qué vamos en babús (autobús)?
¿Por qué no puedo tener un nuevo muñeco?
¿Por qué comemos arroz?
¿Por qué...?
¿Por qué...?
¿Por qué...?

La verdad es que la peque nos ha salido una parlanchina. Sí, tiene a quien parecerse, a mi!! jajaja, que no paro ni debajo del agua y es que yo tengo cuerda para rato, así que imaginaros las conversaciones de besugo que tengo hoy día con mi peque.

Los peques están descubriendo el mundo que les rodea y a veces no entienden porque se come a una hora. Porque se tienen que bañar cuando están jugando o porque tienen que ir cada día al cole. 
Y porque no... la pregunta más temida por nosotros: 
¿y por qué esa niña tiene un perro y yo no? Es que ella ha sido buena y yo no? 
Eso mismo le dijo a su padre hace un par de semanas de camino al cole, mientras una niña con su abuela iban de camino al cole con un perrito a su lado. Ella adora a los animales y claro, no es la primera vez que nos dice que quiere uno. Pero nosotros creemos que no está preparada, todavía, para esa responsabilidad. Sí hemos pensado en tener un animalito en casa, pero queremos que ella sea la encargada de sus cuidados y así enseñarle que puede tener un amigo fiel, que siempre velará por ella, pero que tiene que cuidar día a día. 

Así que así estamos en estos momentos. Sorteando sus por qué.  Y es que hay veces que ya no sabes que contestar. Y yo, con la imaginación que aún tengo y pensando que solo tiene tres años y medio intento explicarle todo de una manera que lo entienda. A veces se siente satisfecha y otras veces vienen acompañados de otro ¿y por qué?

¿Qué tal vosotros? ¿Ya estáis en esta fase? ¿Les respondéis a todas las preguntas o al final perdéis los nervios y soy del porque lo digo yo?

miércoles, 4 de octubre de 2017

NO RECRIMINES A MI HIJA

Hoy quiero hablaros de una situación que vivió mi medio limón la semana pasada, durante la fiesta de presentación de padres y niños en el cole.

Normalmente a todos estos eventos voy yo. Pero justamente, la semana pasada, el viernes, tenía una quedada con gente del trabajo y no quería perdérmela, así que me dijo: No te preocupes, si ya voy yo y la peque, con sus amigos de la clase ni se dará cuenta de que no estás.

Todos sabemos que cuentan se dan. Pero como estaba el papi pensé: pelillos a la mar, que me apetece desconectar un rato de todo.

Una de las pocas cosas que no me gusta hacer como madre es: ir al parque con ella. Me puede y me entran sudores fríos cada vez que me dice: Vamos al parque??? Pffff, de verdad, prefiero saltar a la pata coja durante una hora que hacer eso. Pero no, la peque quiere parque y para lo poco que va, pues siempre cedo. Pero siempre tengo ese miedo o ese no sé qué, en el que pienso: y ahora a ver que me encuentro. Soy de esas madres que pasan de todo, no pierden de vista a su peque y mientras ella esté bien no pasa nada, pero no entablo conversación con otros adultos de mi alrededor si no es absolutamente necesario. Dejo que ella campe a sus anchas. Que corra, salte, juegue con la arena y mil cosas más, pero siempre sin molestar, sin pegar y sobre todo, respetando (últimamente en casa estamos hablando mucho del respeto... ¿por qué será?)

Pues como os contaba, mi medio limón fue al cole a las 17.00 y allí se encontró con otros padres. Me mandó fotos y mensajes de la peque, diciendo que todo iba bien y que se estaba poniendo como el kiko con todo lo que habían traído para merendar ese día las madres del AMPA. Por cierto, muchas gracias por traer dulces caseros y no todo comprado industrialmente, eso siempre se agradece.

Así que mi medio limón empezó a hacer migas con otros padres que ya conocemos del años pasado y de otros nuevos que se encontraban como un pulpo en un garaje. Pero aunque estaba con los adultos hablando mientras los enanos jugaban en el patio con la arena y el tobogán (que sí, que tienen hasta un pequeño tobogán con escaleras, en uno de los lados de ese maravilloso patio del sol), no le quitaba ojo a la peque.

Somos de los que no quitamos ojo, pero que tampoco vamos corriendo a la primera de cambio. Pensamos que hay momentos en los que ella tiene que saber desenvolverse y no necesita de nuestra ayuda constante. Pero eso sí, si llora o nos llama, somos raudos y veloces como una liebre para que sepa que estamos ahí con ella.

De pronto, mi medio limón vio una de esas situaciones. La peque estaba jugando con la arena, junto a otros niños y una de las niñas le tiró arena a Carlota. Como esta experiencia ya la habíamos pasado, con lloros y rabieta de por medio, ya sabía como tenía que actuar, y actuó como una niña de tres años. ¿Me tiras arena? Pues yo también! Y así fue, mi hija, ni corta ni perezosa, cogió un puñado de arena y se la tiró a dicha niña. En 10 segundos la madre de esa niña se puso a INCREPAR A MI HIJA. Empezó a recriminarle el porqué le había tirado arena a su hija, que eso no se hacía y que pidiera perdón. ¿¡Perdón!? Tú quién eres para hacer eso????

Mi medio limón lo vio todo y tampoco tardó mucho en decírselo. Primero le dijo que no se dirijiera a nuestra hija, ni de esa, ni de ninguna manera. Que lo que tenía que haber hecho era ir a su padre y decirle que no le había gustado la actitud de nuestra hija, a lo que él habría respondido que su hija era la que había tirado arena a la nuestra y ella solo se defendió haciendo lo mismo. Después de eso, mi medio limón que no se amedrenta con nada, le dijo que no volviera hacer eso, ni a su hija ni a ningún niño y que en lo que quedaba de tarde que no se acercara a nuestra hija.

Según me contó después de eso, la madre agachó la cabeza y se fue, pero él tenía un cabreo máximo por lo que había pasado. A nosotros, nunca, NUNCA, se nos ha ocurrido ir a un niño a decirle nada si se portaba mal con nuestra hija. Al contrario, hemos ido a los padres y se lo hemos dicho, que ellos hagan o no algo, es otra cosa, pero no a los niños. Ellos son inocentes, y en este caso, mi hija lo que hizo fue defenderse. Podreis imaginar lo que le pasó a nuestra peque al ver que esa mujer le decía esas cosas, verdad??? Se puso a llorar, luego no quería ir a jugar. Mi marido tuvo que irse un momento con ella a un rincón a calmarla. Pero no llegó a más y terminó jugando con sus amigos. La mujer se pasó lo que quedaba de tarde mirando a mi marido con cara de vergüenza y es que es lo mínimo.

Cuando pasó todo esto, ninguna de las profesoras estaba cerca, pero la profe de nuestra peque al ver a mi marido, le preguntó que le pasaba, por supuesto, le explicó los hechos y la respuesta de ella fue: que sentía no haberlo visto, que no hubiera permitido que hiciera eso esa madre, por eso muchas veces, cuando los niños se pelean o hay alguna cosa entre ellos, suelen hablar con los padres, pero nunca acusan a ningún niño delante de otro padre, porque si no, se lía las de Dios. Y es que me lo creo.

Dicho todo esto, me sentí mal por no estar cuando ella me necesitó. Por la noche, ella misma me explicó lo ocurrido y me dijo que se sintió muy mal porque aquella señora le dijera esas cosas, pero que papá estuvo cerca y pudo seguir jugando con sus amigos. ¿De verdad te sientes tan poderosa recriminando a una niña de tres años?

¿Y a vosotros? ¿Os ha pasado algo parecido?

miércoles, 27 de septiembre de 2017

5 CONSEJOS PARA PORTEAR A LA ESPALDA

Nosotros, como familia porteadora, casi desde el primer día, llevamos ya un tiempo con el cambio a la espalda.

Al principio la peque estaba algo reticente al cambio. Ella siempre había ido delante con su amada teti y de pronto un día le dije: ¿quieres cambiar? Pero me dijo que no. No quise insistirle y al final lo conseguimos dejando su tiempo para el cambio y también viendo a otros niños de su edad yendo a la espalda y lo divertido que era ir detrás y no delante. Gracias a nuestra mochila Boba 4G no hemos tenido ningún problema. 

Con el destete parcial que llevamos practicando un tiempo a mi me va genial que vaya a la espalda. Lo primero porque ya pesa 14kilos y se nota si va delante y también porque ella puede ir viendo todo, preguntando que ve, y que pasa a su alrededor.


Elegir el portabebé que nos vaya mejor: hay muchos porteadores y muchos portabebés. Yo, por ejemplo, tenía claro que quería probar todos los que pudiera, y a la vista está que muchos me gustaron, pues he porteado con fular, mid-tai y mochila. No le hago ascos a nada 😂😂😂. Pero en cambio mi marido cuando porteó, solo lo hizo con mochila. Él no se veía cómodo llevando a la peque en un trozo de tela, como me decía. Así que no tengáis miedo de probar. Lo mejor es ir a una tienda especializada de porteo ergonómico y allí las personas que trabajan podrán ayudarte con tu elección. Incluso hay cursos donde te enseñarán todo tipo de porteos y podréis probarlo. En Barcelona tenemos sitios como Kangura o Aúpali.

Tener experiencia en el porteo: No es del todo necesario, pero se cuenta, se rumorea, se recomienda, que es mejor haber porteado primero delante o en cadera. Pues eso te dará mayor seguridad a la hora de pasar al peque detrás. Puede parecer una tontería, pero yo me alegro de haber porteado primero delante, cuando era un bebé, pues eso no sólo me ha dado confianza, si no que ya tengo por seguro algunas cosas que damos por hechas, como los consejos de a continuación. 
Estar los dos preparados para el cambio: Esto es esencial, porque si uno de los dos no está preparado para el cambio, habrá drama. Seguro. Nos lo podemos ahorrar si seguimos nuestro instinto y no corremos a hacer el cambio porque alguien nos ha dicho que es mejor. Nosotras lo hicimos así.  Esperé a que ella se viera segura y me lo pidiera. Sí, antes se lo dije yo, pero su respuesta fue rotunda, no quiero mami. Ok, pues esperamos y sí, después de unas semanas y ver a otros niños en esa posición me dijo, mami en la espalda, y desde entonces. 

Calcular los espacios: si habéis porteado delante, sabéis lo importante que es este punto. Porque si no calculabas tu peso extra delante o el bulto que hacía podía llevarse un golpe os podiais caer o algo peor. Ahora en la espalda, el peso va atrás, tu postura tiene que ser diferente y no olvidar que va detrás, si no puede que se coma alguna puerta  (sí, la segunda vez de portear a la espalda, se comió una puerta por no abrirla suficiente. 
Siestas time: cuando es pequeño y lo llevamos delante, sabemos el momento exacto en que se queda dormido y podemos actuar en consecuencia. En la espalda es otro cantar. Yo normalmente lo noto, por el peso muerto de la peque cuando duerme, pero también me ayudo cuando paso por delante de algún espejo o escaparate. Tenemos que recordar lo importante que es sujetarle la cabeza para que no vaya de un sitio a otroN ni se haga daño en algún momento. Recuerdo un día, un papá que posteaba a la espalda, no se había dado cuenta de que el pequeño se había dormido y llevaba la cabeza totalmente al aire, dando tumbos. Me acerqué a él y se lo comenté, además de ayudarle a ponerle la capucha de su mochila porteadora, porque todo sabemos lo incómodo que puede ser.

Y hasta aquí algunos consejos. Si piensas portear a la espalda, esto podrá ayudarte y cualquier duda que tengas no dudes en preguntar a personas especializadas, porque siempre pueden darte la mejor solución. 

¿Y vosotros? ¿porteais en la espalda? Explicarme vuestra experiencia. 

miércoles, 20 de septiembre de 2017

NUESTRA ENTRADA EN EL COLE DE LOS GRANDES

He querido esperar una semana para hablaros del principio en el cole de los grandes de la peque.

Han sido unos dias de cambios para la peque y no he podido estar con ella todo lo que me hubiera gustado. Más que nada, porque esta #malamadre no tiene un trabajo con horario conciliador. ¡Viva la no conciliación que vivimos much@s de nosotros!

Esta primera semana ha sido algo dura en los momentos de dejarla en el cole. Mi medio limón con una paciencia infinita se quedaba con ella el tiempo necesario, explicándole que en unas horas iríamos a buscarla. Porque una cosa buena que tiene y me tranquilizó es que los padres los dejamos y recogemos en clase. Digo que me deja más tranquila porque, por ejemplo Carlota con mucha gente se agobia muchísimo y eso hace que el cambio lo lleve peor. Tener a papá durante unos minutos con ella la tranquiliza y hace que sea más llevadero el momento de dejarla. Además la profe siempre va hasta donde se encuentren y le pregunta si quiere que papi se vaya para empezar a jugar y aunque el primer día preguntó si papá se podía quedar a jugar, a partir del siguiente ya decía que sí. Aunque algún puchero salía de su boquita. En el momento en que se iba, las profesoras se quedaban con ellas y aunque lloraba un poco, ellas con paciencia y sabiduría la calmaban. Después pasaba un buen día. Jugando con sus amigos (lo bueno de ir al mismo centro que en la guardería es que ya conoce a la mayoría de los niños de la clase), comiendo y durmiendo la siesta.

Cada día el mismo ritual y poco a poco ha ido viendo que no pasaba nada porque mami o papi no estuvieran con ella.
Sinceramente, conociendo a mi hija, sé que lo que peor ha llevado ha sido el cambio de las profesoras. Hemos tenido mucha suerte.
Recuerdo que el año pasado cuando conocí a la profesora de la escoleta, fue amor a primera vista. Tanto fue así, que siempre seguí sus consejos, ya no solo por ser la profesora de la peque, si no también como madre que ha pasado por algunos momentos como los nuestros.

Cuando conocí a las profesoras que iba a tener este año, me volvió a pasar. Conocerlas, hablar con ellas y saber que son grandes profesionales. ¡me encantaron! Y encima que me dijeran que tenemos a las mejores profes del curso, pues como que más. Pero como digo, Carlota no lo ha llevado del todo bien. Si yo estaba enamorada de su profe anterior, ella sentía verdadera devoción y es que días antes de empezar el cole me decía que tenía taaaantas ganas de volver a verla.
Su padre y yo le explicábamos la verdad. Que Olga estaría en el cole, pero no en su clase. Que estaría con los nenes más pequeños y que ella ya era grande y tendría otras profes que jugarían con ella. Pero nada, el primer día, al no verla fue un verdadero drama y no poder estar con ella en ese momento tan duro, me supo muy mal.

Como digo, después de unos días iba mucho mejor y el viernes, por la mañana, además le di la gran noticia. Yo iría al cole a buscarla. Ese día, su padre me dijo que no había llorado y lo primero que dijo al entrar en clase es que mami iría a buscarla. Menuda fiesta montamos al vernos.

Unos dias después de empezar las clases, una de las profes estuvo hablando con mi medio limón. Le contó, que ellas también se habían enamorado de la peque. Que era una niña sensible y tan amable y siempre pidiendo por favor, dando las gracias y si hacía algo mal, pedía perdón sin problema. Me sentí tan sumamente orgullosa con aquellas palabras...

En el cole de la enana podíamos hacer una entrada poco a poco. Llevarla una mañana, hasta la hora de comer, que se quedara a comer y recogerla o, como hicimos nosotros: a boca jarro. Desde el primer día, todo el horario completo y parece que es lo que ha imperado en el cole. Conozco lo suficiente a mi hija para saber que si lo hacemos escalonadamente sería peor al final. Porque con lo poco que tolera ciertos tipos de cambios, si encima de una semana a otra se encuentra otro cambio, como que no. Así que decidimos todo el día y no me arrepiento, porque al final, sabemos que ha sido mejor para ella, aunque me hubiera gustado estar allí con ella algún día. Aunque mi medio limón siempre me decía: Cari, tu te hubieras hecho polvo al entrar al ver a los niños con sus mamás, llorando. Algunos, verdaderos dramas.

Llegó el fin de semana y ella la mar de feliz, porque hemos estado 48 horas juntas sin separarnos en ningún momento. Pero el domingo por la tarde el drama llamó a nuestra puerta. Al levantarse de la siesta, nos dijo: mami, no quiero ir al cole.
Como digo, nosotros no le mentimos. Así que me senté con ella y le conté que igual que mami tenía que ir a trabajar, ella tenía que ir al cole. Al principio se quejaba, pero luego cambio de actitud. Y me dijo, vale, voy al cole, pero luego cuando llegues jugamos juntas???

Aixxx, pues claro!!! Le dije que podríamos ir a dar un paseo. Podríamos jugar en casa con sus muñecos y que le daría muchos abrazos y besitos. Eso nunca falta y es que de un tiempo a esta parte he notado muchos cambios en ella. Mi bebé se ha ido y tengo una pequeña mujercita de armas tomar, que no lleva bien los cambios, pero poco a poco los supera. Sin prisa, pero sin pausa, como siempre digo y es que es una niña constante.

El martes empezó con su primera extraescolar. No sé si estaba más nerviosa yo o la peque y es que otra cosa que me enamora del cole donde va es la oferta musical. No es un cole con las típicas extraescolares, solo de deporte, que las tiene. Si no que también tienen una gran oferta de música, danza, teatro musical. Como digo: IN LOVE TOTAL!!! 

Este año son juegos musicales, por supuesto no la vamos a apuntar si a ella no le gusta, pero como ya tiene instrumentos en casa y siempre trastea con ellos, pensamos que sería una buena extraescolar, hacer algo diferente en el cole, con algunos de sus amiguitos y a final de curso, enseñarnos lo que ha aprendido. 

Los comienzos son difíciles y ella los cambios, dependiendo de cuáles, no los lleva del todo bien. Por suerte, se ha ido adaptando y estos días, aunque solloza cuando el papi se va, se queda algo más tranquila. Incluso el lunes tuvo un gran día, porque había lentejas y pollo para comer. En el cole se quedaron a cuadros, pues la primera semana comió algo mal. No me gusta esto, esto tampoco y ellas, siendo el principio no querían obligar y les dejaban un poco. Pero cuando vio que había lentejas saltó de la alegría, incluso pidió más. jajajaja. Se cree que es como en casa.

Y como lo hizo tan bien y estaba tan contenta, papi y mami le prepararon la cena sorpresa. Su plato favorito: SOPA!!!! con caldo casero 100%, que un día traeré, porque estas cosas de siempre no tenemos que perderlas.

¿Os explico algo genial? Ayer martes hizo su primera extraescolar y salió encantada. Tanto es así  que cuando el papi fue a buscarla no quería marcharse. Parece que hemos dado en el clavo con la clase de juegos musicales y es que la conocemos lo suficiente como para saber que iba a ser todo un acierto apuntarla.

¿Cómo les ha ido a vuestros peques? ¿Hacen adaptación o a bocajarro como nosotros?

miércoles, 6 de septiembre de 2017

LO BUENO DE TENER UN PUEBLO. NUESTRAS VACACIONES 2017

Este año las necesitaba, era algo que llevaba soñando desde hace tiempo y es que con todo lo que nos ha estado ocurriendo estos meses, sinceramente, necesitaba desconectar un poco de todo y relajarme, con mi medio limón y con mi peque, que los echo de menos cuando no estoy con ellos.

Por suerte, en la nueva empresa, empezamos horario intensivo a finales de junio y como era la primera vez que tenía un horario así, os podréis imaginar que estaba (y estoy) loca de contenta, porque eso de salir cada día a las 15.00 es todo un lujo. Tener toda la tarde para mi y la peque. Otra cosa buena de este sitio es que por primera vez, no tienen que sustituirme, no he tenido que dejar a nadie en mi sitio durante mi ausencia, no he tenido que enseñar a nadie y he podido irme tranquila porque todos los temas pendientes los había cerrado, aunque el último día fue de locura.

El mismo día que acabé en la oficina, tuve que salir corriendo, a lo correcaminos para llegar a casa, terminar de empaquetar, comer algo y marcharnos al tren, porque sí, ese mismo día nos marchamos de la ciudad para poner rumbo a nuestro destino. Dejábamos el bochorno, el calor que te deja chafado, el asfalto y los edifcios altos, para irnos a donde todo lo que te rodea es verde. La temperatura perfecta de verano, pero durante la noche hay que taparse a veces y es que estas pequeñas cosas se agradecen.

Os diré que siempre vamos en tren. Nos gusta ir en tren, porque lo cogemos a las 20.20 y llegamos allí a las 07.30 del día siguiente. Cogemos camarote para los tres. La peque y yo compartimos litera. Tenemos nuestro baño propio y digo baño, no aseo, pues tienes hasta ducha. Toda una gozada. Una pequeña tele donde suelen tener siempre película de dibujos (para ir teníamos Trolls) y luego pelis para los papis. Nos llevamos la cena desde casa, porque aunque hay restaurante, nosotros viajamos muy low cost. Vamos en camarote por la peque, si no, hacíamos el viaje en butaca gran confort, durmiendo con otras 20 personas más. Pero ahí sí que no meto a la peque, que por cierto durmió como un tronco y sin problema. Parece que el dormir en cualquier lado, siempre que sea con mami o papi ha salido a mi, porque yo también eché alguna cabezadita, lo que no se puede decir de medio limón.

Pero daba igual!! Estábamos de vacaciones. Los tres juntos. Lo echaba de menos. Y es que necesitábamos salir de la ciudad. Sabíamos que al volver tendríamos los problemas esperando, pero nos prometimos dejarlos a un lado y disfrutar las dos semanas que nos íbamos al norte a ver a la familia. Y es que no hay nada como tener un pueblo.

Sinceramente, si no fuera porque tengo la suerte de tener dos pueblos (el de mi madre y el de mi padre) para poder veranear, este año nos tendríamos que haber quedado en casa, literalmente, porque ya sabéis cual es nuestra situación y no podíamos gastar ni un euro. 

Llegar allí y sentirte como en casa no tiene precio. Mis padres nos esperaban ansiosos en la estación, pues llevaban una semana sin ver a su nieta. Sí, no nos esperaban a nosotros, eso lo tenemos claro desde que la peque llegó al mundo. Nos fuimos a desayunar y la peque ya cogió a su abuelo por banda y le dijo: vamos a jugar, vamos a correr, vamos a saltar, vamos a ver los patos, vamos, vamos, vamos. Y es que a la hora de juego y diversión no hay nadie mejor que el abuelo.

Después de un rato de juego y diversión tocaba coger el coche. Esta es la parte negativa. No estamos acostumbrados a tener que coger mucho el coche y allí lo necesitas para moverte casi a cualquier lado. 
Como he dicho antes, este año aprovechamos dos semanas. La peque, el año pasado, se lo pasó tan bien, que pensamos que una semana era muy poco. Así que dos semanas con todas sus consecuencias. Y digo esto, porque sí, son dos semanas de desconexión, de naturaleza, de paseos, de ir al bar a ver a la gente y tomarte una cerveza, el ver divertirse a la peque, el ver su cara cuando ve animales que no ve en todo el año, si no es por la tele, y mil cosas más. Pero también es estar 24 horas al día con la familia. Y sí, son mis padres y los quiero mucho. Son los abuelos de la peque y la adoran como si no hubiese nada más en el mundo. Pero todos tenemos nuestra rutina, nuestro día a día, nuestras costumbres y porque no decirlo, NUESTRAS MANÍAS. Y yo la que más, claro que sí. 

Así que pasar, 7 días, codo con codo con mis padres, nos llevó a momentos de tensión, a momentos de risa, a momentos de dramas y es que mi madre y yo somos muy dramáticas cuando nos enfadamos y quien diga lo contrario miente. 

Para mi, este es el único contra de las vacaciones. Este y que parece que nos miró un tuerto. Porque yo no llevo el coche, así que me toca ir detrás a cual sardina enlatada con la silla de la peque y mi madre, en un viaje de una hora y media aproximadamente, para ir de pueblo a pueblo, pero este año no. Este año mi padre decidió que no quería conducir y que ya era hora de que me quitara ese "miedo" a conducir por carreteras comarcales, con curvas, camiones, subidas, bajadas, locos al volante,... Así que se cortó la mano. Madre mía, que susto al verlo. Y es que eso le pasa por trabajar en vacaciones, como le dijo el traumatólogo al verlo. Y lo peor es cortarse de esa manera limpiando una huerta que ni siquiera es suya, porque la gente no viene a limpiarlas, y tocan las casas ajenas (en otro post os diré porqué es importante que estas cosas se hagan. Este verano hemos tenido una dosis de realidad muy dura). 

La parte positiva. El resto. Sobre todo, como he dicho antes, poder ver a la peque disfrutar las 24 horas del día. Ver a esos familiares que nos ves en todo el año. Como por ejemplo mi abuela materna, la única que me queda. Disfrutar viendo como le cantaba la cucaracha y mi abuela se reía y rejuvenecía por momentos. Os digo que siempre que iba la peque a verla, se le pasaban todos los males de golpe!! jajaja.

Tengo un video medio preparado con fotos para que veais lo bonito que es, pero mientras tanto os pondré alguna. Y es que es un lugar mágico. De verdad. También estoy preparando otro donde os hablo de las ventajas y desventajas de viajar con la familia y es que este tiene mucha miga!!! jajajaja.

Ah!! y se me olvidaba hablar de una parte importante. Otra cosa buena que tiene el pueblo: LA COMIDA!!! Madre mía, allí no hay mesura. Todo es a lo grande. Los grandes chefs con mini platos no tienen cabida en este mundo. Os lo digo yo. Me puse las botas (lo negativo son los dos kilos que me engordé y menos mal que solo fueron dos. Uno por semana). Y es que todo está tremendamente bueno. Lo bueno de tener lechugas, tomates, cebollas, ... recogido del huerto en el momento antes de preparar la comida. Con sabor, textura, olor a verdura. Aixxx, luego pasa lo que pasa. Que llego a Barcelona y no hay tu tía que coma verdura y menos ensalada.
Otra cosa buena, el pan. El dichoso pan. Pan recién hecho que vas a buscar a la casa del panadero. Pan con miga, miga densa, miga buena, miga que tienes que pasar por el plato de la ensalada para rebañar lo que queda. Y es que... que rico todo.
Y la empanada? La carne? El caldo? Esto último por lo que me dicen, que yo no lo como. No es que me guste especialmente el caldo, pero oye. El resto me lo zampo sin pensar. El jamón de casa, los chorizos, el pollo de corral hecho con salsita. Madre mía. Las costillas. Y es que podría seguir así horas. Así que mejor os dejo una foto del pulpo. Porque sí, ir a Galicia y no comer pulpo a feira es un delito y más cuando nosotros fuimos expreso a la feria del pueblo para eso. Comer pulpo, mi padre y yo y mi medio limón darle al pan con aceite.

 

Después de una semana en Trabazos, el pueblo de mi madre. Donde tenemos una casa para nosotros 5 y donde medio pueblo es familia de otro medio, pusimos rumbo a Prada. El pueblo de mi padre y es que es como vivir en dos mundos diferentes.

Trabazos es el lugar idóneo si necesitas desconectar, descansar, tanto del mundo 2.0 como de tu realidad. Vives en una burbuja. Te traen casi todo. El panadero viene cada día con su furgoneta. El pescadero, incluso recuerdo que de pequeña, una vez al mes venía el del menaje de cocina y varios. Ese día las mujeres del pueblo se ponían todas a hacer cola incluso antes de que llegara. Sí, sí, a lo modo rebajas del Corte Inglés, el primer día en la puerta.

En cambio Prada, tiene lo mismo, pero son dos pueblos diferentes. Y los llamo pueblos, pero en realidad son aldeas, porque no solo están las casas. En Trabazos tenemos un bar que abre de 7 de la tarde a 9 o 9.30 y lo tenemos en la antigua escuela. En Prada, la cantina, está cerrada desde hace años. Si quieres tomarte una cerveza, coge el coche o camina unos cuantos kilómetros. Así que sí, para desconectar es el paraíso. La vida ahí es de otra manera. Tiene un ritmo completamente diferente. Es mucho más slow. Con deciros que una tarde pedimos la cena en un bar de un pueblo cercano, nos trajeron la bebida y entre pinto y valdemoro pasaron 45 minutos cuando nos trajeron la cena y eran bocadillos, hamburguesas, patatas y poco más. Sí éramos 12 con los críos, pero eso no quita que si hubiese ocurrido en Barcelona hubiésemos puesto el grito en el cielo. En cambio mis primas me dijeron, pues han tardado poco. Y mi cara de WTF???!!! no me la quitaron en toda la noche.


Lo único malo de este año ha sido no poder dormir en casa de los abuelos. Somos muchos, no sé si alguna vez os lo he dicho, pero mi padre son 11 hermanos y en verano, aunque sería precioso poder reunirnos TODOS, es casi imposible, pero los que vivimos fuera, siempre tienen su casa abierta y su habitación preparada. Los jóvenes, en cambio no tenemos esa suerte, y no es la primera vez que me toca ser una peonza y pasar de habitación en habitación. Porque aunque mi padre se canse de decir, que el primero que llega escoge la habitación que quiere, es mentira. Ahí las habitaciones tienen nombre, os lo digo yo. Y este año teníamos menos habitaciones por no poder entrar en una de las casas, por miedo que la pared de la casa colindante se viniera abajo. Así que, este año, sí o sí, nos tocó dormir fuera. Por suerte siempre existe la opción de los hostales en O Barco y fue nuestra opción. Bueno, bonito, barato. Lo que podíamos pagar y nos sentó de maravilla poder desconectar, también, de la familia, aunque fuera para la hora de dormir y el desayuno. Poder estar los tres solos de vez en cuando también era algo que necesitábamos. 

Este año ha sido un verano extraño, porque además, sufrimos la pérdida, pocos meses antes, de la matriarca de la familia. Mi abuela paterna nos decía adiós el primer fin de semana de mayo. Y allí estuvieron sus 11 hijos, reunidos. 

En fin... el verano, otra cosa buena que tiene son las fiestas de los pueblos y las orquestas. Bailar, beber un copita, pasarlo bien con la gente que te rodea. Pero este año no pudimos hacerlo. El luto se lleva muy adentro y por eso decidimos que lo mejor era seguir los pasos de los mayores y este año, nada de fiestas. Y cuando digo nada, es nada de nada. Mis padres les encanta bailar, han ido a clases de bailes de salón y ellos son los que me metieron el gusanito del baile dentro. Pero este año no fuimos a la plaza a darle al pasodoble, no salimos en la verbena para preparar la queimada. Es extraño, pero era lo que se tenía que hacer, porque sinceramente. ¿Cómo le explicas a una niña de 3 años que oye la música y quiere bailar con sus abuelos, que los abuelos no pueden bailar porque están de luto? Ella sabe que la bisabuela se fue a las estrellas, donde nos protege y nos cuida. Pero de ahí a que los abuelos no puedan divertirse con ella hay un abismo. Así que este verano, los jóvenes, para que esto no nos pasara decidimos hacer mutis por el fondo y los que estábamos allí marcharnos a cenar a algún otro pueblo cercano, donde los niños pudieran estar juntos y jugaran.

Lo bueno de tener un pueblo es eso. Poder ver a tus amigos y/o familiares, que no has visto en todo el verano. Poder disfrutar del campo, de los animales, de todo lo que te rodea. De poder tomar un respiro de la ciudad. De poder gritar al viento. Salir a pasear a cualquier hora. Dejar a la peque campar a sus anchas y mil millones de cosas más.