viernes, 27 de noviembre de 2015

#DIABETESOBESIDAD #BLOGGERSCONLAMARATO MI HISTORIA

Pues aquí estoy. Por fin estamos a viernes y el fin de semana se presenta de lo más variado y divertido. Pero eso, ya os lo contaré el lunes.

Hoy vengo a contar mi historia personal con un problema que tuve cuando era pequeña y que he estado arrastrando durante mucho tiempo y con el que sigo luchando día a día. Mi problema con la comida.

Dos chicas de esta blogsfera maternal, Mischicosyyo y Mamistarsblog, hace unos días nos pidieron ayuda con un proyecto solidario. Ayudarlas con la donación de libros infantiles y/o también alguno de adultos. ¿Para qué? Para que el día 13 los expongan en un stand en la plaça de la Vila de Gràcia y la gente que quiera los cambiará por un donativo y así ayudar a la Marató de TV3 con el tema de la diabetes y la obesidad.

Yo ya tengo mis libros preparados para dárselos a estas dos chicas. Carlota tiene unos cuantos cuentos y como tendrá muchos más, queremos donar aquellos que creemos que pueden ayudar. Además, yo también dono un libro de mi estantería para quien lo quiera. 

 Pero como quiero ayudar de alguna otra manera, he pensado que podría explicar parte de mi historia. Como muchos sabréis he adelgazado 40 kilos. 40 kilos que sobraban y pesaban como una losa en mi espalda. Pero es que mi relación con la comida es extraña, diferente, mala.

Cuando era pequeña tuvieron que medicarme por un problema de desarrollo infantil (podría haber tenido el periodo a los 5 años). Pasé de ser una niña pequeña y canija a una niña de un volumen más considerable. Pasé de no querer comer nada a comerme hasta las lentejas, que no me gustan nada. Me quedaba en el comedor del colegio y cuando un compañero no quería comerse su comida, no había problema, me la daba a mi y así nos podíamos ir a jugar luego. 
En cuanto al deporte.... Nunca he sido buena deportista, no por estar gorda. Si no porque no me gusta. Y no soy nada constante.

Todas estas pequeñas cosas hicieron que pasara momentos difíciles. 
Cuando me tuvieron que cambiar de colegio, porque en el que estaba cerraba. Un nuevo futuro incierto se abrió paso ante mi. Eso no me gusta. No me gusta no saber qué pasará. Desde bien pequeña necesito controlarlo todo para no perder los nervios y cuando no puedo hacerlo, como.
Al cambiar de colegio intenté ir con la mejor sonrisa, la actitud positiva y sobre todo intenté perder la vergüenza (algo que no ayuda a hacer amigos). Pero es que pasé de una clase de 20 chicas y  10 chicos a ser 10 chicas y 20 chicos. Los cuales no me conocían, no sabían nada de mi y terminé siendo blanco de sus burlas. Puede que para aquellos niños todo eso no tuviese importancia. Se metieran conmigo llamándome vaca o cualquier apelativo sin pensar en el daño psicológico que hacían. Y lo hacían y mucho. Me encerré en mi mundo. No quería hablar con nadie. Mis padres trabajaban todo el día y no los veía, no podía hablar con ninguno de ellos, pues pensaba que me soltarían algo como: Eres débil y por eso se meten contigo. Pensé que no me entenderían y que ellos mismos sin pensarlo también me dirían algo que me hiriera en mi alma. Así que prefería callar y estar sola. 
Desde entonces, cuando me siento atacada, ataco e intento machacar. Llegué al instituto con mucha rabia contenida y un peso superior al que debía tener.
No quiero justificar lo que yo hacía. Porque realmente tenía y tengo un problema con la comida. Problema que pocas veces o ninguna he hablado con alguien. Creo que ni mi entorno más cercano sabe todo esto que estoy contando, pero creo que puede ser necesario para que alguien se pueda sentir identificado. 

Cuando esos niños del colegio se metían conmigo por estar gorda yo no ponía remedio. Pensé en dejar de comer? Sí. Pensé en vomitar cuando me atiborraba? También. Pero siempre he sido muy miedica con esas cosas y ya en mi familia había habido algún caso así y no quería pasar por lo mismo. 

En el instituto la gente era más pasota con los demás. Se hacían los grupos y pronto pasé a ser una marginada. A veces pienso, que yo misma hice que me pusieran en ese grupo. Pues hoy día una de mis mejores amigas es una de las que estaba en el grupo de los guays. Ese grupo, que sin yo pensarlo había vetado. Pensando que se meterían conmigo, que nadie merecería la pena. Por suerte la conocí a ella. A su verdadero yo. Y aunque nuestra relación pasó por momentos difíciles (incluso estar años sin hablarnos), el tiempo, la distancia y sobre todo la edad, han ayudado a que las dos maduremos y nos sintamos mejor, y sepamos cómo es la otra persona y veamos también que somos muy parecidas y que no es oro todo lo que reluce.

Mis padres tenían un bar-restaurante. Algo que tampoco ayudaba a mi alimentación. No a no comer bien. Que podía comer bien. Si no a las cantidades de comida. A los fritos. Los cocidos. La pasta. Y todo aquello que sabía que no iba bien para mi cuerpo, pero que dejaba que entrara. Cuando decían: estás gorda, pensaba. Pues sí. Lo estoy. Para qué mentir. Yo me lo busco. No paro de comer y como entraba en un bucle de pobrecita de mi. Seguía comiendo.

Cuando llegué a la universidad todo cambió. Y no es que dejara de comer. Seguía haciéndolo. Pero es que vivía sola. Mis padres no estaban y si ellos poco me controlaban, yo en Lleida y ellos en Barcelona, menos todavía. No sabía casi cocinar, así que tiraba de preparados, bocadillos y cosas así siempre que podía. Me engordé más. Pero seguí sin poner remedio.

Pasó un verano y una de mis grandes amigas volvió de ese verano cambiada. Ella también tenía unos kilos de más. Pero de pronto, estaba delgada. Lo había hecho. Lo había conseguido. Su secreto? El esfuerzo. El esfuerzo y a veces, para mi gusto, dejar de comer cosas esenciales. Porque durante un tiempo, solo le veíamos comer ensaladas. Pero también empezó a hacer deporte. Incluso consiguió que yo me apuntara con ella a un gimnasio. Me lo pasaba bien en la clase de steps!! jejejejeje. 

Pensé que si ella lo conseguía yo también podría. Y dejé que mi madre me aconsejara hacer alguna de esas miles de dietas que ella misma había hecho. Conocía a una chica que había perdido peso con las infiltraciones. Así que me dije: Venga!! A por ello.

Conseguí adelgazarme. Y mucho. Yo feliz como una perdiz. Ahora tenía un buen peso. Me veía bien. Me compré ropa y cada vez que me veía en el espejo pensaba: Lo he conseguido. Patri, no falles ahora.

Empecé a comer de todo. Bien, pero de todo. Eso hizo que cogiera unos pocos kilos. No me preocupé. Seguro que los bajaba en un plis y no pasaría nada. Pero qué pasa con muchas dietas? Que sí, adelgazas, pero después no hay un mantenimiento, no hay nada detrás y todo eso hace que el efecto rebote sea nefasto.

Al cabo de un tiempo, conocí a mi ex. Un chico que había adelgazado una infinidad de kilos y se había quedado bien delgadito. Me explicó su historia y pensé. Pero porqué ellos consiguen adelgazar y quedarse en el peso y yo consigo adelgazar y vuelvo a engordar? Lo veía comer y la verdad es que no se alimentaba del todo bien. Pero la cantidad era pequeña y supongo que eso era lo que le ayudaba a no engordar. Además en su trabajo se movía bastante así que hacía ejercicio.

Yo me dejé llevar. Me dejé llevar por la situación, por el momento y por lo que me rodeaba. Durante un tiempo, estuvimos juntos sin estarlo. Aquello me mataba. Mi moral estaba por los suelos. Así que cuando él trabajaba por la tarde-noche o se iba varios días a casa de su madre y me dejaba sola. Yo lo que hacía era comer. Preparaba cualquier cosa, me iba al super y compraba por impulso y luego todo entraba. Comía, comía y comía. No tenía fondo. 

Ya no me miraba al espejo. Me aburría. Comía. Lloraba porque me peleaba con él. Comía. Me sentía una fracasada porque el trabajo no era lo que yo esperaba. Comía. Iba de compras con alguna amiga y veía ropa que quería pero no había mi talla, llegaba a casa y me atiborraba y así siempre. Comer, comer, comer...

Un día sin más todo acabó. Y mis kilos de más y yo nos fuimos de allí para no volver. Según sé, me dejó por otra chica. En ese momento me hundí. Era normal que me dejara por otra. Seguro que estaba más delgada y era más guapa que yo. Seguro que no le daba asco mirarse al espejo. 

Durante un tiempo me machaqué . Me machaqué por todo lo que había pasado y por sentirme una fracasada al tener que volver a casa con mis padres. Tuve que salir de un pozo que parecía que no tenía fondo. Lo hice, lo hice poco a poco. Todo gracias a mis amigos, a mi familia y a todos aquellos que estuvieron a mi lado.

Llegó el momento de conocer a mi marido. Había adelgazado un poquito. Pero seguía estando gorda. No pensé que yo le gustara, pero así fue. Supongo que él no miró mis medidas exteriores, si no que midió mi corazón, mi cerebro y todo aquello que realmente merece la pena. 

Durante un tiempo he seguido con rutinas nada buenas para mi. Y él, me lo decía, pero yo seguía con una relación nada buena con la comida. Reconozco que tampoco me ayuda que él no coma nada de verdura, ni pescado ni fruta. Pero no es una excusa para no hacer lo correcto con mi cuerpo.

Me quedé embarazada y desde el momento que supe que lo estaba algo dentro de mi cambió. El médico me advirtió que mi peso no era nada bueno para el embarazo y que no me volviera loca comiendo. Ahora ya no solo pensaba en mi, tenía que pensar en la vida que empezaba a crecer dentro de mi. Tenía que cuidarme, y el hábito alimenticio debía cambiar. Porque además de tener problemas en el embarazo y en el parto, podría hacer que el bebé tuviese alguna enfermedad por culpa de mi mala alimentación. Me prohibí a mi misma comer ciertas cosas. Otras, las eliminé de la cena y de la comida entre semana y solo me dejaba el fin de semana y si me portaba bien durante la semana. Mis antojos, a veces, eran chuches. Regaliz sobre todo. Me permitía comer alguno, pero aunque me comería una bolsa entera, no lo hacía. Tenía que ser fuerte. Comía una o dos, para matar ese gusanillo pero luego las dejaba. 
Cuando iba al médico y me decía que estaba adelgazando, no me lo creía. Aquello funcionaba. Solo necesitaba comer bien, sano y variado. Y así lo hice durante todo el embarazo. Con lo cual cuando terminó. Había perdido casi 10 kilos. 

Y bueno, lo que pasó después ya lo sabéis pues os he hablado de mi proceso de transformación. He adelgazado. He perdido todos esos kilos. Estoy intentando no pasarme con la comida. Intentando comer bien. Intentando aprender a comer. Dicen que más vale tarde que nunca y no quiero que esos 40 kilos que se fueron vuelvan. No podría con ello. Es algo que me tiene aterrada. Y si sucumbo... Y si vuelvo a comer porquerías y me dejo llevar??? A mi me encanta la repostería, hacerla y comerla. Por eso, he estado buscando toda la información que he podido de postres ricos y saludables. Pequeños cambios que puedan hacer que si un día me apetece comerme un trozo de bizcocho, este sea lo más saludable posible. Y he encontrado historias realmente buenas y recetas qeu me van a ayudar a ese día a día. No solo de postres, si no en general.

Intento que mi relación con la comida sea buena. Intento que si tengo un problema no encerrarme. Habarlo con mi marido, mi madre, mis amigas, alguien que me escuche, me entienda y haga que me sienta mejor, y no tentada a ir corriendo a la nevera a comer cualquier cosa, desde un bocadillo de nocilla a un fuet entero. Da igual, la cuestión es comer algo y que la boca no pare de masticar. 

Sé que tengo un largo y duro camino por recorrer. Pero he dado unos cuantos pasos en la dirección correcta. Ahora estoy mirando de hacer ejercicio. No tenog dinero para un gimnasio y sé que es tirar el dinero. Me apuntaré, iré un par de veces y me dará pereza. Pero sé que puedo ser constante si me lo propongo, como he hecho con la comida, así que si no me gusta ir al gimnasio y no soy de correr, porqué no hacer ejercicio en casa como cuando iba a clases de baile? Sí, desde hacer zumba a ver vídeos de cardio, incluso de hablar con algún "personal trainer" para que  me ayude con los ejercicios de tonificación (porque eso de perder 40 kilos está genial, pero la piel se ha quedado fofa y sin forma).

Así que aquí me tenéis. Esta es mi historia con la comida. Esta soy yo. La chica que ha pasado de pesar 105 kilos a pesar 65. Y la que espera bajar esos cinco más y quedarse en su peso ideal. La que lucha día a día con la comida, con la tentación y sobre todo conmigo misma.

Cada día me miro al espejo, me sonrío y me digo: un nuevo día. Tienes una familia que te quiere. Tu marido está a tu lado en lo bueno y en lo malo. Tienes una hija preciosa que se merece todo lo que haces por ella. Tienes unos padres que han luchado por ti siempre. No debes fallarte ni a ti ni a los que te rodean. Tu puedes. Tu debes. Hazlo. Sé que puedes. Eres genial y te quiero por ello.

Sí. Una cosa que ayuda es quererse una misma. Una cosa que parece una tontería. Pero si tu no te quieres. ¿Quién lo hará? 
Yo desde aquí pido a todas aquellas personas que hayan pasado por esto, o lo estén pasando. Intentad que la comida no os domine. Dejad de haceros eso a vosotros mismos. Coger el toro por los cuernos y enfrentaros a vuestros miedos. Enfrentaros a todo aquello que creáis que debéis hacerlo. Ganad la batalla y si alguien necesita ayuda. Que la pida. 
Yo no me daba cuenta de cuanto la necesitaba hasta que mi marido me ayudó. Hasta que mis amigas estuvieron a mi lado apoyándome. Hasta que mi familia creyó en mi. 
Por todo ello: Papá, mamá, Cari, Carlota, Sandra, Anna, Joana: OS QUIERO y gracias por estar siempre a mi lado. Por creer en mi, por ser como sois y sobre todo, por saber que yo podría conseguirlo. 


18 comentarios:

  1. Enhorabuena!!! Me ha gustado mucho tu post, tu sinceridad y análisis, seguro que ayudas a muchas chicas que se encuentran en esa situación... Quererse a una misma, esa es la cuestión!! Un besazo

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    1. Muchísimas gracias!
      Espero que así sea, que pueda ayudar y que no se vean solas y puedan ver que lo importante, como dices es quererse a una misma, sea con los kilos que sea y si no te gustas, siempre hay algo que puedas hacer.
      Besos!

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  2. Ufff, menuda historia, me has emocionado y todo! Has pasado momentos muy duros, pero tu constancia y tu dedicación han dado su fruto y ya estás en tu peso ideal, aunque te quedes tal cuál estás. Me alegro que lo hayas conseguido, que te vaya bien la dieta y un poco de ejercicio nunca está de más, aunque con los peques ya se hace gimnasia, jajaja. besitos y enhorabuena!

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    1. Gracias por tus palabras.
      Jejeje, con los peques siempre hacemos más gimnasia. Pero nunca está de más hacer algo más. Ya que mi trabajo es estar sentada delante de un ordenador. :)
      Besos!

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  3. Ay patri!! Hay trozos del post que me han hecho llorar, a veces me he sentido así aunque por otros motivos!!! Esos 40 Kg de menos, Te admiro porque el esfuerzo es considerable!! Y cuandote pasan estas cosas ves lo importante que es el apoyo de los que están a tu alrededor que te quieren y te dan fuerzas. Desde aquí te mando muchos ánimos y muchos besos y sigue así porqué eres una valiente!!! Creo que la gente puede aprender mucho de ti!!!

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    1. Muchas gracias por tus palabras. Es un esfuerzo considerable. Pero mi salud estaba en juego y no podía jugármela. Siempre es importante rodearse de gente que te quiere y que aunque tengas tus defectos, siempre estén ahí. Apoyándote. Porque así, el miedo a decepcionarlos o el ánimos para que sigan orgullosos te hace ser lo suficientemente fuerte.
      Espero que la gente que lo lea, pueda sentirse mejor, reflejada con su historia. No estoy aquí para enseñar, si no para que vean que es posible. Con constancia y tenacidad.
      Besos

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  4. Es una entrada preciosa, Patricia !!
    Ojalá, ojalá, logres el objetivo más complicado (por experiencia propia): mantener el peso. Yo te veo fantástica y no perdería ni un kilo más pero bueno...Yo tengo que ponerme, el maldito efecto rebote que comentas es mi maldición y ahora tengo que volver a ponerme las pilas y perder unos 8 kilitos...pero pasadas las Navidades, jaja !
    Un beso !

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    1. Muchas gracias Maribel.
      Eso es lo que más miedo me da, mantenerme en el peso. Ahora casi conseguido mi objetivo, el pensar que puedo engordar solo por oler la comida, casi casi, me da pavor. Y encima las navidades a la vuelta de la esquina.
      Creo que el efecto rebote lo tenemos todas. Pero también pienso que la base es aprender a comer, ser más constante y comer más saludable. A lo mejor así conseguimos el verdadero objetivo. :)
      Besitos!

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  5. Eres mi ídola Patricia!!!! Te admiro mucho, mucho. Yo he engordado 9 kilos en muy poco tiempo, y muchas veces me siento como tú. COnsidero que como sano (en cuánto a lo que como), pero como mucho, y peco mucho con el goloseo. Ahora me está costando horrores ponerme en serio a bajar de peso, porque no me encuentro muy bien de ánimos. Pero justo este finde he tocado fondo. Después de mi último negativo, y de subirme a la báscula, he tocado fondo, y he dichoq ue de ahí no bajo. Asíq ue mañana empiezo la dieta, y si el trabajo me lo permite, a andar todos los días o a hacer bici elíptica. Necesito volver a ser yo, y como tú bien dices, a controlar la situación, porque por un tiempo he dejado que la situación me controle a mí. Gracias por compartir tu historia, porque viendo que es posible perder 40 kilos, eres el vivo ejemplo de que si se quiere se puede. Me alegro mucho por ti ;)

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    1. Aixxx mi niña! Muchas gracias por esas palabras que tanto me emocionan.
      Ese es el problema. La cantidad de comida, y el picoteo no ayudan nada. He aprendido a que es mejor servirte la comida en un plato de postre que en un plato normal.
      Muchas veces comemos por los ojos, así que cuanto más grande sea el plato, más lo llenas, pero realmente con un plato pequeño tienes de sobra.
      En cuanto al picoteo. Es mejor que si lo haces sea algo sano. Si te gusta el dulce, mejor que te cocines cosas tu misma. Hay postres realmente saludables que cambiando el azucar por stevia, la harina refinada, por una arina de arroz o de almendra, hará que no engordes ni la mitad. Y si te gusta la fruta, eso es lo mejor que puedes comer.
      Para no picotear, lo mejor y lo que siempre me han recomendado es: comer cada tres horas. Así tu estómago siempre trabaja. Pero nunca sin forzar.
      Besitos!

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  6. El camino ha sido largo y duro, en el colegio y en el instituto lo debiste pasar fatal, pero mírate, aquí estás, estupenda, feliz y con un marido y una hija maravillosos. Lo has conseguido Patri, enhorabuena. Un besazo!

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    1. Lo pasé realmente mal. Más en el cole que en el instituto. Lo que pasa que yo ya había puesto un escudo para que no me hicieran daño y a veces ese escudo fue mi maldición para realmente conocer a la gente que me rodeaba.
      Pues sí, tengo lo que siempre he querido, un marido que me quiere y una niña a la que adoro.
      Lo estoy consiguiendo y por eso no debo desfallecer.

      Mil gracias! :)
      Besos!

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  7. Una historia dura pero todo un ejemplo de superación. Yo también tuve un paso difícil por el instituto, así que te entiendo. Pero de todo aquello hay que intentar sacar algo positivo y es la fortaleza. Enhorabuena por haber encontrado tu camino y recorrerlo día a día junto a tu preciosa familia.
    Besos guapa!

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    1. Muchas gracias por tus palabras mamá puñetera. La verdad es que sí, todo esto es para sacar algo positivo y bueno, que es lo importante y esa fortaleza de las que todos me tildan es lo que más he sacado, aparte de esta familia tan maravillosa y de la gente que me rodea, que aún siendo pocos, puedo decir que son los mejores.
      BESOTES! :)

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  8. Que bonito lo que has explicado tu sigue asi que coner sano tiene muchos beneficios yo nubca tuce diabetes pero estando embarazada de mi primer peque me dio diabetes gestacional y al año se me quedo y con tanta fuerza que ahora soy diabetica de insulina, ahora estoy embarazada de mi segundo bebe despues de tres años y hago una dieta para mi y para mi bebe y el endocrino ni se lo cree lo bien que estoy y hasta me a bajado la insulina

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    1. Felicidades por esa gran noticia!
      La verdad es que cuidarse es primordial, no solo en el embarazo, pero ese fue mi punto de partida y estoy muy contenta.
      Vaya... mi cuñada también tuvo diabetes gestacional y tuvo que seguir una dieta muy estricta. Al final el peque se adelantó, pero es un toro bravo y estuvo fenomenal desde el primer día. Lo que no había escuchado nunca era que podría quedarse la diabetes para siempre. Pero veo que lo tienes todo controlado. Mil felicidades por todo, por controlarlo, por cuidarte y por ese pequeño que viene en camino! :)
      Saludos

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  9. Hola! No conocía tu blog y he entrado a través de Montse de Mis chicos y yo, donde también he participado en el proyecto bloggers con la maratón. Te agradezco enormemente tu sinceridad a la hora de expresar tu experiencia personal con los kilos, me siento totalmente identificada contigo..me ocurre lo mismo.. y no sé cómo atajar el problema..a veces como por ansiedad y no por necesidad,además de que el hipotiroidismo no me ayuda mucho. Pero leyendo tus palabras ,, me dá animos para empezar a creer en mi misma y a pedir ayuda que es lo más importante. Muchas gracias de verdad.. y aquí me tienes como seguidora. Un besito

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    1. Hola Noemí.
      Muchas gracias por tus palabras. Bienvenida a mi pequeño rincón.
      Es un verdadero problema el tener ese impulso y no poder parar. Comer por ansiedad es lo peor, porque además luego te sientes mal, ya no solo contigo misma si no mal fisicamente. Encima teniendo hipotirioidismo peor. A mi en estos momentos me están mirando. Tenía hiper durante el embarazo, creo que por eso adelgacé 10 kilos, pero es que ahora puede que se vaya hacia un hipo. Espero que no sea así.
      Tenemos que creer en nosotras mismas y sobre todo rodearnos de gente que nos apoya y nos quiere, porque es la única manera. Intenta hacer algo para no pensar en comer impulsivamente. Y antes de coger algo que pueda dañar tu salud, si tu cuerpo quiere comer, dale una zanahoria! jejejeje. Es sana y dulce. :)
      Besos y mil gracias por tus palabras

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